Extremidades dormidas, voz ronca, tortícolis, fatiga… Los especialistas explican las causas más comunes
Por Verónica Palomo/El País
Si pudiéramos ver y escuchar la vida nocturna de nuestro cuerpo quizá entenderíamos mejor esa ronquera matutina, ese pinchazo en las lumbares que impide enderezarte o ese brazo dormido que te hace sospechar: ¿será algo serio? «La clave está en observar si la sintomatología se repite todos los días, ya que eso será un indicador de que esa determinada molestia se debe a algo más grave que a una mala postura o a determinados hábitos nocturnos», indica la traumatóloga Gemma Pidemunt. Su colega Luis Sanz recuerda que si solo sentimos uno de los síntomas (por ejemplo, pinchazos en las cervicales, mano entumecida o adormilada, carraspeo, dolor de cabeza) y va disminuyendo según pasa el día, es muy difícil que guarde relación con alguna enfermedad grave. Aún así, el especialista recomienda que «si estos episodios se presentan, además de frecuentemente, con más síntomas, dolor o molestia excesiva, y cambian de localización o hay alteraciones en el peso, hay que acudir a consultar al médico«. Pero, por lo general, todas estas molestias mañaneras, lejos de ser inexplicables, se deben a algo que has hecho durante la noche.
La mano dormida puede ser más que una mala postura
Despertarse con un hormigueo que te recorre el antebrazo hasta la mano es algo que nos ha pasado a todos alguna vez. Esa sensación de adormecimiento y cosquilleo se llama parestesia, y suele afectar a los brazos, las manos, las piernas y los pies. «No hay una sola causa por la que nos podemos despertar con la mano dormida, pero en general suele tener un origen neurológico. Es decir, que un nervio puede haber quedado comprimido en su trayecto desde la médula espinal a la altura de las cervicales hasta la propia mano», explica la traumatóloga y experta en cirugía de la mano, Gemma Pidemunt. Esta situación, que puede deberse perfectamente a una mala postura durante el sueño (por ejemplo, al echar todo tu peso encima de la muñeca mientras duermes), se considera algo extraño si se produce noche tras noche, ya que «lo más normal es que una vez cese esa presión y comencemos a mover la mano, el nervio se recupere rápidamente y esa sensación desaparezca».
Si ocurre habitualmente, el médico debe indagar hasta dar con la causa. La más común es la presión del nervio mediano a la altura de la muñeca, «lo que se conoce como el síndrome del túnel carpiano (que es un estrecho canal que une la muñeca con la mano). El síndrome provoca adormecimiento y hormigueo en algunos de los dedos de la mano», habitualmente al pulgar, índice y corazón, aunque si es el nervio a la altura del codo el que se ve presionado, el adormecimiento se reflejará en los dedos meñique y anular. La presión se produce con más frecuencia durante la noche porque, al estar tumbados, hay una mayor cantidad de líquido que se desplaza hacia los brazos. Se produce una hinchazón en las manos por la retención del líquido, que al entrar en el túnel, donde tiene poco espacio, ejerce presión sobre el nervio, explica el jefe del servicio de traumatología del Hospital Universitario de Torrejón, Luis Sanz.
Cosquilleo en las piernas por la presión en el nervio ciático
Sanz señala que el adormecimiento en las piernas es mucho menos frecuente que el de las manos, y que hay que estar mucho más atento en caso de que nos levantemos frecuentemente con esta sensación. «La parestesia mantenida en las piernas no es muy común, puede afectar a la parte posterior de la pantorrilla o el lateral, y también a la planta del pie, como reacción a la presión del nervio ciático en la salida de las raíces nerviosas en la columna vertebral. Hay que estar atentos y consultar con el especialista si ese hormigueo se acompaña de dolor o se mantiene en el tiempo, ya que puede tratarse de patologías como una hernia de disco, ciática o una enfermedad degenerativa lumbar».
Sudoración excesiva: ropa de cama sintética, reflujo o menopausia
Levantarse con la frente mojada o un poco acalorado entra dentro de lo normal, pero ¿lo es también hacerlo con la cama absolutamente empapada? Aunque la sudoración excesiva puede ser un síntoma que acompaña a determinadas enfermedades, estas suelen llegar con otros síntomas, y además suelen alargarse en el tiempo en lugar de ser episodios puntuales. Si alguna mañana que otra tu cama aparece empapada puede que se deba a que utilizas ropa de cama sintética que no transpira, a que la habitación tenía una temperatura bastante elevada, a que quizá hayas tenido algo de fiebre durante la noche o estés tomando algunos medicamentos que lo provocan. Sufrir reflujo también lo puede provocar, igual que estar atravesando la menopausia o sufrir apnea del sueño: las personas que sufren estas interrupciones en la respiración tienen hasta 3 veces más posibilidades de sufrir sudoración excesiva nocturna.
