El personaje de Vanellope cobra un gran protagonismo en esta secuela que explora el desafiante mundo de la red
Por: Astrid Meseguer/La Vanguardia
El puente de la Constitución obliga a adelantar la cartelera y entre los estrenos más destacados contamos con la apuesta de Disney de cara a ir alegrando el espíritu y la taquilla navideñas. A la espera de la otra gran baza del estudio de animación, El regreso de Mary Poppins el próximo 21 de diciembre, a partir de este miércoles pequeños y grandes podremos disfrutar de las nuevas aventuras de aquel tipo llamado Ralph que se cansó de ser el malo de los videojuegos allá por 2012. Ahora ese gigante de noble corazón al que presta su voz en la versión original el actor John C. Reilly viene dispuesto a ser el líder de la recaudación adueñándose de un territorio tan inexplorado en el cine animado como es Internet.
Pero si en la cinta original era él el que estaba cansado de que no reconocieran su trabajo y acababa cambiando de juego, ahora es su inseparable amiga Vanellope von Schweetz (Sarah Silverman) la que sentirá la necesidad de un importante cambio interior, harta de la previsibilidad de su juego Sugar Rush, donde siempre gana apretando a tope el acelerador de los coches de carrera que pilota. La trama empieza cuando una niña que está en los recreativos familiares Litwak rompe el volante del videojuego y, ante el peligro de perder su hogar, Ralph y Vanellope se empeñan en comprar uno nuevo en Ebay, por lo que no tendrán más remedio que adentrarse en el desafiante y peligroso mundo de la red.
Ralph rompe internet despliega aquí todo su p otencial visual en un escenario abarrotado de easter eggs, pop-ups y guiños al sector tecnológico con el aluvión de logos de conocidísimas páginas web: Google, Amazon, Twitter, Facebook, Snapchat, Imdb, … todas ellas desfilan ante nuestros ojos como si el espectador formase parte de ese alucinante viaje interactivo que los directores Rich Moore y Phil Johnston han recreado con tanto esmero. “Es el milagro más bonito que he visto en mi vida”, dice la pequeña protagonista sorprendida ante el vistoso universo de posibilidades que permite el infinito universo online.
Apropiarse del volante en cuestión no será tarea fácil, por eso acuden directos a una barra de búsqueda que responde al nombre de Eusabio y atiende al público con birrete incluido. Los amigos pujarán por él en Ebay sin ser conscientes del precio que deberán pagar, porque ese mundo de color y diversión esconde un reverso de negocios oscuros. La valiente niña y el chico de manos enormes se verán envueltos en una espiral a contrarreloj para recuperar el preciado objeto.
La historia cuenta también con el divertido personaje de Yesss, la jefa todopoderosa de BuzzTube, una web de moda en la que los usuarios cuelgan vídeos de todo tipo y ganan dinero con ello. Además de ver a Ralph haciendo el ridículo para obtener todos los ‘me gusta’ posibles, la película lanza su propio dardo a la fama efímera de esos usuarios ávidos de éxito fácil donde no importa reflejar el dolor humano o mostrar repetidos memes de gatitos con tal de sacar tajada económica.
Y entre tanto ir y venir para lograr su propósito, los protagonistas acaban visitando otros destinos, como el sitio web Oh my Disney. En un intento por escapar de los soldados imperiales de la saga Star Wars –la película sigue la senda de Ready player one en cuanto a menciones infinitas a referencias de la cultura popular -, Vanellope irrumpe en la habitación que reúne a las princesas del estudio. Un repentino encuentro que provoca que las chicas en cuestión se pongan a la defensiva ante la desconocida intrusa y enseñen sus armas de ataque –atención al momento en que Cenicienta rompe su zapato de cristal-, una situación que Vanellope intenta apaciguar asegurando que también es una princesa.
“¿Qué clase de princesa eres?” – le cuestiona Pocahontas. “¿tienes pelo mágico?”, prosigue Rapunzel. “¿Manos mágicas?”, apunta Elsa de Frozen. “¿Te hablan los animalitos?” dice Cenicienta?. Vanellope responde con un “no” al rápido cuestionario, así que continúan. “¿Has sido envenenada?”, añade Blancanieves. “¿Maldecida?”, preguntan Tiana y Aurora. “¿Secuestrada o esclavizada?” dicen al unísono Rapunzel y Bella. “¡No!, ¿estáis bien? ¿Voy llamando a la policía?”, responde asustada Vanellope. “¿Te han dado un beso de amor verdadero?” continúa Blancanieves. “¿Tienes problemas con tu papi?” dice Jasmin.
La amiga de Ralph las mira alucinada: ¡Ni siquiera tengo madre!, responde, a lo que el resto de princesas exclaman a coro:¡Ni nosotras!
Entonces entra en acción la pregunta del millón a cargo de Rapunzel: “¿Todos dan por hecho que tus problemas se solucionan cuando aparece un hombre grande y fuerte?”. “Sí”, responde Vanellope. “¡Es una princesa!” responden todas a la vez.
Aunque la aparición de las princesas Disney no se extienda mucho más a lo largo del metraje, su presencia es un claro mensaje de que las cosas están cambiando en el estudio, ya que representan una nueva visión, una reivindicación feminista clara y llena de humor que hasta ahora no habíamos visto de forma tan radical en ninguna otra cinta animada.
Disney no solo se mofa de la actitud que habían mostrado las protagonistas en sus respectivos cuentos, sino que les brinda la oportunidad de despojarse de sus ajustados e incómodos atuendos por un vestuario más cómodo, similar al estilo deportivo que luce Vanellope, mientras se ríen de los estereotipos sexistas y conminan a la pequeña a que sea ella la auténtica dueña de su destino.
Digamos que esa charla distendida marca un antes y un después en el devenir de la trama.
“Creo que lo que había en la escena con las princesas era asegurarse de que mereciera estar en la película, así que no era sólo una deconstrucción satírica de las princesas de Disney, sino que en realidad era una parte integral de la historia de Vanellope”, ha afirmado Johnston, que coescribe el guión junto a Pamela Ribon.
La escena no era sólo una deconstrucción satírica de las princesas de Disney, sino que en realidad era una parte integral de la historia de Vanellope
Y es que esa improvisada reunión ayudará un poco más a abrir los ojos de la simpática chiquilla en un trascendental viaje que también contará con el estimable apoyo de una relevante figura femenina. Shank, a la que pone voz la Wonder Woman Gal Gadot, es una intrépida conductora que patrulla por las peligrosas calles del videojuego Slaughter Race y quedará alucinada por el espíritu competitivo de la peque. El filme está especialmente recomendado para el fomento de la igualdad de género, según asegura Walt Disney Studios.
Lo que está claro es que la presencia de las princesas en Ralph rompe Internet abre una vía a la posibilidad de que todas ellas tengan su propia película juntas en un futuro no muy lejano, una iniciativa que sería todo un acierto a la hora de acercar un poco más la magia de Disney a la actualidad y que los directores ven con buenos ojos. “Puedes ver parte de su amistad, donde podría haber buena electricidad entre un montón de personajes. ¡Así que nunca digas nunca!, opina Moore.
“Son personajes divertidos y parece que la escena de la película los hace más contemporáneos y humanos al instante. Es bueno ver sus debilidades y defectos e inmediatamente se convierten en personajes mucho más ricos”, concluye. Esperemos que el estudio del ratón Mickey vaya tomando nota.
El filme está especialmente recomendado para el fomento de la igualdad de género