Ocho menores en total descansan a salvo en el hospital provincial de Chiang Rai
Por Macarena Vidal Liy/El País
Segundo día y segundo éxito. Otros cuatro menores del grupo de 12 atrapados junto a su entrenador de fútbol en la cueva de Tham Luang, en el norte de Tailandia, descansaban este lunes a salvo en un hospital tras ser rescatados. Así, ya son ocho los evacuados. Este martes, ya con el plan engrasado y la experiencia de haberlo logrado dos veces, se intentará la tercera salida con ayuda de buzos.
En la segunda misión participaban los mismos 18 buzos —cinco tailandeses, trece de otras nacionalidades— que habían sacado sin incidentes a los cuatro primeros niños el domingo. Tras un descanso de 14 horas, las necesarias para depositar nuevas botellas de aire comprimido de repuesto a lo largo del camino de la cueva, la segunda misión se iniciaba a las 11.00 hora local (las 6.00 en la España peninsular).
“Hemos salvado a cuatro chicos más”, todos en buen estado de salud, decía eufórico el coordinador de los trabajos, Narongsak Osottanakorn. La misión fue aún más rápida que el primer día, cuando concluyó dos horas antes de lo previsto. Ayer solo fueron necesarias nueve horas. Tras el domingo, los participantes en la operación habían revisado qué había funcionado y qué se debía corregir. Como resultado, y con la práctica, esta vez el desarrollo fue “más fluido”, agregaba otro de los mandos de la operación, el comandante adjunto Chalongchai Yai Kham, en rueda de prensa.
Ayudó también el tiempo. El domingo hubo abundantes chubascos, lo que obligó a los equipos de apoyo a intentar taponar los huecos por los que se filtraba la lluvia para evitar que subieran los niveles de agua dentro de la cueva. Ayer, pese a los pronósticos de nuevas tormentas, brilló el sol durante todo el día.
El plan de rescate continúa siendo el mismo: cada niño va acompañado de dos buzos expertos, uno que le guía por delante y le lleva la botella de aire, y otro detrás por si surgen problemas. Unas cuerdas guía van marcando el camino a través de las galerías de la cueva. Buzos de apoyo están situados en puntos clave y ayudan en los últimos tramos, cuando puede pesar más el cansancio.
El plan probablemente se ajuste aún más en su tercera prueba, prevista para hoy, una vez hayan transcurrido de nuevo las horas necesarias —entre 10 y 20— para reponer las botellas de aire y descansar. “Espero que mañana [por hoy] haya buenas noticias”, apuntaba otro de los mandos. Ninguno de ellos, no obstante, quiso confirmar si hoy se intentará el rescate de los cinco jóvenes restantes o si la operación continuará al menos hasta mañana. “Depende del plan… Hemos diseñado el plan para cuatro [días], así que si quieren sacar a cinco habrá que cambiarlo”, apuntó Narongsak.
El primer ministro tailandés, el general Prayut Chan-Ocha, jefe de la junta militar que gobierna el país desde el golpe de 2014, acudió por la tarde a la cueva a supervisar los trabajos y dar su sello personal de aprobación a una operación de rescate que mantiene en vilo a toda Tailandia y al resto del mundo.
“Ha comentado que espera que se haya aprendido una lección… que esto no debe volver a suceder en suelo tailandés”, explicó Narongsak. Aunque los niños habían visitado en otras ocasiones la cueva, durante el monzón —de mayo a octubre— las lluvias la inundan y está prohibida la entrada.
Ninguno de los rescatados ha sido identificado públicamente, por respeto a las familias de los que aún permanecen atrapados. Los que ya se encuentran a salvo en el hospital provincial de la ciudad de Chiang Rai, tras haber sido evacuados en helicóptero o ambulancia, han quedado en cuarentena. Tras dos semanas enteras en la cueva, sus sistemas inmunológicos se encuentran muy debilitados y los médicos temen que el contacto con otras personas pueda contagiarles alguna enfermedad.Ni siquiera sus padres han podido verles más que a través de un cristal, aunque según ha declarado Narongsak, los médicos se plantean la posibilidad de que los familiares puedan entrar ya en la habitación de los primeros evacuados.
Los niños y su entrenador habían desaparecido el 23 de junio después de participar en un entrenamiento de su club de fútbol, los Moo Ba o Jabalíes Salvajes. Sin avisar a nadie más, decidieron ir en bicicleta a la cueva, una atracción turística local que les encantaba explorar. Una fuerte tormenta desencadenó una inundación que anegó la gruta y les bloqueó la salida. Dos días después, los equipos de búsqueda encontraron sus bicicletas aún atadas a los raíles de entrada de la caverna. No se les encontró hasta el día 2 de julio, cuando dos submarinistas británicos les localizaron, hambrientos y demacrados pero vivos, 400 metros más allá del punto del túnel donde se esperaba hallarlos.
Exámenes médicos y platos favoritos
Los ocho rescatados, que se encuentran en el hospital de Chiang Rai, tendrán que aguardar unos días para ser dados de alta. Aunque están bien, según los mandos de la operación de rescate, aún necesitan pasar una serie de exámenes médicos para constatar con exactitud hasta qué punto les han afectado las semanas en la cueva. También tendrán que someterse a un tratamiento de recuperación. Una parte consistirá en una buena alimentación, algo con lo que llevan soñando días. Los cuatro primeros salvados de la cueva cenaron en su primera noche algo que habían pedido especialmente, uno de sus platos favoritos: arroz con carne picada picante y albahaca.