Garganta seca (carraspera) por falta de hidratación o la calefacción
Si te preguntas por qué tendrás esa especie de lija clavada en la garganta todas las mañanas, la explicación es más sencilla de lo que puedas imaginar. «Durante la noche no nos hidratamos, eso facilita la irritación de la faringe y hace que el moco que segregamos sea más espeso. Además, el número de degluciones (el número de veces que tragamos) también disminuye, lo que facilita que el moco espeso segregado no sea aclarado como durante el día. Además, por la noche es más frecuente tener episodios de reflujo faringolaringeo (llegada de contenido gástrico a la garganta), lo que a su vez aumenta la producción de moco y favorece la irritación», explica la vocal de la comisión de Laringología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, Magdalena Pérez. Factores ambientales como la sequedad en la habitación provocada por las calefacciones en invierno tampoco ayudan.
¿Voz ronca? Quizá duermas con la boca abierta o ronques
No te preocupes si durante un cruce de «buenos días» alguien te ha confundido alguna vez con Darth Vader no te preocupes, no es nada paranormal. La también encargada de la unidad de disfagia del Hospital de Alcorcón, en Madrid, explica que «esa voz ronca se debe a que tenemos secreciones acumuladas de la noche sin aclarar, y una laringe más seca e irritada provocada por la sequedad del ambiente. Pero si, además, hemos dormido con la boca abierta o roncamos, la irritación y la sequedad aumentan de manera importante». No hay que olvidar que las cuerdas vocales están formadas por un músculo que, como los demás, necesita cierto calentamiento. «Cualquier cosa que dificulte su vibración, como el moco, la sequedad o la irritación, hace que nos encontremos peor, algo que ocurre sobre todo al levantarnos, pero conforme aclaramos la garganta y calentamos la voz, mejorará también nuestro estado vocal», explica la especialista.
Los motivos por los que seguimos cansados por la mañana
Si no dormimos las horas suficientes o nuestro sueño se encuentra fragmentado por cualquier trastorno del sueño, al día siguiente nos encontraremos más cansados, con mayor somnolencia, menos alerta y peor rendimiento cognitivo. Según la neumóloga y secretaria de la Sociedad Española del Sueño, Irene Cano, «debemos dormir las horas suficientes y tener un porcentaje aproximado de un 40% de sueño reparador para poder tener un pleno rendimiento cognitivo al día siguiente». Los niños en edad escolar deberían dormir entre 9 y 11 horas, los adultos entre 7 y 9 horas y los ancianos entre 7 y 8 horas. Aunque es cierto que hay personas que necesitan menos horas de sueño que otras, si bien nunca menos de 6. Además, según remarca Cano, «para tener un sueño reparador no solo cuenta la cantidad de horas, sino la calidad de las mismas, por lo que si dormimos las horas suficientes pero nuestro sueño es fragmentado (por cuestiones ambientales o por algún trastorno del sueño), la consecuencia es que al día siguiente nos levantaremos cansados».
Dolor de cabeza: ¿apnea del sueño o malas rutinas?
«El colapso de la vía aérea superior mientras dormimos (o lo que es lo mismo, sufrir apnea del sueño) provoca un sueño fragmentado y poco reparador. Es decir, que si nos levantamos con dolor de cabeza y durante el resto de la mañana estamos somnolientos y nos cuesta concentrarnos, de lo primero que hay que sospechar es de nuestros ronquidos», explica Cano, quien añade que esto es algo que le ocurre tanto a adultos como niños pequeños. Otra causa cada vez más común de malestar mañanero es llevar una rutina previa al sueño desordenada y nada saludable. La especialista asegura que «debemos hacer cenas ligeras y como mínimo 2 horas antes de la hora de irnos a dormir; limitar el uso de bebidas estimulantes y de alcohol a partir de las seis de la tarde; no meternos en la cama hasta no tener sueño (se aconseja realizar una actividad tranquila hasta entonces, como la lectura) y no exponernos a dispositivos electrónicos un par de horas antes de irnos a dormir».
Dolor cervical y lumbar por artrosis, malas posturas y sobreesfuerzo
En este caso, tranquilidad. Es muy raro que el dolor cervical matutino se deba a una enfermedad grave. «Puede estar provocado por una gran cantidad de causas, pero las más frecuentes suelen ser la artrosis, en el caso de las personas mayores, y las malas posturas durmiendo o los sobreesfuerzos del día anterior, en los más jóvenes», explica el jefe de la Unidad de Medicina Deportiva del Hospital Universitario HM Torrelodones, Ángel Hernández Yáñez. Pero levantarte e inmediatamente llevarte las manos a las lumbares buscando alivio es aún más común que el movimiento de agarrar las cervicales. La Sociedad Española de Reumatología recomienda acudir al especialista «si este dolor se mantiene en el tiempo, si no mejora durante el día o si nos impide sentarnos o caminar con normalidad, pero lo más frecuente es sentir esta molestia en la parte baja de la espalda tras haber estado realizando algún esfuerzo los días previos, una situación que con estiramientos y reposo suele mejorar».