Un siglo de guerras civiles: 20 millones de muertos y 67 millones de desplazados

Una mujer de Kosovo camina entre las ruinas de su ciudad, durante la guerra civil en la ex Yugoslavia.
Un libro de dos historiadores españoles detalla causas y consecuencias de los conflictos armados nacionales en busca de respuestas
Por FELIPE SAHAGÚN/El Mundo

¿Qué es una guerra civil y como se distingue de las demás? ¿Cuál es el origen del concepto? ¿Cuántas ha habido entre 1917 y 2017? ¿Cuántas desde la Segunda Guerra Mundial? ¿Cuántos combatientes y civiles han muerto en ellas? ¿Cuáles fueron sus causas y sus consecuencias? ¿Qué tienen en común y en qué se diferencian unas de otras?

En Comunidades rotas: Una historia global de las guerras civiles, 1917-2017 (Galaxia Gutenberg), dos historiadores -Javier Rodrigo, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador en ICREA Académia, y David Alegre, profesor de la Universidad de Girona- buscan respuestas en un recorrido por muchos de los conflictos armados más importantes del último siglo.

Nada fácil si partimos, como hacen los autores, de que la guerra civil es elusiva, siempre se resiste a ser nombrada y se aleja de una definición única y reconocida. Cada definición (y hay tantas casi como autores) es heredera de su tiempo y de su contexto, y todas «simplifican realidades de una complejidad y variabilidad extremas». Algo parecido sucede con su letalidad y sus causas.

Con 20 millones de muertos y 67 millones de desplazados, y en tanto que contexto para todo tipo de violencias de naturaleza política, étnica, cultural, religiosa o de otra índole, el primado de la guerra civil como la principal forma de conflicto armado en el mundo desde el final de la Segunda Guerra Mundial es indiscutible.

Ante objetivo tan ambicioso, tras casi veinte años trabajando en cuestiones relacionadas con la guerra civil, Rodrigo y Alegre concentran su esfuerzo en lo que mejor conocen: el ciclo bélico europeo entre la guerra civil española y la griega, el asiático durante la Guerra Fría y el yugoslavo de la posguerra fría.

A partir del concepto de «ciclos bélicos largos transnacionales» desarrollado en un libro anterior, buscan la regularidad y la irregularidad o discontinuidad, las recurrencias y las excepciones entre unas guerras y otras en un minucioso repaso de muchas de la principales fuentes secundarias sobre cada uno de esos conflictos y sus manifestaciones más destructivas: ocupaciones, limpiezas étnicas, violaciones masivas de derechos humanos… hasta genocidios.

«Somos conscientes de la infrarrepresentación de algunos casos importantes y hasta paradigmáticos», reconocen en la introducción. Algunos de los más llamativos de su ingente obra (735 páginas, 15 mapas, índice onomástico de 39 páginas, 43 películas de referencia y 44 páginas más de bibliografía) son la guerra de Colombia, la más letal y prolongada de Iberoamérica, las del Líbano y Yemen, que apenas se citan o meramente de pasada en referencia al problema actual de los refugiados, o el conflicto secular palestino-israelí.

«Con todo», añaden, «creemos que la mirada que trazamos sobre el fenómeno de la guerra civil rompe de manera abrupta con los convencionalismos historiográficos y narrativos sobre el asunto, y más con los propios de la historiografía española».

Sería un error, inevitable si el lector no se pone en la perspectiva del historiador, subrayar la ausencia de referencias obligadas en el estudio de la guerra, como el clásico chino Sun Tzu (citado una sola vez) o Clausewitz (ninguna), pero el estudio se habría enriquecido y equilibrado notablemente con las aportaciones de Collier y Hoeffler sobre (las 52 guerras civiles más importantes entre 1960 y 1999 en la edición de Foreign Policy de mayo-junio de 2003 se recoge un buen resumen) y de destacados internacionalistas como Michael T. Klare, Michael Walzer y Jean-Louis Dufour.

Rodrigo y Alegre suplen con creces esas y otras ausencias con una de las investigaciones más coherentes y completas realizadas hasta ahora en español sobre uno de los fenómenos más importantes para entender nuestro pasado, nuestro presente y los principales desafíos futuros.

Sobre las guerras civiles de Rusia, Finlandia, Irlanda, España, Italia, Grecia, Yugoslavia, China, Corea, Vietnam, Afganistán, Congo, Angola, Centroamérica, Eritrea, Etiopía, Somalia… hasta la Siria y Libia actuales se han escrito millones de libros y artículos.

Lo raro, difícil y admirable es un análisis sistemático y comparado, como el que se ofrece en Comunidades rotas, que, huyendo de apriorismos y estereotipos, ayuda a entender el nacimiento y la muerte de los actores nacionales e internacionales y las luchas intraestatales, revolución-contrarrevolución, fascismo-antifascismo, partisanos-resistentes contra el ocupante o invasor, vecino contra vecino, más letales del último siglo.

No ha habido régimen político -desde los antiguos imperios a los estados-nación y nuevos imperios actuales, pasando por las ciudades-Estado griegas y Roma- inmune a las guerras civiles ni ha habido dos guerras civiles iguales en su origen, sus causas, su evolución, letalidad y efectos a corto, medio y largo plazo.

De las 150 más importantes desde la Segunda Guerra Mundial no llegan a diez las que todavía siguen sin cerrarse, a pesar de que su duración, como ha demostrado el profesor Kristian Skrede Gledirsch, de la Universidad de Essex, cada vez es más corta: de 4.6 años (promedio) a 3.7 años desde 1991. Según el Instituto de Investigación sobre la Paz de Oslo, el fin de la Guerra Fría hizo que, en los 15 años siguientes a la caída del Muro de Berlín, terminaran más conflictos armados que en el medio siglo anterior.

Desgraciadamente la tendencia ha cambiado. El rearme y la guerra vuelven a estar en alza.

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