LA LAPIDACIÓN DE SORAYA

 

 

Por Fernando Morales Rocha, éved YE”H

 

Me refiero a la película norteamericana basada en hechos reales de la Irán de los 80’s, intitulada “La Lapidación o la Verdad de Soraya”. Basada en el libro que fue un best-seller internacional, cuenta la verdadera historia de una de las víctimas de las lapidaciones en el Irán “moderno”. La historia transcurre en 1986 cuando el imán Jomeini asumió el poder en Irán.

 

Varado temporalmente en un distante pueblo iraní, Sahebjam, un reportero, es abordado por Zahra, una mujer con una desgarradora historia que contar acerca de su sobrina Soraya y las circunstancias de su infamación y, de su sangrienta y cruel muerte el día anterior.

 

Revela que Ghorban-Alí, el marido de Soraya Manutchehri su sobrina, era un hombre ambicioso, macho, irascible y con grandes ínfulas de poder, quería terminar con su matrimonio para poder casarse con una niña de 14 años de edad, pero no deseaba mantener a dos familias ni tampoco devolverle a Soraya su dote. Por lo que cuando Soraya comenzó a cocinar para un amigo viudo (por recomendación y consentimiento de su propio marido y del líder espiritual local), encontró la excusa “perfecta”: acusó a su esposa de adulterio; que de acuerdo a las leyes islámicas, merece pena de muerte. Explica, que ayudado por la complicidad de falsos testigos y las autoridades locales (religiosas y civiles), le fue posible declarar a su esposa culpable y así enterrarla hasta la cintura para someterla a vergüenza pública y lapidarla cruelmente hasta la muerte.

 

… la última y única esperanza de justicia a Soraya, quedó en manos de Sahebjam, el periodista, que tiene que escapar con la historia −a riesgo de su propia vida− con el fin de volverse la voz Soraya y contarle al mundo la injusta y violencia brutal de la que Soraya fue objeto.

 

 

ACOSO MORAL

 

Aún y cuando en el caso de Soraya la intención de los productores de la película fue exponer, desde la perspectiva occidental, la inhumanidad de la ley islámica y el fundamentalismo islámico, Soraya fue víctima en primera instancia de “acoso moral”.

 

El acoso moral implica entre otras cosas: discriminación, maltrato psicológico, acoso sexual, acoso laboral, bullying y violencia intrafamiliar.

 

El acoso moral le infringió las primeras laceraciones indelebles en el corazón, el alma (la voluntad) y el espíritu de Soraya… después, el chisme, la mentira (la calumnia) y la injuria, el “caldo de cultivo”…

 

 

INFAMACIÓN

 

Si el chisme y la calumnia son rumores que se introducen subrepticiamente ¿en qué se diferencian? Ambos son chismes, sólo que la calumnia es un chisme infundado.

 

La calumnia es una falsa imputación de un delito que da lugar a una acción pública. Por ejemplo, decir falsamente que alguien es un violador, ladrón, maltratador, estafador o adultera como en el caso de Soraya.

 

Y podemos decir que incurre en un delito de calumnia la persona que acusa a otra de haber cometido “algo” a sabiendas de que tal acusación es falsa.

 

Otro agravante que opero en el caso de Soraya, fue la injuria; que consiste en traer deshonra, trastocando el honor de una persona y, produce descrédito y distorsión en la opinión pública sobre ella.

 

Por ejemplo, decir públicamente que alguien engaña a su esposo(a) con otro(a)…

La injuria es la expresión que lesiona la dignidad de una persona perjudicando su reputación y atentando contra su propia estima. Puede consistir en la atribución de unos hechos, en formular juicios de valor sobre una persona, etcétera.

 

¿En qué pues se diferencian la calumnia y la injuria? Aunque ambos son delitos contra el honor, la calumnia es la imputación de un delito, hecha con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad; mientras que la injuria es la acción o expresión que lesiona la dignidad de otra persona, menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación.

 

 REDES SOCIALES

 

Un caso arquetípico de injurias a través de Internet se realiza a través de los foros públicos: se insulta, se suplanta la personalidad de otro, y en ocasiones se llegan a realizar ofertas sexuales poniéndolas en nombre de otra persona.

 

Lamentablemente vivimos en un mundo donde la calumnia está a la orden del día. Calumnias en el trabajo, en la escuela, en el vecindario, entre parientes y hasta calumnias en el seno de comunidades fraternas.

 

Hay hasta periódicos, revistas y programas de televisión, cuya fuente de ganancia son los chismes y las calumnias.

 

NO BASTA PEDIR PERDÓN

 

Los chismes, las calumnias y las injurias, no sólo son delitos, es PECADO. Las Sagradas Escrituras hebreas nos hablan al respecto…

 

¿Qué es pecado? Pecado es “saber hacer lo bueno y no hacerlo” (cf. Stg.4.17; 1Jn.3.4; Jn.15.22).

 

Peor aún, las Sagradas Escrituras hebreas nos advierten que “la paga del pecado es muerte” (cf.Ro.6.23). Esto es, los chismes, las calumnias y las injurias no sólo provocan inconveniente y daño moral a la persona de la que se inventa la falsedad, sino que provoca daños a terceros (daños colaterales) y, peor aún, muerte espiritual para los que difunden el rumor. Razón por la cual es menester arrepentirse sinceramente y de corazón, e intentar restituir el daño causado.

