La baraja de Héctor

Por Andrés Timoteo/Texto Irreverente/Notiver

Por muchas razones que ha acumulado en su trayectoria política y de servidor público,  el priísta Héctor Yunes Landa no merece ser gobernador pero lo dado a conocer ayer rebasa todo lo anterior, le tumba el discurso con el que buscaba dar la impresión de un alejamiento de los verdugos del pueblo y lo desnuda tal cual al presentarlo como el  beneficiario de un crimen financiero contra veracruzanos a quienes les endosarán una deuda adicional por 20 mil millones de pesos con tal de imponerlo en la silla estatal.  Eso no lo dice ninguno de sus contrincantes sino una voz “autorizada” de la fidelidad, el tamaulipeco Gabriel Deantes, quien es hoy por hoy el operador electoral  del gobernante en turno, Javier Duarte de Ochoa.

El clan,  cuyas cabecillas ya visibles son  Yunes Landa, Duarte de Ochoa y el innombrable,  no solo cargará a las espaldas de los veracruzanos un pasivo más sino que éste será una especie de salvoconducto para que el cordobés, su impresentable antecesor y el resto de ladrones que fungen como sus colaboradores no paguen por sus iniquidades. Se entiende que Héctor Yunes les dará impunidad y todavía más, les entregará  posiciones políticas –sean legislativas o sitios  en su gabinete si es que llega a convertirse en el sucesor- y así la fidelidad se extenderá al menos dos años más con el objetivo de controlar las elecciones del 2018 y quedarse a perpetuidad.

Héctor Yunes vendió a su familia, a sus seguidores y a los veracruzanos por 20 mil millones de pesos. Duarte va a endeudar al estado “de un vergazo”, dice el soez Deantes –con el lenguaje de carretonero bien aprendido del innombrable- y Héctor podrá ocupar ese dinero “cuando le dé su puta gana”, agrega el cínico. Obscenamente, el tipo  presume que ese dinero es la “baraja de cambio” para que Yunes Landa les garantice impunidad: ninguno irá a la cárcel y además conservarán cotos de poder. “Y esa va a ser la barja de cambio, yo te la dejo. Quiero salvoconducto para este, para aquí, para allá, para acá y estas posiciones cabrón. Es todo tuyo”, se jacta el tamaulipeco en tal confesión de parte.

Así convencieron a Yunes Landa de aceptarlos en su campaña, así le sobaron la mano para comprometerse a  no aplicar la ley contra los saqueadores del erario, a esos que pactaron con el crimen organizado y entregaron a Veracruz a la violencia y la desolación. Se confirma, pues, lo que ya afloraba con  los movimientos en las posiciones electorales y la presencia de fidelistas en su proyecto: pactó con los ladrones, se  unió a la banda. Y los que pagarán el costo de ese acuerdo entre malosos son los 8 millones de habitantes de la entidad. Esos 20 mil millones de pesos saldrán del bolsillo de los veracruzanos y se sumarán a los 120 mil o 150 mil millones de pesos que ya hay como deuda pública.

A lo anterior habrá que adicionar todo el dinero que Yunes Landa lleva gastado  en su campaña electoral y lo que erogará en los próximos 15 días, varios cientos –quizás miles- de millones de pesos. ¿Cómo podrá ahora el priísta hablar de castigo a los saqueadores, decir que va a mejorar la situación financiera del estado o asegurar que él representa el cambio verdadero cuando ha sido cachado con las manos en la masa?  Claro, a Yunes Landa le vale un comino que sean los veracruzanos quienes paguen su imposición en la silla estatal pues ha ocupado sin empacho cargos de elección popular pagados con el dinero ajeno, algunas veces arrebatado por la fuerza y a través de la comisión de ilícitos.

Basta recordar cuando él,  junto con el innombrable, se robó 500 millones de pesos de la Caja de Ahorro del ingenio El Modelo para costear su campaña a la diputación local por el distrito de La Antigua tanto en el 2004 -cuando fue derrotado- como en el 2007 cuando a billetazos lo impusieron en la curul de la 61 legislatura.  Héctor Yunes Landa no se condolió de los 758 ahorradores defraudados –algunos  ancianos que habían invertido todo su patrimonio y quedaron en la miseria, y murieron esperando recuperar su dinero-. Cuando lo acusaron penalmente por ese robo– la causa penal fue la 60/2009- se burló de ellos repitiendo en coro con el innombrable: “¡A mí que me esculquen!”.

El priísta nunca se inmuto ni tampoco hubo castigo por el hurto. Ese es el antecedente para corroborar que a Yunes Landa no le importa que otros paguen sus ansias de poder. Así como llegó a ser diputado a base de lo robado, ahora busca ser gobernador de la misma forma. Ayer fueron 500 millones de pesos y hoy son 20 mil millones de pesos. ¿Se merece que alguien vote por él? Por supuesto que no. No se trata del partido, aunque los que lo abanderan sean verdaderas calamidades para la democracia, sino él mismo como persona no merece acopiar un solo sufragio.

Por cierto, Duarte de Ochoa en un intento de desmentir los dichos de su operador Gabriel Deantes, dice que la ley impide endeudamientos después de concluida la elección. ¡Vaya cara-dura! ¿Cuándo se ha distinguido Duarte en  respetar la ley?, y en segundo lugar, ¿quién garantiza que el chanchullo no está hecho desde antes? Las contrataciones de  pasivos  ya estarían concretadas, y  claro, liberadas a la campaña misma de Yunes Landa. ¿Alguien cree que esperarán los tiempos legales? Lo que no dejen en caja, caso que se lo embolsarán.

¡CUIDADO CON ELLOS!

“Sabemos que estás enojado, desesperado. Convencido que este años se van. Y tienes razón, las encuestas nos favorecen. Pero, ¡cuidado con creerles siquiera! Un candidato ‘tapadera’ nunca va a encarcelar a alguien de su gente! ¡Cuidado  con los candidatos ‘independientes’! A esos los financia el estado para dividir el voto. ¡Cuidado con los ‘partidos satélites’! Esos que parecen que se oponen pero viven de lo que les da el gobierno.  Para rescatar a Veracruz, los que hemos sido valientes necesitamos de tu voto inteligente. Soy Marijose Gamboa y unidos vamos a rescatar a Veracruz ¡ya!”.

Tal es el mensaje que la periodista y candidata en el distrito Veracruz Urbano difunde en las redes sociales y por medio del cual  llama al voto inteligente, es decir al voto útil. Un voto razonado es negar  el sufragio a los priístas o a los simuladores vestidos de “independientes” o de engañosa oposición porque eso servirá para  mantener el régimen de corrupción y de impunidad vigente.  Un voto por un candidato que sea noble pero sin posibilidades de triunfo también es beneficiar a los del partido gobernante. Y  un voto nulo o el abstenerse de ir a depositarlo en las urnas, es también votar por  Duarte y  el innombrable que pretenden extender su dominio a través de Héctor Yunes. ¡Cuidado con todos ellos, con los candidatos de la fidelidad y los candidatos-trampa o de la simulación!

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