Por Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo
Faltan escasos dos meses, para el mundial de Futbol a celebrarse en Brasil, mismo que tendrá como sedes las siguientes ciudades: Belo Horizonte, Brasilia, Cuiabá, Curitiba, Fortaleza, Manaus, Natal, Recife, Río de Janeiro, Salvador y Sao Paulo y, el gobierno de Dilma Rousseff Presidenta de este país, ha invertido ya hasta este momento 2 billones de dólares, en remodelaciones a sus instalaciones deportivas existentes y en construir nuevas.
Pero hay un asunto que hoy preocupa seriamente: ¿Además de la infraestructura física y material que Brasil ha invertido además de su logística organizativa, qué tanta seguridad ofrece a los espectadores, visitantes, equipos, etc., que asistirán, si en sus calles existen manifestaciones sociales, que ha obligado a la policía brasileña a repelerlas, además de poseer antecedentes de agresiones dentro de sus estadios?
¿Acaso se puede olvidar que de Sudamérica– en particular de las llamadas barras bravas–, es donde surgió el virus que se llevó a otros continentes que adoptaron formas más violentas de reaccionar en los campos deportivos de ligas profesionales, tales como los “ultras” y “hooligans” que han destrozado y desquiciado estadios europeos, que en el mayor de los casos, han tenido consecuencias muy graves para los espectadores?
Y es que el fenómeno de la violencia en el deporte, en Brasil y en todo el mundo no es cosa nueva[1], es un problema que se agrava sino se pone remedio y nuestro país, no es la excepción y en ciertas plazas ha llegado a extremos preocupantes y para muestra un botón:
· Riña campal en el estadio Corregidora de Querétaro el 23 de febrero de 2013 por el juego de los equipos Atlas-vs-Gallos, donde 22 personas fueron puestas a disposición del Juzgado Cívico, de los cuales solo 10 se quedaron y los demás pagaron multas inferiores a 200 pesos, no existiendo ninguna sanción a las porras. [2]
· En el mes de Marzo de 2013, dos actos de violencia:1) , Juego América-vs-Neza, hechos violentos suscitados cuyo resultado solo fue vetar al equipo Neza por un juego y 2) juego Chivas-vs-León, hechos violentos fuera del estadio Omnilife, que solo ameritó aviso de veto.
· Lo suscitado el pasado 22 de marzo del presente año, en el estadio Jalisco en el partido de Chivas-vs-Atlas, donde las barras del equipo local se enfrentaron a la policía dejando un saldo de 19 personas detenidas–20 agentes heridos de los cuales 4 aún están en estado de gravedad–.
Y tantos otros ejemplos que tenemos en el ámbito nacional y local, que debe llevar a tomar las medidas necesarias para frenar estos problemas en donde se pone en riesgo a familias, jóvenes y niños que asisten a los estadios con el propósito de divertirse en familia y que no merecen ver espectáculos agresivos o exponerse poniendo en riesgo su integridad física,cuando éstos se salen de control.
Pero vamos por partes. ¿Qué sucede tras los actos violentos en los estadios?
Este tema se ha estudiado por especialistas a consciencia y no deja de ser paradójico, que siendo la actividad deportiva una práctica dirigida a la fortaleza física, emocional y también espiritual a favor del ser humano, hoy se haya convertido para algunos grupos–gracias a la mercadotecnia y malos hábitos de consumo–, en espacios para desfogar todo lo malo de la existencia, desde: consumir bebidas embriagantes excesivamente, canalizar frustraciones o corajes hacia los jugadores, árbitros, porras contrarias, policías, mujeres, etc., que se convierten –cuando llegan al extremo–, en predisponentes para las riñas , la rivalidad extrema hacia lo que represente un contrario, violencia, etc., que traspasa el ámbito de los estadios y que se transforman en fenómenos sociales que alientan al revanchismo y a la organización de comandos para la resistencia o rebelión en las calles.
