Por: BBC News Mundo
El mexicano Joaquín «El Chapo» Guzmán fue hallado culpable de los 10 cargos de narcotráfico que enfrentaba en su colosal juicio en Nueva York y quedó expuesto a una sentencia obligatoria de cadena perpetua.
Guzmán, de 61 años, escuchó este martes en silencio el veredicto del jurado en la corte federal de Brooklyn, donde fue juzgado como líder del cartel de Sinaloa, relata Gerardo Lissardy, corresponsal de BBC Mundo en Nueva York.
El juez del caso, Brian Cogan, leyó el veredicto unánime sobre las 12:30 horas locales (17:30 GMT), luego de tres meses de juicio y más de una semana de deliberaciones del jurado de 12 miembros.
El abogado de Guzmán, Eduardo Balarezo, aseguró en una declaración que estaba decepcionado con la decisión y considerará todas las opciones, incluida una posible apelación.
«Nos enfrentamos a obstáculos extraordinarios y sin precedentes en la defensa de Joaquín», aseguró Balarezo, quien cuestionó la detención de Guzmán en régimen de aislamiento, los testimonios que fueron difíciles de verificar y la confianza del gobierno en los testigos que cooperaron.
El Fiscal General Interino de Estados Unidos, Matthew G. Whitaker por su parte, consideró que se trataba de una sentencia importante por el mensaje que envía sobre el narcotráfico.
«Este caso, y más importante, este veredicto, sirven como un mensaje irrefutable a los narcos que permanecen en México y a aquellos que aspiran a ser el próximo Chapo Guzmán, que finalmente serán arrestados y procesados», afirmó.
Se trata del mayor juicio por drogas en la historia de EE.UU., un proceso que marca el destino del narco más buscado y célebre de este siglo.
Para Guzmán, que libró sangrientas guerras con enemigos y ganó notoriedad tras dos escapes de prisiones de máxima seguridad en México, el veredicto confirma su caída definitiva de la cima del narcotráfico, señala Lissardy desde la corte.
«El Chapo» ahora deberá aguardar su sentencia, prevista para el 25 de junio, que debe enviarlo a una prisión federal de máxima seguridad en EE.UU. por el resto de sus días, sin posibilidad de libertad condicional.
Los cargos
Entre los cargos de los que el jurado halló culpable a «El Chapo» figura el primero y más importante de la acusación: participar en una empresa criminal continua entre 1989 y 2014.
Este cargo incluía 27 violaciones legales que van desde distribución internacional de toneladas de cocaína hasta conspiración para cometer asesinato.
El jurado determinó, no obstante, que 25 de esas 27 violaciones fueron probadas durante el juicio.
Además, debido a que el jurado respondió «sí» a tres preguntas agregadas a ese cargo, Guzmán enfrenta una sentencia de cadena perpetua obligatoria.
Esas preguntas eran si el gobierno de Estados Unidos probó más allá de una duda razonable que alguna de las violaciones involucró al menos 150 kilogramos de cocaína, que la empresa criminal recibió al menos US$10 millones durante un período de 12 meses por narcotráfico y que Guzmán era uno de los principales administradores o líderes.
Los demás cargos de los que se lo halló culpable, relacionados con esas violaciones, incluyen distribución e importación de cocaína, heroína, metanfetamina y marihuana, así como uso de armas de fuego y lavado de dinero.
Tras conocerse el veredicto, el gobierno de EE.UU. reivindicó la denominada «guerra a las drogas» que en los últimos tiempos ha recibido críticas desde países latinoamericanos y de diferentes expertos.
«Hay quienes dicen que la guerra contra las drogas no vale la pena pelearla. Esas personas están equivocadas», dijo Richard Donoghue, fiscal de EE.UU. para el distrito este de Nueva York.
El veredicto es, de hecho, de una victoria clara para el gobierno de EE.UU., que en el juicio aportó lo que considera una «avalancha de evidencia» contra Guzmán, desde grabaciones de llamadas telefónicas suyas hasta 56 testigos en su contra.
La defensa, por su parte, insistió durante el juicio que su cliente era «un chivo expiatorio» y pidió al jurado que desestimara el testimonio de los testigos colaboradores del gobierno, a los que acusó de mentir para salvarse a sí mismos y buscar mejores acuerdos para sus propias sentencias.
