Nacimiento de Jesús, el milagro de Navidad

 

En el tiempo de Herodes, un ángel se hizo presente a una joven mujer virgen, llamada María, esta atemorizada por lo que observaba trató de alejarse del lugar, sin embargo, el ángel envuelto con todo el resplandor celestial le dijo: «María no temas, he venido a darte la buena nueva, quedarás embarazada y darás luz al Hijo de Dios».


La sencilla mujer en ese momento, quedó paralizada por el anuncio del ángel, y le respondió: «¿Cómo podré ser madre, si no tengo relación con ningún hombre?»

Entonces el ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el Poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso tu hijo será Santo y con razón lo llamarán Hijo de Dios».


Posteriormente a esas palabras, el ángel desapareció de la presencia de María.

La noble mujer que ya estaba comprometida con José, no salía del asombro por la noticia que le dieron. Sin embargo, aún se encontraba atemorizada porque no sabía cuál iba a ser la reacción de José.

El humilde carpintero, era una persona excelente y al enterarse de la noticia, pensó firmarle un acta de divorcio en secreto para no desacreditar a María, ante la sociedad de su época.

Pero, cuando pensaba en esa situación, se le apareció un ángel en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no temas llevar a tu casa a María, tu esposa, porque la criatura que espera es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo al que pondrás de nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».


Cuando José despertó de sus sueños, comprendió que había sido elegido para presenciar uno de los milagros más maravillosos de Dios. Cambió de pensamiento e inmediatamente llevó a María consigo, a quien desde ese día la cuidó con mucho amor y dedicación.

Mientras esperaban el nacimiento de su primogénito, corrió la noticia en la ciudad de Nazaret que un censo se iba a realizar por orden del Emperador romano, entonces, José como era descendiente de David, salió de la ciudad de Nazaret de Galilea acompañado de María, hasta la ciudad de David, llamada Belén, para inscribirse junto a su esposa, que estaba embarazada.

La travesía no fue fácil por el estado de María, sin embargo, llegaron a Belén para acomodarse en la ciudad, pero como eran humildes y no tenían dinero, encontraron alojamiento en un establo de animales.

María prácticamente estaba en las últimas horas de su embarazo y a poco de dar a luz, por lo que José se encontraba muy preocupado y sobre todo nervioso, por el gran acontecimiento que se estaba avecinando. Daba las mejores atenciones a su pareja, para que se sienta tranquila y puedan recibir al Hijo de Dios.

Mientras se preparaba el nacimiento, varios ángeles bajaron del firmamento y se aproximaron hasta los pastores, quienes cuidaban a sus rebaños en cercanías del establo donde estaban alojados José y María.

Los ángeles dijeron: «Ven esa estrella que está en el firmamento, pues, síganla porque esta noche nacerá el Hijo de Dios que traerá alegría a sus corazones».


Los pastores, quienes quedaron como hipnotizados por la luminosidad que rodeaba a los seres celestiales, dejaron sus actividades y junto a sus rebaños siguieron la estrella que iluminaba con todo su fulgor el cielo estrellado de la noche.


Al hacer su camino rumbo al establo, el milagro de Navidad se dio, ya que llegó el Niño Dios a nuestro mundo.


María después del sufrimiento del parto, tenía una sonrisa en el rostro y la felicidad le invadía el corazón, sentimiento que sólo las madres pueden sentir cuando traen un hijo al mundo.


José, no salía de su asombro y su corazón latía como si alguien estuviese tocando un timbal, su alegría no era para menos, ya que cumplió con uno de los designios más importantes que el Creador le había encomendado, a través del ángel que se presentó en sus sueños.

Agarró al Niño entre sus brazos y comenzó a acariciarlo, le daba besos en la frente, tal fue su emoción que las lágrimas de sus ojos comenzaron a brotar. Lo envolvió en los pañales que alistó con anticipación, le abrigó y le puso sobre el pesebre que había preparado para su nacimiento.

Luego, José abrazó a María y la felicitó por el regalo que Dios les había dado. Ambos estaban felices y no les importó la pobreza que les rodeaba en ese momento, ya que lo más importante para ellos, era que estaban juntos, llenos de amor por el hijo que llegó.

Los animales que se encontraban cerca de la feliz pareja, también expresaron su felicidad emitiendo una serie de sonidos, dándole música a la Noche Buena que vivían.

Instantes después los pastores llegaron de distintos lugares hasta el pesebre, comenzaron a adorar al Hijo de Dios y rodearon a José y María, a quienes les expresaron sus mejores deseos en medio de abrazos y de una alegría indescriptible.

La noche se hizo mágica, porque en el ambiente había paz, amor, los pájaros trinaban dulcemente, cual si fueran un coro preparado para la ocasión, la estrella que siguieron los pastores se posesionó en la cima del establo y alumbraba con todo su fulgor.

Pero ese ambiente de paz, no sólo era en el sector donde nació Jesús, sino que extrañamente se apoderó de todo el Planeta, en todos los rincones del mundo, las personas se dieron abrazos, los enemigos se convirtieron en amigos y por unos instantes, todo lo malo que reinaba se alejó de los corazones de los mortales, quienes vivieron momentos inolvidables, rodeados de los seres que más amaban.

La estrella de Dios fue observada también desde Oriente por tres reyes magos, Melchor, Gaspar y Baltazar, quienes en sus camellos se dirigieron hasta Belén de Judá para adorar al Niño Dios.

Tardaron unos cuantos días en llegar hasta el pesebre, debido a la distancia que tenían que recorrer, sin embargo, llegaron hasta el establo donde estaban José y María.

Los tres reyes, muy bien vestidos, descendieron de sus monturas y, como hipnotizados, observaron al pequeño niño que sonreía ante su presencia, los mayores le hicieron reverencias y se postraron al pie del pesebre. Después de adorarlo, sacaron de los cofres que llevaban, regalos para Jesús.


Uno de ellos, le regaló oro; el segundo incienso y el tercer rey mago, mirra; luego continuaron adorándolo en medio de dicha y felicidad.

MILAGRO

Ese es el milagro de la Navidad, el nacimiento del Niño Dios, de Jesús de Nazaret que llegó al mundo para redimir el pecado de los mortales.


Ese sentimiento que vivieron José y María, los pastores, los tres reyes magos y los animalitos que les rodearon, debe ser reavivado nuevamente por todos, porque la Navidad , es el compartir, el vivir un día pleno de paz y amor, que alegra el corazón, hasta de la persona que cree tener uno de piedra.

Esa es la verdadera Noche Buena, esa es la Navidad y ese debería ser el mejor regalo para todos. Y aunque parezca extraño, todos los hombres llegan a vivir esos instantes, por lo menos unos segundos, al llegar la medianoche, cuando se reproduce una vez más el nacimiento del Hijo de Dios, el milagro de la Navidad.

 

La Patria.- Historia basada en los libros de Lucas y Mateo.

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Un comentario en «Nacimiento de Jesús, el milagro de Navidad»

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