Es decir, ello ha producido toda una cultura basada en el fanatismo deportivo, compuesto de personas que, totalmente ciegas por el amor que les tienen a sus equipos son capaces de dar la vida por sus colores. Dicha cultura resiente sus efectos en dos polos:
1.-Como predisponente para generar alteraciones de ánimo en los seres humanos, que aunado con el alcohol, evoca euforia extrema y su canalización en violencia o, por el contrario depresión, producto de las decepciones y frustraciones cuando las cosas no resultan como se desean, tanto para los jugadores como para quienes ven jugar a sus equipos favoritos.
2.- Los efectos nocivos que provoca, en las nuevas generaciones de “deportistas pasivos”—aquellos que juegan desde el asiento de la sala de su casa, que–consciente o inconscientemente–, están enajenados por los medios, fortaleciendo la cultura del vicio, al hacer estrecha la asociación conductual, “juego de futbol, igual a : cerveza, cubas, botana, amigos y amigas”,entre otras cosas, contraponiéndose—insisto–con el espíritu que debe reinar en cada deporte: mente y cuerpo –y yo agregaría, consciencia y diversión —sanos. Es decir, que el fanatismo deportivo aunado a la mercadotecnia deportiva, ha dado al traste a la mística del deporte, ese que aporta a quienes lo practican a adquirir formas de superación, de conformación del carácter, de enaltecimiento de valores para vencer—a la buena—obstáculos, de hacer de la competencia limpia y el aprendizaje de normas, la mejor forma lograr objetivos y metas a través del trabajo de equipo, etc., valores sumamente importantes para que los niños y jóvenes los adquieran y que por desgracia quedan olvidados, con la manipulación y comercialización del deporte.
Y por todas esas razones es necesario detener la violencia en estos espacios de alguna manera. Porque no basta buscar un mayor control de las ligas y clubes deportivos que ganan millonadas con los equipos y con los torneos profesionales, donde los jugadores se cotizan al mejor postor—los que contratan y desechan a la hora que se les da su gana–, o los medios televisivos que reciben jugosas ganancias de quienes patrocinan las firmas cerveceras que venden sus productos–sin ningún control–, en los estadios o campos llaneros, etc., con resultados nocivos para la salud física y mental. Razón de más para tomar medidas correctivas por parte de los responsables del deporte y endurecer las leyes en contra de los que violen o alteren el orden establecido en los espacios deportivos y en otras áreas en donde también repercuten sus efectos.
Por eso en México, de un tiempo para acá, se están tomando medidas pertinentes desde los marcos legales locales o federales y ya se toma consciencia del problema, para abordarlo desde todos sus matices y algunas de éstas son:
1.-Leyes claras, a través de los órganos legislativos, que contribuyan a prevenir y sancionar la violencia en eventos deportivos y como ejemplo están:
· El protocolo Estadio Seguro que generó el gobierno del DF, el 18 de mayo de 2013 y que publicó en su gaceta oficial, que regirá la actuación de la policía de la Secretaria de Seguridad Pública del DF durante los eventos deportivos.
· La Ley General de Cultura y Deporte, que el Senado de la República aprobó el 9 de abril de 2013, la cual además de la CODEME, crea nuevas instancias y comisiones en materia electoral, contra la violencia deportiva, en el tema paralímpico y de arbitraje, entre otras. Entre las instancias nuevas que prevé esta Ley, figuran: el Comité Paralímpico Mexicano, Asociación Civil (COPAME), La Comisión de Apelación y Arbitraje del Deporte (CAAD) y los Consejos Nacionales del Deporte Estudiantil (Conde). Asimismo, el Sistema Nacional de Cultura Física y Deporte (SINADE), el Registro Nacional de Cultura Física y Deporte (RENADE), la Comisión Especial Contra la Violencia en el Deporte y el Consejo de Vigilancia Electoral Deportiva (COVED).