Del total de testigos, 14 tenían acuerdos de cooperación con los fiscales: eran narcos o colaboradores próximos de Guzmán que testificaron en procura de reducir sus propias sentencias.
Por ejemplo, parte de las violaciones por distribución internacional de cocaína se basaron en el testimonio de exproveedores colombianos de droga de «El Chapo», como Jorge Cifuentes o Juan Carlos Ramírez, alias «Chupeta».
Según la fiscalía, solamente «Chupeta» envió al cartel de Guzmán 55 toneladas de cocaína entre 2003 y 2005 para introducirlas en EE.UU., como indican los libros de contabilidad que llevaba el narco colombiano y que también fueron presentados como prueba.
El último de los testigos del juicio fue Isaías Valdez Ríos, alias «Memín», que trabajó como sicario de «El Chapo» en las sierras de Sinaloa y relató tres asesinatos cometidos por su expatrón.
Según «Memín», tres hombres vinculados a carteles rivales fueron torturados antes de ser ejecutados a quemarropa por Guzmán: uno fue enterrado aun vivo y los otros dos cadáveres ordenó que los quemaran, para que «no queden ni los huesos».
La defensa de «El Chapo» cuestionó durante el juicio la credibilidad de los testigos cooperantes y sostuvo que Guzmán es víctima de una conspiración entre autoridades mexicanas corruptas e Ismael «El Mayo» Zambada, a quien señaló como el líder real del cartel de Sinaloa y que permanece prófugo.
Pero el jurado ha concluido que los testimonios y pruebas materiales presentadas contra «El Chapo» corroboran su culpabilidad en todos los cargos, más allá de cualquier duda razonable.
Ascenso y caída
Tras leer el veredicto, el juez Cogan felicitó la forma cuidadosa en que el jurado verificó los cargos presentados por el gobierno, con varias solicitudes de testimonios y pruebas desde el lunes de la semana pasada.
«Me hace sentir orgulloso de ser estadounidense», afirmó Cogan tras recordar que este es uno de los poco países que confía juicios de este tipo a jurados populares.
Aparte de las decenas de testigos, el jurado escuchó durante el juicio llamadas telefónicas interceptadas a «El Chapo» en las que discutía con personas de su confianza asuntos de drogas o violencia.
Para eso fue clave la colaboración de Christian Rodríguez, un joven técnico colombiano que instaló el sistema de comunicaciones encriptadas de Guzmán y luego las entregó al Buró Federal de Investigaciones (FBI por sus siglas en inglés), para evitar ser procesado.
La fiscalía presentó además mensajes de texto interceptados a «El Chapo», fotografías y videos de él mismo, sus escondites en México y sus distintivos túneles.
Según las pruebas volcadas en el juicio, Guzmán ganó fama de «rápido» en el mundo del narco al utilizar túneles fronterizos para introducir toneladas de drogas desde México hacia EE.UU.
Pero «El Chapo» no solo usó túneles para traficar drogas: en 2015 escapó por uno de un kilómetro y medio de una cárcel mexicana de máxima seguridad.
Esa fuga carcelaria y otra previa de 2001, escondido en un carrito de lavandería para salir de otro presidio mexicano, contribuyeron a la fama de narco todopoderoso de «El Chapo».
El juicio mostró también que, tanto para esos escapes como para su ascenso en el mundo del narco, Guzmán usó otra de sus tácticas predilectas: los sobornos.
Diversos testigos indicaron que «El Chapo» compró el favor de autoridades mexicanas de rango bajo, medio y alto.
Alex Cifuentes, un narco colombiano que trabajó como secretario de Guzmán entre 2007 y 2013, testificó que el capo pagó US$100 millones al expresidente mexicano Enrique Peña Nieto, quien ha rechazado las acusaciones.
Sin embargo, «El Chapo» fue arrestado en enero de 2016 —durante el gobierno de Peña Nieto— en su momento de mayor celebridad, tras conceder una entrevista a los actores Sean Penn y Kate del Castillo.
Un año más tarde fue extraditado a EE.UU., en víspera de la investidura presidencial de Donald Trump, para ir a juicio con la promesa de que se evitaría buscar la pena de muerte, ya que México abolió ese castigo.
Tras escuchar el veredicto y saludar a su esposa, Emma Coronel, a la distancia, Guzmán estrechó las manos de sus abogados y se retiró de la sala de la corte por una puerta lateral escoltado por guardias, relata Lissardy.