Estas naves proveen a la investigación de acceso invaluable al mar y son un componente esencial de la infraestructura científica.
Por Nelly Toche/El Economista
En México son pocas las instituciones que cuentan con buques para investigación oceanográfica. La UNAM tiene dos: El Puma y Justo Sierra; la Secretaría de Marina cuenta con cuatro, la Universidad Autónoma de Tamaulipas tiene el UAT-1-CIDIPORT, el Instituto Nacional de la Pesca tiene el Dr. Jorge Carranza Fraser y el CICESE opera desde 2014 el Alpha Helix.
De acuerdo con el recién creado Laboratorio Nacional de Buques Oceanográficos (Lanab/O), estos barcos proveen a la investigación científica un acceso invaluable al mar, son un componente esencial de la infraestructura científica y constituyen un patrimonio de México. Además, han sido un parteaguas para la comunidad oceanográfica nacional, contribuyendo a la caracterización de los mares del país, a validar los datos obtenidos por sensores remotos y boyas, a explorar y describir nuevos ecosistemas y reconocer cómo cambia la vida marina, la disponibilidad de recursos por efecto del cambio global y efectos de la actividad humana.