Flavino Ríos: la fuga de Duarte y los enredos del cómplice

* Facilitó el helicóptero en el que huyó  * De la negación a la contradicción.

Por Mussio Cárdenas Arellano/Informe Rojo

Lleva dos ex gobernadores Yunes: a Dante Delgado lo refundió en la cárcel acusado de corrupción, y salió no por inocente sino por haber sido acusado a destiempo, y a Flavino Ríos lo recluye por encubrir y facilitar la fuga de Javier Duarte.

Aciago este domingo para Flavino Ríos Alvarado, que pasadas las 8 de la mañana siente la mano de la ley en su humanidad, detenido al salir de su hogar en Xalapa, acusado de ser el artífice de la huida de Javier Duarte, el 13 de octubre de 2016.

Corre la versión en tiempo real, como si a Reforma se lo hubiera filtrado Miguel Ángel Yunes Linares, el gober azul. O se lo filtró. Escueto, refiere el mensaje del diario en la red Twitter, que el ex gobernador interino había sido detenido bajo cargos de encubrimiento y facilitar la fuga del gordobés.

Un par de horas después, en entrevista con XEU, Ríos Alvarado confirma su detención y advierte que no tendría problema para probar su inocencia. Luego diría que a él no lo han denunciado por pederastia, aludiendo a Yunes Linares por el caso Cancún, el libro Los Demonios del Edén de Lydia Cacho.

Ese domingo 12 o este lunes 13, afirmaba quien en sus días de secretario de Gobierno del duartismo ordenó reprimir a pensionados que protestaban por falta de pago en sus quincenas, el 23 de diciembre de 2015, quedaría en libertad.

Erró. Por la tarde le fue determinada prisión preventiva de un año, y habrá audiencia para determinar su se le vincula a proceso por la huida de Javier Duarte.

Su historia se remonta al 13 de octubre de 2016, cuando Javier Duarte fue visto por última vez, usando un helicóptero del gobierno de Veracruz, facilitado por Flavino, aunque éste de inicio lo negó. Su historia actual se finca en una contradicción que lo hace reo de la justicia penal.

Cinco días después, el 18 de octubre, Flavino Ríos rechazaba el señalamiento, cualquier vínculo con la fuga de Javier Duarte. Tajante, le decía a la periodista Adela Micha, en Radio Fórmula que no había prestado aeronave alguna, que consultaran las bitácoras de cada unidad, que si hubiera alguna responsabilidad “que se me castigue”. Así, “que se me castigue”.

Eran sus palabras:

“Incluso —le dijo a Adela Micha— ayer que me enteré de la noticia di indicaciones a la Dirección de Transportes Aéreos, que depende de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas, para que pusiera a disposición de la autoridad competente, en caso de que sea necesario o que lo solicite, todas las bitácoras de todos los transportes aéreos con los que cuenta el gobierno de Veracruz y que si hay alguna irregularidad, responsabilidad o algún acto ilegal o indebido, pues que se me castigue”.

—¿Usted le prestó un helicóptero para salir del estado?

—Falso completamente.

—¿No usó (Duarte) ningún helicóptero propiedad del gobierno del estado?

—No sé, te soy sincero, no sé, lo cierto es que yo no presté ningún helicóptero, si hizo uso de algún transporte aéreo del gobierno del estado se está investigando.

Ofrecía poner a disposición de la autoridad las bitácoras de los vuelos del jueves, viernes, sábado, domingo; “todo lo que solicite”.

Refería el ex gobernador interino que desde su toma de protesta no había mantenido ninguna comunicación con Javier Duarte. Sin embargo, los hechos lo desmintieron. Él mismo se desmintió.

Al mes siguiente Flavino Ríos intentó matizar su error. Algo no cuajó en su maniobra. Las bitácoras de vuelo, las bitácoras originales, lo delataban.

Dijo el 7 de noviembre:

“Él (Javier Duarte) pidió un helicóptero que lo trasladó a Coatzacoalcos, lo pidió directamente al aeropuerto. Pedí a la gente del aeropuerto que le dieran las atenciones de un gobernador porque yo no sabía que existía una orden de aprehensión”.

¿Entonces? Primero dice: yo no presté ningún helicóptero. Luego admite: Pedí a la gente del aeropuerto que le dieran las atenciones de un gobernador. Pero Javier Duarte ya no era gobernador y Flavino Ríos incurrió en desvío de recursos (la aeronave es un bien público), amén del tráfico de influencias, abuso de autoridad y encubrimiento por favorecimiento.

En otra declaración, ese mimo día apuntó:

“Yo no sabía en ese momento que existía una orden de aprehensión, tampoco tenía por qué saberlo, no es algo que me informe la PGR. Él habló al aeropuerto, pidió un helicóptero, se lo proporcionaron, y se trasladó a Coatzacoalcos”.

Una versión difundida por el periódico Diario de Xalapa detalla ahora la forma en que presuntamente habría facilitado Flavino Ríos la fuga de Javier Duarte. Aquí el texto.

“De acuerdo a lo narrado, horas después de tomar el cargo como gobernador interino, el 13 de octubre de 2016, Flavino Ríos Alvarado se presentó en las instalaciones de la dirección de aeronáutica en el Aeropuerto de El Lencero entre las nueve y diez de la mañana para hablar con Ricardo Casanova Morales, analista de proyectos de aquel departamento.

“En la reunión, Flavino Ríos dio la orden a Casanova Morales de brindar todas las facilidades logísticas al exgobernador Javier Duarte de Ochoa debido a actividades propias de su cargo (¿cuál cargo si ya no era gobernador?).