 

Yeshúa HaMashíaj (YE”H) a manera de consuelo y esperanza les dijo a sus discípulos:

 

“Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”. (Mt.5.11-12).

 

No podemos negar que las calumnias se inventan no sólo para hacernos sentir mal, sino para causar el mayor daño posible. ¿Qué podríamos hacer para reducir el perjuicio y, acotar los daños colaterales: ser honestos, congruentes e íntegros de corazón y, no esforzarnos por esconder nuestro pasado por más ominoso que este sea. Hay muchas personas que no nada más ocultan su vida pasada, sino que la niegan y mienten al respecto.

 

Shaúl HaShalíaj no negaba su pasado, sino que hasta lo usaba para testificar, de cómo YE”H había cambiado su vida:

 

“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Yeshúa HaMashíaj vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero”. (1Tim.1.15).

 

TESHUVÁ

 

En Vayikrá (Levítico 6.2-5), AD”M a través de Moshe nos muestra el camino de la reconciliación (el perdón y la restauración de los daños), para quienes han sentido vergüenza por su pecado y desean recibir la gracia del perdón:

 

“Cuando una persona pecare e hiciere prevaricación contra ADONAY, y negare a su prójimo lo encomendado o dejado en su mano, o bien robare o calumniare a su prójimo, o habiendo hallado lo perdido después lo negare, y jurare en falso; en alguna de todas aquellas cosas en que suele pecar el hombre, entonces, habiendo pecado y ofendido, restituirá aquello que robó, o el daño de la calumnia, o el depósito que se le encomendó, o lo perdido que halló, o todo aquello sobre que hubiere jurado falsamente; lo restituirá por entero a aquel a quien pertenece, y añadirá a ello la quinta parte, en el día de su expiación”.

 

En otras palabras, si realmente uno está arrepentido del mal provocado, no basta con suplicar por perdón a AD”M y disculparse con la persona ofendida. Estamos obligados a resarcir el daño causado y añadirle un 20% al daño total, como “prenda” y muestra de que el arrepentimiento es genuino delante del Eterno.

 

Muchas de las veces es humanamente imposible resarcir los daños… a Soraya no le podrán devolver la vida para pedirle perdón ni, ser recompensada por el daño moral infringido; pero si hemos dañado a alguien, voluntaria o involuntariamente, y tenemos la oportunidad de mostrar arrepentimiento (teshuvá), pedir perdón al Eterno y disculparnos con el ofendido(a); también estamos obligados a resarcir el daño causado.

 

Si este fuera tu caso (ya como infractor o como quejoso), no demores más… si como infractor, demuestra tu sentido arrepentimiento, y si como quejoso, no pierdas la oportunidad para la reconciliación.

 

 Shalom, shalom.

 


 

 

GLOSARIO

 

Adón.- Amo o Señor

ADONAY.- Como se nombra al Bendito y Alabado sea Su Nombre, toda vez que se citan textualmente las Sagradas Escrituras hebreas.

AdoShem (AD”M).- El Nombre de ADONAY. Manera como se nombra al Bendito y Alabado sea Su Nombre, toda vez que NO se citan textualmente las Sagradas Escrituras hebreas. Por ejemplo, al bendecir decimos: “AD”M te bendiga”.

Calumnia.- Acusación falsa hecha maliciosamente en contra de alguien con la intención de causarle daño.

Chisme.- Noticia o comentario (ya verdadero o falso) sobre las vidas ajenas, con el cual se pretende hablar mal de alguien o enemistar a unas personas con otras.

Descrédito.- Disminución o pérdida de la consideración, y de la buena fama o la estima.

Difamación.- Ofensa a una persona o un grupo en su fama o en su honra, especialmente en público ó en un medio público.

ELOHIM.- Como el Bendito y Alabado sea Su Nombre se representa como Justicia.

Hasatán.- El adversario.

Infamación.- Acción de ofender a una persona en su honor o dignidad.

Injuria.- Insulto u ofensa contra la dignidad o el honor de una persona, especialmente mediante acusaciones injustas que causan daños y perjuicios.

Kefá.- Nombre que incorrecta y equivocadamente ha sido traducido como “Pedro”.

Lapidar.- Matar a pedradas.

Mentira.- Expresión contraria a la verdad. Embuste, engaño. Cosa ilusoria, sin fundamento Afirmación opuesta de lo que se sabe o piensa.

Shaúl HaShalíaj.- Shaúl el enviado. Incorrecta y equivocadamente ha sido traducido como “el Apóstol Pablo”.

Teshuvá.- “Volverse al Eterno”. Arrepentimiento.

Vayikrá.- “El llamó”. Tercer libro de las Sagradas Escrituras hebreas, traducido erróneamente como “Levítico”

Yeshúa HaMashíaj.- Salvador, el Ungido. Nombre que es sobretodo nombre y que ha sido incorrecta y equivocadamente traducido como Jesucristo.

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3 comentarios en «LA LAPIDACIÓN DE SORAYA»

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