Observar una galaxia es como escuchar una canción en finlandés, dice Julieta Fierro: “Aunque no hables ese idioma la canción puede gustarte”. Así es la física, así es el universo, conocimientos tan intrincados como poéticos a los que esta astrónoma mexicana de reputación internacional le echa paletadas de humor. Nació en Ciudad de México hace 73 años: 40 libros publicados, tres honoris causa, una silla en la Academia Mexicana de la Lengua; escuelas, planetarios, sociedades científicas llevan su nombre. Ha sido presidenta de la Comisión de Educación de la Unión Astronómica Internacional y es investigadora titular del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Toda esa ciencia que hay bajo su melena de luna la usa para divulgar sin cansancio, no le importa perder unos minutos en explicar a los terraplanistas que andan bien equivocados. En sus palabras está toda la poesía planetaria. Si la entrevista resulta prosaica echen la culpa a las preguntas.
“Me puedes hablar de tú, soy una señora normal”, dice. Pero lo que demuestra a cada instante no es exactamente normalidad, sino una cotidianidad amable y desprovista de petulancia. En varias ocasiones se levantará del sofá para buscar en el interior de la casa objetos con los que demostrar cómo operan los eclipses, o cómo la ciencia está lejos de la verdad absoluta. Para eso jugará con la periodista y la fotógrafa, como si estuviera en una escuela explicando a los infantes. Al acabar la charla, Fierro se prepara para las fotos: “Voy a cepillarme el pelo y a hacer pipí”. Más adelante se verá la importancia del pipí, hasta del de los dinosaurios.
Pregunta. ¿Cómo se imagina a un ser extraterrestre, con antenas?
Respuesta. Depende de si es listo o no listo; si es tipo bacteria pues pueden crecer, ni siquiera necesitan estrellas. Júpiter tiene 92 satélites y uno tiene hielo y un mar abajo del hielo, podría haber vida submarina, y hay mundos como Júpiter, que van por ahí sin estrellas, se llaman flotadores libres. Pero para tener inteligencia se necesitan varias cosas, un tamaño mínimo para desarrollar neuronas, tentáculos o trompa para poder manipular a la naturaleza, y se piensa que al menos deberían tener dos o tres kilos de peso y sentidos, depende del lugar.
P. ¿Se lo imagina entonces como un pulpo?
R. Podría ser, son muy inteligentes, lo que pasa es que viven poco, un año. Juegan, saben contar, se divierten, exploran los acuarios, hacen trampas…
P. Y predicen el ganador de los mundiales de fútbol. Volvamos a los terrestres: los humanos somos polvo de estrella.
R. [Señala con un dedo una partícula invisible en su muñeca]. Mira, ve un protón, velo, lleva 13.800 millones de años en el universo.
P. ¿Ahí, en la muñeca?
R. Sí. Ha entrado una estrella, ese protón se fusionó para hacer carbono.
P. ¿Pero es el mismo que soltó una estrella al morir hace miles de millones de años?
R. Sí, el mismo. Cada protón se formó hace 13.800 millones de años, había puro hidrógeno y helio, las estrellas agarraron el helio y formaron carbono 12, oxígeno. ¿Y de qué estamos hechos? De lo que fabrican las estrellas, se murieron y aventaron eso al espacio.
P. Pero unas estrellas murieron antes y otras después, mi protón puede ser más antiguo y el suyo más moderno.
R. Claro. Estamos hecho de carbono, nitrógeno y oxígeno porque es lo que más fabrican las estrellas.
P. Si las galaxias van perdiendo fecundidad, como dicen, y producen menos estrellas, la existencia del ser humano pende de un hilo, aunque sea un hilo de millones de años.
R. Ahorita existimos gracias a que hubo aquellas explosiones estelares, el sol también se evaporará y se irá al espacio y se va a mezclar con otras nubes y se formará otro sistema solar con nuestra materia, porque todos nosotros estamos reciclados, ustedes tienen moléculas de Cristo y de Barrabás, y de Nerón, porque todos hacemos pipi y la atmósfera transporta los gases.. todos tenemos átomos de millones de años. Tú tienes átomos que estuvieron antes en un dinosaurio.
