[su_quote cite=»Blog Expediente 2018″] Javier Duarte ha sido sentenciado a nueve años de cárcel, pero como ya lleva un año y medio sólo cumplirá una condena de siete años y medio. Y más allá de la sentencia hay una parte que resulta impresionante. Fuera de serie. Y que expresa la ambición sin límites y el tamaño de la codicia y la rapiña a que llegó con su esposa Karime Macías. [/su_quote]
[su_note note_color=»#000000″ text_color=»#ffffff» radius=»9″]Blog Expediente 2018[/su_note]
El juez Marco Antonio Fuerte Tapia, del Centro de Justicia Penal Federal en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, reveló que la PGR, Procuraduría General de Justicia de la Nación, aseguró varios predios y muebles y mansiones a la ex pareja gubernamental de Veracruz.
Entre ellos, los siguientes:
Un predio en el lujoso fraccionamiento “Lomas de Chapultepec”, en la Ciudad de México, donde pretendía construir, ni más ni menos, que su casa de retiro.
Y dos, y el más indicativo. Tres departamentos en Santa Fe, otro lujoso fraccionamiento de la capital del país “supuestamente adquiridos para sus tres hijos y cuyo valor es de 45 millones 500 mil pesos cada uno”.
Es decir, ciento cincuenta millones de pesos en total y que nunca, jamás, jamás, jamás, un indígena, un campesino, un obrero, una familia de la clase media verán en sus vidas, ni siquiera, vaya, volviendo a nacer y/o en todo caso, sobreviviendo luego del Juicio Final y la resurrección de los muertos.
Se insiste en el dato pues resulta inverosímil, insólito, fuera de toda cordura y prudencia humana, política, social, moral y ética:
Un departamento para cada uno de sus tres hijos con valor de 45 millones 500 mil pesos cada uno.
De entrada, ¡sabrá el Señor Todo Poderoso lo que significan 45 millones 500 mil pesos de fortuna, de riqueza, de ahorritos, para una persona!
Y en menos de seis años, Javier Duarte con su salario mensual como gobernador pudo, vaya milagro superior y extraordinario de la vida, ahorrar lo suficiente para adquirir los tres departamentos en fraccionamiento ultra contra súper lujoso de la Ciudad de México para sus hijos.
El daño, pues, al presupuesto del gobierno de Veracruz y al gobierno federal es incalculable.
Por eso, y con justa razón, AMLO, el presidente electo, ha dicho que recibirá un México en bancarrota.
Y por eso mismo, Miguel Ángel Yunes Linares también recibió un Veracruz en bancarrota en el año 2016.
Y por eso, incapaz de recuperar el destino económico de la tierra jarocha, Yunes también heredará un Veracruz en bancarrota como se lamenta Cuitláhuac García Jiménez.
ORGÍA DE CORRUPCIÓN
La rapiña duartiana está a punto de asestar un síncope cardiaco social en la población.
Hay coraje, indignación, encabronamiento.
Y más, si se considera, por ejemplo, que el juez también le decomisó veintidós parcelas ejidales compradas en Campeche a través de unas empresas fantasmas y con engaños a los campesinos.
Además, otros seis inmuebles en la Ciudad de México.
Y un terreno en el estado de México.
Y tres departamentos en Boca del Río.
Y cuatro más en Ixtapa Zihuatanejo, Guerrero.
Y seis terrenos en Cancún, Quintana Roo.
Además, de los ranchos “Las mesas” en el Estado de México hasta con alberca y hospital para los caballos de Karime Macías quien se creyó la amazonas del siglo XXI en el Golfo de México.
Más el rancho “El faunito”.
Simple y llanamente, fue una orgía de corrupción jamás imaginada en la historia local ni tampoco en la historia nacional.
Se entiende el trauma de Javier Duarte cuando a los 8 años de edad perdió a su padre en el temblor de 1985 de la Ciudad de México.
Se entiende el trauma de cuando con su señora madre y quizá sus hermanos se levantaban temprano para cocinar el pan que luego se iban a vender, de casa en casa, de tienda en tienda, (como él mismo lo revelara) en la ruta de Omealca a Tezonapa.
Se entiende que estudió becado en la Ciudad de México.
Pero igual, digamos, que a José Stalin quien perdiera a su padre de niño, un padre que, además, lo golpeaba, Duarte se fue por el camino del mal.
Y desde luego, nada, absolutamente nada justifica el desvío moral y ético de su vida pública.
En todo caso, ni hablar, la influencia de Karime Macías habría sido demoledora, encarnada en su diario íntimo donde escribiera cincuenta ocasiones en una página escolar que “Merecía abundancia”.
LA POLÍTICA DA ASCO
Con todo, la historia de Duarte es fascinante y luego de que al momento ha dado para la publicación de nueve libros, bien podría significar un exitazo llevada a la pantalla cinematográfica.
Por ejemplo:
En El Universal, Diana Lastiri, publica que Dominga Xóchitl Tress, identificada como “su pareja sentimental”, fue impuesta por dedazo del gobernador como directora de Espacios Educativos de la secretaría de Educación y que tan feliz hiciera al titular, Adolfo Mota Hernández.
Y resulta que Dominga Xóchitl aportó pruebas a la Procuraduría General de Justicia para hundir a Duarte, además, claro, de otros políticos y amigos a quienes benefició con todo.
En el ejercicio del poder público, una historia sórdida y siniestra de corrupción, codicia, rapiña, componendas, negocios sucios, traiciones y deslealtades.
Y en medio de todas aquellas pasiones desaforadas, tres departamentos en Santa Fe para cada uno de sus tres hijos con un valor cada uno de 45 millones 500 mil pesos.
Por eso, el viejito del pueblo lo dice con serenidad y firmeza. La política da asco. Muchos políticos son vomitivos.
De ñapa, el abogado de Javier Duarte ha anunciado que por su buena conducta en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México bien podría lograr que su condena sea reducida de 9 años a 4 años y medio.
Y con todo y que le embargaron tantos bienes falta por saberse los bienes y la riqueza que todavía le queda…
Un titular de Notiver el 27 de septiembre se intitula así:
“Javier Duarte saldrá (de la cárcel) de 54 años de edad y con 40 mil millones de pesos en la bolsa”.
¡Qué asco!