· Dicha Ley ya pasó a la Cámara de Diputados de la 62 Legislatura del Congreso de la Unión el 27 de marzo de 2014, donde está siendo revisado el dictamen en las Comisiones Unidas de Justicia y Deporte y seguramente será aprobada en breve.[3]
2.- Aplicación de la Ley de manera enérgica, en los 3 órdenes de gobierno, para que sean sancionados quienes lleguen a provocar violencia en los estadios y/o lugares donde se desarrollen torneos deportivos y recreativos de cualquier tipo, y se realice un registro de sujetos indeseables, fichados por violentos o por otros delitos, impidiéndoles el ingreso para evitar contaminar a otros individuos o grupos. En relación a ello las sanciones previstas en la Ley, en revisión, prevé las siguientes:
· Por participar en riñas el castigo irá de los 6 meses a los 4 años de prisión, así como de 10 a 40 días de Salario Mínimo como multa.
· Por causar daños materiales, incitar a la violencia e introducir armas de fuego, explosivos o cualquier arma prohibida, las penas van del año y medio a los 4 años de prisión. En cada uno de estos casos la multa económica sería entre los 20 y 90 días de Salario Mínimo.
· Por lanzar objetos con intención de agredir, el infractor podrá sufrir de 6 meses a 2 años de cárcel, así como de 5 a 30 días de Salario Mínimo como multa.
· Ingresar sin autorización a la cancha y agredir implica de 6 meses a 3 años de prisión y de 10 a 40 días de multa.
· Delitos de menor sanción serían algunos como ingresar sin autorización a la cancha, con un lapso de entre 3 y 90 días de cárcel o de 10 a 90 días de multa.
· Quienes incurran en estas faltas no podrán asistir a eventos deportivos masivos o de espectáculo durante un plazo equivalente a la pena de prisión impuesta, además de que serán registradas en un padrón.
3.-Evitar el monopolio de las grandes cadenas televisivas y empresas que patrocinan bebidas alcohólicas, evitando que se bombardee a los espectadores con el consumo inmoderado de éstas, y en la publicidad con imágenes prefabricadas que asocian conductualmente: la imagen de jugadores estrella, estereotipos de consumo de hombres y mujeres, con bebidas embriagantes y el futbol, entre otros deportes.
4.-Permanente preocupación para orientar más a la sociedad–sobre todo a los niños y jóvenes–, para formar ciudadanos deportista ACTIVOS (practicantes del deporte) y no pasivos (meros observadores) involucrando a la sociedad para que desde los hogares se aliente a los hijos y miembros de la familia a su práctica, además de proteger a los menores de edad para que no asistan solos a los estadios, y/o estar pendientes de lo que esté sucediendo en éstos durante el tiempo en que se desarrollen los torneos.
5.-En suma, devolver todos y todas, la verdadera misión y visión al deporte: como una actividad esplendida para mantenerse sano, que motiva al esparcimiento familiar, que ofrece buenos modelos de disciplina, respeto y perseverancia, que muchos niños y jóvenes necesitan para construir sus propios éxitos, haciéndolo ya parte de nuestra cultura para poder disfrutar siempre y sin apasionamientos, de la tranquilidad y amor a los equipos—así sean amateurs o profesionales–, y que en ello estribe el mejor ejemplo para formar hombres y mujeres de lucha, profesionales y con los más altos valores personales y deportivos.
Hoy Brasil tiene un gran reto y deseamos éxito a este país en el próximo mundial de futbol, pero dentro de 7 meses, será el Estado de Veracruz con los Juegos Centroamericanos y del Caribe, y qué mejor oportunidad para tomar las medidas de seguridad desde ahora, para que los resultados sean excelentes y a la altura del esfuerzo de todos los actores y público aficionado, en el objetivo de que estos eventos cumplan su objetivo y eleven el prestigio de las regiones y naciones que los organizan.
Gracias y hasta la próxima
[1] Por motivo de la violencia en el futbol Brasileño, uno de los principales sponsors que tenía Vasco da Gama, la firma japonesa Nissan, decidió terminar el vínculo contractual con el club brasileño, que duraba hasta el año 2017.
2 comentarios en «La violencia y la ley en el deporte»