P. ¡Somos un reciclado de Barrabás!
R. Perdón, debería haber dicho de Cristo nada más, jajaja.
P. Mejor Barrabás.
R. ¿Los malos son personajes más interesantes, no?
P. Dicen que el universo se muere, por eso de la infertilidad de las galaxias.
R. Hay de todo, vivimos en un universo que lleva evolucionando 3.800 millones de años y han sucedido muchas cosas. El universo empezó muy denso, donde había más materia nacieron las primeras estrellas. Hubo brotes importantes. Conforme el universo se fue dilatando más y más la densidad de materia disminuyó, pero hay 100.000 millones de galaxias y cada una tiene 100.000 millones de estrellas. Se siguen formando galaxias pequeñitas, con mucho gas, que se unen a otras y se hacen más grandes. Por ejemplo, la Vía Láctea se va a fusionar con Andrómeda dentro de 500 millones de años y las dos galaxias van a tener más brotes de formación estelar hasta que agoten su gas. En el presente hay menos brotes, sí, pero nuestra galaxia sigue muy activa y su satélites también.
P. Entonces se muere o no se muere.
R. La energía del universo se va degradando, y los agujeros negros del universo se van a evaporar cuando el universo tenga un 1 con 70 ceros en años. Los protones se van a desintegrar cuando el universo tenga un 1 con 32 ceros o sea, con un 1 con 100 ceros el universo será frío, puras ondas de radio, ya no habrá luz visible, estrellas agotadas, agujeros evaporados, protones desintegrados.
P. Qué miedo. ¿Y a eso le sucederá otro universo desconocido?
R. Antes se pensaba que nuestro universo era como una pelota, se expande y se cae, se expande y se cae, un universo oscilante, pero en esta ocasión se va a expandir tanto que se va a expandir por siempre. Pero hay, además, otros universos, que surgen de la nada. El vacío está lleno de energía siempre, y esa energía varía, si se mueve un planeta la gravedad cambia, si un campo magnético se modifica, también la energía… Los campos de la física… De ahí puede surgir un universo como el nuestro, en este momento podría estar generándose, pero no es que el nuestro se acabe y surja otro, pueden existir en paralelo y ser diferentes.
P. Pensar en otros universos ¿no le causa ansiedad?
R. Uy, no, qué maravilla, a mí la mecánica cuántica me encanta.
P. El telescopio James Webb ha sido lanzado con éxito esta nochebuena. Con él vamos a ver más atrás de lo que antes vimos, más pasado. ¿Los astrónomos miran hacia atrás para saber de dónde venimos o también a dónde vamos?
P. Lo que quiere la ciencia es avanzar el conocimiento, el pasado, el futuro y qué pasó en el ínter, somos curiosos, James Webb quiere saber la evolución, las etapas.
P. ¿Qué sacamos para el presente?
R. Pues que Andrómeda y la vía láctea se van a fusionar, por ejemplo. Al mirar hacia atrás sabemos cómo se va a comportar el futuro, que el sol va a vivir otros 4.500 millones de años, por ejemplo, que no se va a apagar mañana.
P. Siempre habrá un universo, entonces
R. Pues es la idea de ahorita, pero la ciencia por definición no tiene la verdad, el teorema de Gödel muestra que la verdad no existe. Ahora tenemos las ondas gravitacionales para saber, es como si nos regalaran un nuevo sentido para explorar, otra manera, sin ver ni oler ni tocar, eso es un regalo de este siglo y con eso vamos a poder explorar de manera más completa el universo, pero nuestra ignorancia va a seguir.
P. La verdad no existe. Pues la religión dirá: ya la pongo yo.
R. Pues sí, pero hay verdades nocivas, por ejemplo eso de que Adán esté feliz y toda la culpa la tengamos las mujeres. ¿Es muy cómodo para un señor creer en esa religión, no? Tu pareja es la culpable de todo por la eternidad.
P. México es un país muy supersticioso, a buena parte de la población le ha costado creer que el coronavirus era una verdad científica. ¿Cómo se siente una astrónoma al contar estas cosas que son casi de ciencia ficción, hacer entender verdades, aunque incompletas, a una población?
R. Se han hecho muchos experimentos y las personas pueden vivir con dos sistemas del mundo distintos. En los museos de ciencia les preguntan a los niños cómo surgió el hombre, y hablan de células y tal. Si a la salida un líder religioso les pregunta lo mismo, le dicen: Dios lo creo.
P. Qué paranoia. Podemos vivir con dos verdades.
R. Exactamente y, según el contexto, aplicar una u otra, y es a lo más que puede aspirar la ciencia. No podemos competir con la religión, solo respetarla, es demasiado fuerte.
