Por Denise Dresser/Opinión
Enrique Peña Nieto está ansioso. Luis Videgaray está preocupado. José Antonio Meade está inquieto. José Antonio González Anaya no puede dormir. Porque lo que ocurre en Chihuahua toca un nervio principal del sistema político. Pone presión sobre un punto medular, neurálgico. Al investigar y denunciar la triangulación de fondos federales provenientes de la Secretaría de Hacienda a elecciones del
PRI, Javier Corral corta con un bisturí el corazón de la corrupción. Expone cómo, cuándo, dónde y a través de quién los priistas han desviado dinero para perpetuarse en el poder. Exhibe el modus operandi de la manipulación electoral en México. En pocas palabras desuella al PRI.
Así de grave, así de importante, así de desestabilizador. Porque el arresto y el juicio de Alejandro Gutiérrez -operador de la triangulación financiera/electoral- no es un tema que atañe sólo a Chihuahua. Involucra otros estados, otros nombres, otras transacciones irregulares, otras operaciones ilegales. La investigación se expande y amenaza con llegar a los niveles más altos del gobierno de Peña Nieto, como lo expuso el reportaje de The New York Times, «El arresto de un aliado de Peña Nieto profundiza una investigación sobre corrupción». Involucra a Luis Videgaray. A Manlio Fabio Beltrones. A José Antonio Meade. Al actual secretario de Hacienda, quien tapa lo que le piden y presiona a quien le digan. A decenas de priistas que crearon contratos con compañías falsas y usaron el dinero enviado ahí para canalizarlo a la elección del Estado de México. Lo que ha hecho Javier Corral es tocar la espina dorsal del PRI, el manojo de nervios que mantiene al PRI de pie, expoliando, desviando, ocultando.
Ese PRI acostumbrado a doblegar a gobernadores a través del manejo discrecional del presupuesto. Ese PRI que usa a la Secretaría de Hacienda como instrumento de control político, sobre todo con mandatarios de oposición. Ese PRI ahora revelando hasta dónde está dispuesto a llegar para que nadie desmantele el pacto de impunidad que es su signo de identidad. Javier Corral abrió la caja de Pandora y ahora Peña Nieto y los suyos quieren cerrarla a zarpazos. La Secretaría de Hacienda tan hacendosa: entregando raudales de dinero a gobernadores afines, negándoselo a gobernadores inconvenientes. La Secretaría de Hacienda haciendo política pública mediante el revanchismo. Te portas bien, te doy recursos; te portas mal, te los quito. Te quedas callado sobre la corrupción, te abro la llave; la denuncias y te la cierro. Guardas silencio, aquí está dinero para tu estado; abres la boca y se lo cobro a los chihuahuenses. Mexicanos víctimas de un gobierno federal que ve a los estados como sitios para premiar o castigar, repartir recursos o llevar a cabo venganzas.
Por eso la campaña de desprestigio contra Corral. La cobertura mediática negativa, día tras día, tema tras tema. La minimización de los aciertos y la amplificación de los errores. El chantaje de la SHCP, condicionando fondos estatales a cambio de silencios sepulcrales. El aumento inducido en la violencia en Chihuahua, impulsado por quienes buscan que el gobernador fastidioso y su cruzada inédita contra la corrupción fracasen. La renuencia del gobierno de Peña Nieto a extraditar al ex gobernador de Chihuahua -César Duarte- de Estados Unidos, a pesar de las diez ocasiones en que Chihuahua ha exigido que lo haga. Duarte está en el centro de esta operación de defraudación. Sabe demasiado y de ahí la protección política que recibe. Mientras a Javier Corral se le denuesta a César Duarte se le deja en libertad. Para quien combate la corrupción, va el garrote; para quien la produjo, está la inmunidad.
¿Quiénes pagarán el precio del chantaje al gobernador incómodo? Los chihuahuenses, los mexicanos, usted, yo. Ciudadanos castigados por un priismo que condiciona la entrega de fondos etiquetados para la población. Que a cambio de recursos convenidos exige cerrar los ojos ante la corrupción. Que usa el pacto presupuestal como un instrumento de control discrecional. Que ha convertido a la Secretaría de Hacienda en una ventanilla para el desembolso de dinero con el cual se compran elecciones, corrompen gobernadores y ventilan vendettas. Lo ocurrido en Chihuahua trasciende al gobernador y a su estado; demuestra lo que pasa cuando alguien toca un nervio del dinosaurio priista.
El Prianosaurus Mex te aplasta.