La sonda de la NASA ‘New Horizons’ explora Ultima Thule a más de 6.000 millones de kilómetros de la Tierra
Por: Nuño Domínguez/El País
La sonda espacial New Horizons ha sobrevolado con éxito Ultima Thule, el cuerpo celeste más lejano que se ha visitado nunca. Su encuentro con este objeto en las afueras del sistema solar se produjo al filo de la medianoche del 31 de diciembre. Unas horas después de la maniobra histórica, la nave envió sus primeras señales, que tardaron seis horas en recorrer a la velocidad de la luz los más de 6.600 millones de kilómetros que la separan de la Tierra. Finalmente el mensaje fue recibido por una antena de espacio profundo de la NASA en las afueras de Madrid pasadas las 16:30 de la tarde, hora española.
«La sonda está en perfectas condiciones. Acabamos de conseguir el sobrevuelo más lejano», ha dicho Alice Bowman, jefa de operaciones de la misión, entre aplausos y gritos de júbilo en el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins (EE UU), donde está el centro de control. Ahora comenzarán a llegar los datos científicos «para entender el origen de nuestro sistema solar», ha añadido.
Ultima Thule es un mundo en miniatura, el más lejano y el más antiguo que haya visitado una sonda espacial. Este alargado objeto descubierto en 2014 es uno de los miles de asteroides y hasta un billón de cometas que forman el cinturón de Kuiper.
La nave de la NASA —la más rápida jamás lanzada al espacio— ha pasado junto a Ultima a 18 kilómetros por segundo, un encuentro fugaz durante el que sus cámaras han intentado retratar los accidentes geográficos de este cuerpo desde una distancia de unos 2.000 kilómetros, tres veces más cerca de lo que pasó sobre Plutón obteniendo vistas espectaculares. Gracias a esta misión el planeta enano dejó de ser una pequeña bola borrosa observada por telescopios y pasó a ser un complejo mundo con glaciares, agua y compuestos orgánicos donde puede haber un océano bajo el hielo.
Las últimas imágenes disponibles, tomadas durante la aproximación a Ultima, muestran un cuerpo alargado, con forma de bolo, de «35 kilómetros de largo y 15 kilómetros de ancho», ha explicado Alan Stern, jefe científico de la misión, durante una rueda de prensa esta tarde. Stern ha explicado que aún no se sabe si se trata de un solo cuerpo con dos lóbulos o dos objetos separados. «Mañana conoceremos la respuesta», ha explicado Stern, ya que el equipo espera recibir las primeras imágenes del sobrevuelo esta noche, procesarlas y publicarlas mañana. La sonda tomó unas 900 imágenes de su encuentro y las enviará a la Tierra durante los próximos dos años, según ha explicado en un tuit Bowman, que es la primera mujer que ocupa el puesto de jefe de operaciones de una misión espacial en la Johns Hopkins. Las imágenes de mayor resolución llegarán en febrero.
Apenas unas horas después del sobrevuelo, New Horizons ya se encontraba a casi medio millón de kilómetros del pequeño mundo recién descubierto y se adentraba aún más en el cinturón de Kuiper, donde es posible que pueda visitar al menos un asteroide más en los próximos años.
Ultima Thule es una cápsula del tiempo. Está hecho de los materiales originales con los que comenzó a formarse el Sistema Solar hace más de 4.000 millones de años y apenas ha sido modificado desde entonces. Su estudio puede aclarar el origen de nuestro sistema estelar y esclarecer el papel que estos cuerpos del cinturón de Kuiper juegan al desviar cometas de sus trayectorias y hacen que se acerquen al núcleo del sistema solar, un proceso que pudo sembrar la vida en nuestro planeta por impactos de estos cuerpos, según explicó a este diario Adriana Ocampo, una de las responsables de la misión.
Unas horas antes, otra nave de la NASA, Osiris-Rex, también hizo historia al ponerse en órbita del asteroide Bennu, a unos 110 millones de kilómetros de nuestro planeta, según confirmó la NASA el 31 de diciembre. La sonda se ha convertido en la primera que orbita un objeto tan pequeño como este, de apenas 500 metros de diámetro. También será la que establezca la órbita más cercana a una altura de sobrevuelo de apenas un kilómetro y medio. Su objetivo final será posarse sobre la superficie, succionar una muestra de terreno y enviarla de vuelta a la Tierra en 2023. Este cuerpo es especialmente interesante porque tiene una pequeña probabilidad de chocar con la Tierra (0,037%).