P. ¿Para nuestro lado religioso?
R. Y por la gente que aprovecha la religión a su favor. Para la mujeres es nefasta, el sexo es malo, es bueno sufrir, la cupa, somos las brujas. No hay deidades femeninas más o menos razonables.
P. Los antepasados mexicanos eran unos grandes astrónomos.
R. Las grandes culturas de la antigüedad han usado los astros para la cuenta del tiempo, los relojes, la noche, los meses del año. Eso ayudaba a organizar la vida social. Había que planear con cuidado los mercados, el comercio de mercancías, la construcción de pirámides y la época del estar en el campo. Los mayas construían pirámides y los astrónomas sabían qué día era y cuántos faltaban para llevar al mercado de Oaxaca las plumas, los pigmentos, etcétera.
P. Pero todas las civilizaciones tenían esa necesidad de establecer un calendario, sin embargo en México fueron alumnos avanzados…
R. Sí, tenemos una ventaja. La astronomía empezó como ciencia en Europa, pero están muy al norte y México está más cerca del ecuador, donde se ven secciones del cielo que no ven en el hemisferio norte, y en diciembre está despejado en México.
P. Los mayas partían con ventaja.
R. Sí.
P. El Webb ha costado 9.000 millones. ¿La sociedad entiende este gasto?
R. La ciencia básica no pretender mejorar la vida diaria, sino avanzar el conocimiento. Los científicos básicos buscar herramientas para interrogar de la mejor manera a la naturaleza.
P. Son ustedes unos preguntones.
R. Tú también, jaja. Tenemos la misma profesión con objetos distintos de conocimiento.
P. Terraplanistas, pandemias que asolan la tierra, antivacunas. Esto huele a edad media.
R. Los terraplanistas agarraron fuerza con la serie Juego de Tronos, donde hay un muro de hielo al final. Es muy bonito pensar que la Tierra sea plana y esté rodeada de ese muro de hielo. Todas las grandes culturas pensaron que la Tierra era plana. Se dieron cuenta del error los babilonios cuando vieron la sombra de la Tierra sobre la Luna, pero Cristóbal Colón no le dijo a Chabelita (perdón): ‘mira la sombra de la Tierra, hay dos eclipses al año’. Nadie se molesta en pensar que la sombra de la tierra no es una tortilla, no es un taco, una enchilada.
P. Pero que en el siglo XXI surja toda esta caterva de terraplanistas…
R. Es un súper negocio, todo lo mágico lo es, la astrología… Vivimos en una sociedad de culpa y es cómodo buscar justificaciones raras. Y además da cierto glamour, cuando nos invitan a la tele y van los astrólogos pues es fascinante, con esos ropajes, esas pelucas. En cambio, llega el astrónomo y te preguntan la distancia hasta Plutón en centímetros y te quedas calculando como el idiota que no tiene ya esa distancia sabida.
P. ¿Cuál es su astro favorito?
R. Me gusta el universo, el conjunto, esto que a ti te inquieta a mí también me fascina, pensar que sabemos tanto de algo tan vasto y que con este nuevo telescopio veremos hasta 13.000 millones de años luz de distancia, el nacimiento del universo.
P. Eso puede arrojar sorpresas. ¿Qué espera?
R. No sabemos, cuándo lanzaron el Hubble, organizamos un congreso en Atlanta para ver los resultados, y no salió hasta años más tarde y para cuando lo mandaron estaba desenfocado y de aquí a que lo arreglaron… Era miope, como yo. Se usó para ver los objetos cercanos, y ahora ha vivido tanto que ya está tomando puras imágenes bonitas para la gente que se pregunta. Esa es la despedida del Hubble.
P. Ahora veremos la primera luz del universo, el gran parto. ¿O solo son titulares?
R. Sí, son titulares. El universo surgió del vacío y se liberó energía. El 70% es energía y la luz es parte de ella. Después, del 30% restante, el 26% es materia oscura, una materia que genera gravedad pero no luz, no la absorbe, no la refleja, no la emite. Pero había luz antes. La primera luz. Hubo una época en la que el universo temprano se empezó a expandir, pero la luz rebotaba de un lugar a otro. Solo cuando el universo cumplió 380.000 años de vida se hizo transparente y la luz pudo viajar, así que es lo más antiguo que podemos ver. Antes, aunque hubiera un rayo de luz que quería decir estoy aquí, voy a llegar hasta ti, no podía salir. El universo entonces era de color rojo, como el sol más o menos, rojo y opaco.
Información por El PAÍS