Por Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo
Siempre han existido las migraciones internas temporales, en todos los países del mundo. Y nuestro país no es la excepción, pues se han producido históricamente por diferentes razones, principalmente laborales. Las personas se mudan temporalmente para cubrir expectativas, de ahí que sea común ver a gente que viene a la ciudad a vender productos u operar en rubros comerciales y hoteleros, particularmente en lugares turísticos durante la alta temporada.
Sin embargo en los últimos 5 años en México, existe una nueva razón de emigración interna: abandono de viviendas y localidades por el clima de inseguridad que existe en algunos Estados de la República que están padeciendo este cáncer, sin que hasta el momento se vean señales de solución definitiva.
Según un estudio que próximamente publicará el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) a finales del mes de enero, cuya autora es Séverine Durin, investigadora del Centro de Investigación y Estudios Sobre Antropología Social (CIESAS) Programa Noreste, entre 2005 y 2010 al menos 330 mil personas dejaron sus viviendas sin habitar por causa de la violencia en Baja California, Nuevo León, Chihuahua y Tamaulipas. Este desplazamiento se explica en base a la variación de las tazas de viviendas deshabitadas a nivel de las entidades federativas y municipios y su relación con las tasas de homicidios y el índice de víctimas visibles.
De acuerdo con la investigación, en el periodo revisado Baja California encabeza la estimación de población desplazada con 143 mil 520 personas. Le sigue Nuevo León con 86 mil 712, Chihuahua con 71 mil 221 y Tamaulipas con 31 mil 874 probables desplazados por inseguridad. Pero también a estos se une el Estado de Sinaloa.
Sin embargo no se necesitan tantas investigaciones, para darse cuenta que estados como Veracruz, Hidalgo, Tabasco, Oaxaca, Michoacán, Morelos, etc., existen localidades que por el incremento de la violencia sus habitantes (indígenas, campesinos, ganaderos, etc.) buscan otras alternativas de supervivencia y abandonan sus tierras, ranchos, hogares etc. Así mismo, existen otros indicadores derivado de la migración interna, al observarse comercios que se cierran porque la gente tiene miedo a invertir, cuando cuesta cada vez más trabajo rentar o vender propiedades o donde las familias malbaratan sus tierras para salirse y buscar nuevos horizontes, aspectos que se marcan más en zonas que tienen fama de ser corredores de la delincuencia organizada.
Pero como en todo, el principal problema para la medición de estos índices, es la falta de reconocimiento del fenómeno, lo que debiera ser al contrario: encarar el problema, intervenir en los puntos geográficos de cuidado para intensificar acciones militares y de seguridad pública en esas regiones y darle la garantía a los ciudadanos e inversionistas, de que se puede recuperar el clima de tranquilidad para que no abandonen sus negocios y propiedades y se asegure la permanencia en sus localidades, pugnando porque la emigración se disminuya o se realice sólo por motivos de mejoramiento individual y social.
Gracias y hasta la próxima.