En México hay más de 200 muertes al año por rayos; la mayoría, de niños y jóvenes entre 10 y 19 años
Por Fernando Guzmán Aguilar/Gaceta UNAM
El viernes 7 de septiembre de 2001 un rayo acabó con el sueño de seis Monarcas. Eran muchachos que soñaban con ser grandes futbolistas. Pertenecían a ese equipo de Morelia. Entrenaban en la cancha del Deportivo Cuauhtémoc Cárdenas cuando una tormenta los obligó a refugiarse bajo un árbol. Ahí los alcanzó un rayo De 10, sólo sobrevivieron cuatro, con quemaduras.
Otra tragedia ocurrió el 24 de septiembre de 2011 en el municipio de San Juan Chamula. Llovía. Guarecidas bajo un árbol de cerezo, tres niñas fueron alcanzadas por un rayo fulminante.
Según la Organización Mundial de la Salud, en México la mortalidad por rayos es de 223 muertes al año.
Son muertes que se pueden evitar si uno sabe dónde es seguro refugiarse cuando hay una tormenta eléctrica, asegura Graciela Raga, del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, doctora en ciencias atmosféricas por la Universidad de Washington, Estados Unidos.
Dentro mismo de una nube de tormenta típica, agrega la investigadora de la UNAM, ocurren dos tercios de los rayos. Aunque sólo un tercio cae a tierra, esos son los peligrosos para las personas que están debajo de la tormenta.
Un fenómeno natural
El rayo, explica la doctora Raga, es un fenómeno natural que se forma en las nubes que tiene una amplia extensión vertical. Es decir, su base está cerca de la tierra y su tope como a 10 kilómetros por encima de la superficie terrestre.
Los rayos se generan cuando la diferencia de potencial o voltaje entre dos polos de carga dentro de la nube supera un umbral crítico.
Por la temperatura y las turbulencias que generan choques entre las gotitas de agua, los cristales de hielo y los embriones de granizo, estos hidrometeoros intervienen en la separación de carga, quedando los cristales con carga positiva y los embriones de granizo con carga negativa. Los movimientos ascendentes dentro de la nube dan como resultado dos polos de carga, que se neutralizan por los rayos.
Las nubes de tormenta, llamadas cumulonimbos, generan rayos no sólo cuando están creciendo y evolucionando, sino también cuando están muriendo.
Una vez que han transcurrido unos 50 minutos de haber llovido, cuando ya no hay movimientos convectivos y la parte superior de la nube se aplana y se ve como un yunque, puede haber descargas que caigan a la tierra desde esas zonas altas de la nube, aunque no haya más lluvia.
El estudio
230 mexicanos mueren al año, según un estudio sobre la distribución geográfica de las muertes por un rayo en México, realizado por la doctora Raga y colaboradoras entre1979 y 2011.
En ese periodo, dice la investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera, ocurrieron en el país siete mil 300 muertes por rayos.
En siete de los 32 estados de la República Mexicana ocurrió el 60 por ciento de víctimas fatales por rayos. Y de ese porcentaje, el 24 por ciento correspondió al Estado de México.
Los rayos afectaron mayormente a la población masculina joven, sobre todo en regiones rurales del Estado de México, Michoacán y Oaxaca, entidades con baja densidad de población.
Más del 45 por ciento de las víctimas fatales por rayos fueron menores de 25 años, la mayoría niños y jóvenes de entre 10 y 19 años. Y aunque fue menos la mortalidad en mujeres, también el mayor número de víctimas entre ellas fue en niñas y jóvenes menores de 25 años.
Los rayos en México matan más a niños que a niñas, ya que aquellos están más en riesgo que éstas por sus roles sociales, particularmente en regiones rurales. Los niños mayores de 10 años se incorporarán a actividades agrícolas, mientras que las niñas están más dedicadas a las labores de casa.
La distribución geográfica de las muertes por rayos, dice la investigadora del CCA, no está correlacionada con la densidad de población ni con la densidad máxima de rayos, sino más bien con situaciones de vulnerabilidad social en regiones rurales, la falta de información sobre los riesgos cuando hay tormentas eléctricas, las actividades agrícolas y los bajos niveles de educación.
Qué hacer
La doctora Raga nos dice qué no y qué sí hacer para protegernos.
Como es difícil saber cuándo caerá un rayo, al escuchar truenos y ver el flash de luz o relámpagos (ocurren simultáneamente pero aquellos se oyen segundos después por la diferente velocidad de propagación de las ondas de sonido y de la luz en la atmósfera) hay que resguardarse para no poner en riesgo la salud.
Cuando comienza a llover, no hay que estar a descampado. Actividades físicas o juegos a la intemperie deben suspenderse. Al jugar fútbol bajo la lluvia, por ejemplo, la cancha se moja y un rayo puede caer y la carga eléctrica propagarse por el agua y afectar a varios jugadores al mismo tiempo.
Si se está en el campo o en lugares a cielo abierto no hay que refugiarse bajo un árbol, ya que por su altura puede atraer a un rayo.
Se corre menos riesgo al refugiarse en un auto, autobús o edificio. Si eso no es posible, no hay que mantenerse parado, sino agacharse, hacerse bolita y estar a ras del suelo.
No permanecer en cuerpos de agua (mar, lagos, ríos, albercas…). En la noche o al amanecer, pescadores en sus botes, en el mar o en la playa han muerto por un rayo.
En casa, cuando llueve, hay que desconectar aparatos eléctricos y evitar bañarse, ya que las tuberías metálicas también pueden atraer los rayos.
¿Qué nos hace un rayo? Cuando uno alcanza a una persona, le causa paro cardíaco y paro respiratorio, así como quemaduras en la piel y lesiones en los oídos, ojos, pulmones y huesos.
Si la víctima de un rayo recibe inmediata atención médica, puede sobrevivir a la descarga. En Estados Unidos sólo 10 por ciento de los alcanzados por un rayo pierden la vida. Posiblemente por su buen sistema de ambulancias y adecuada asistencia médica.
En México, como dice la doctora Raga en Amenaza del cielo (folleto explicativo para niños), muchas muertes podrían evitarse si se protegieran adecuadamente cuando llueve y si recibieran atención médica inmediata en caso de ser afectados por el rayo.
Amenaza del cielo puede consultarse aquí: https://www.iai.int/index.php/es/post/detail/amenaza-del-cielo