“Al siguiente día —14 de octubre— a las 15 horas Ricardo Casanova recibió la llamada de un número desconocido al que le comunicaron a Duarte de Ochoa. El exmandatario preguntó en qué tiempo tendría listo un helicóptero, a lo que el encargado respondió entre 40 y 50 minutos.

“Fue cerca de las 16:30 horas cuando Casanova Morales recibió otra llamada de número desconocido —con lada de la Ciudad de México—, al otro lado de la línea Duarte de Ochoa le solicitaría que una aeronave fuera enviada al Agrocentro Siglo XXI, que se encuentra en la carretera Xalapa-Veracruz, en la localidad de Puente Nacional.

“Ricardo Casanova Morales se comunicó a la oficina de Miguel Pablo Portugal para que ordenar que recogieran a Javier Duarte en el lugar antes señalado; por lo que 20 minutos después despegó el helicóptero del aeropuerto El Lencero sin pasajeros, solamente con el piloto y el copiloto, Jesús Jaime Peregrina y Francisco Javier Herrera, respectivamente.

“La aeronave recogió al gobernador en el Agrocentro con una persona desconocida e informó que cambiarían de destino debido a que se trasladarían al centro de convenciones de Coatzacoalcos. Una vez que aterrizaron ambos pasajeros subieron a un vehículo con rumbo desconocido.

Desata su aprehensión una reacción airada del priismo de Veracruz, de sus pares, de Dante Delgado, dueño Movimiento Ciudadano, del séquito que en los tiempos de Javier Duarte se montaban en el saqueo, o callaban ante el atraco a las arcas.

Protesta el PRI veracruzano, sus aliados en la oposición y un sector de la prensa que lo ve como víctima del gobernador Yunes Linares, de su sed de venganza, de su fobia al duartismo y a Flavino Ríos por ser el que operó la fuga.

Del saqueo, del abuso de poder, del atropello a la ley no habló Pepe Yunes, el senador, en la mayor parte del sexenio duartista. Lo hizo al final, cuando sintió que se podría descarrilar en su aspiración a ser sucesor de Javier Duarte. Hoy sí. Increpa y cuestiona, vía Twitter:

“Como todos en Veracruz, demando combatir la impunidad y corrupción, pero sin sesgos ni conveniencias políticas ni como estrategia mediática”.

Un segundo mensaje dice:

“El proceso de Flavino Ríos se debe llevar conforme a derecho y respetando las garantías individuales”.

Grave el masoquismo de Pepe Yunes. Intercede por uno de los capos que le impidieron ser gobernador de Veracruz.

Héctor Yunes, el otro senador, fue el último en enterarse que a su compañero priista lo tenían en prisión. También acudió a Twitter:

“Por el bien de Veracruz, esperamos que la detención de Flavino no sea una acción injuriosa disfrazada de justicia”.

Injurioso fue disfrazar a su padre y hermanos de policías para lograr que el Instituto de la Policía Auxiliar (IPAX) les facilitara obtener permisos de portación de armas. Injurioso fue recibir las “hieleras” del narco empresario Francisco “Pancho” Colorado Cessa, estando ya en prisión en Estados Unidos, purgando una sentencia de 20 años por lavado de dinero del grupo delincuencial Los Zetas, como consta en la transcripción de las llamadas entre el reo y su hijo.

Hay otro que no es priista pero también increpa a Yunes Linares por la aprehensión de Flavino Ríos. Es Andrés Manuel López Obrador, líder de Morena.

“Es un acuerdo (…) es propaganda, nada más —dice el Dios Peje—. Tan es así que Yunes acaba de apoyar al que fue contralor de Duarte para que sea candidato a presidente municipal de Pánuco del PAN”.

No falla AMLO en lo del ex contralor “tapadera”, Ricardo García Guzmán, que de su condición de cómplice de Javier Duarte lo lleva Yunes azul a la candidatura del PAN a la alcaldía de Pánuco. O sea, los rufianes, si son cuates o son útiles, que sean impunes.

Mal día también para Andrés Manuel. Culmina su gira por Veracruz, este domingo 12, y le roba la de 8 columnas el caso Flavino Ríos. Empezó su periplo con lo de sus declaraciones fiscales, su no pago de impuestos a Hacienda, y concluye con un hecho que lo envió a segundo plano.

Otros priistas, los de la cúpula, desdeñan a Flavino Ríos. Refieren que debe ser investigado, procesado y si tiene responsabilidad, que pague. Lo dice el vicecoordinador de los diputados federales, Jorge Carlos Ramírez Marín.

Enfrenta Yunes Linares el escarnio. Le imputan que es show, caja china protagonizada por el chino, distractor ante la ola de violencia y muerte, los cárteles dirimiendo sus conflictos a punta de bala y sangre, el escándalo por la impunidad de los duartistas, acogidos en el PAN y en el gobierno yunista como héroes, olvidando que fueron cómplices en el saqueo a Veracruz.

Pocos, sin embargo, saben lo que entraña Flavino Ríos. Yunes azul sí. Conoce su operación política, su estructura de poder, sus filias y sus fobias, los amigos y rivales. Flavino en la frontera del bien y el mal.

Gobierna Flavino Ríos a Veracruz desde los días del alemanismo, tripulando a Alejandro Montano Guzmán, el guarura del ex gobernador Miguel Alemán, el ex secretario de Seguridad Pública que lo llevó a encabezar el Consejo Estatal de Seguridad Pública estatal y la Secretaría de Gobierno con todo lo que implica: el pulso de la violencia, la identidad de los capos, el negocio ilegal y sus ramificaciones, las complicidades, la capacidad de agresión de los grupos que conforman el crimen organizado.

Cae Flavino Ríos cuando se recrudece la violencia en Veracruz, los cárteles disputando el territorio, sembrando muerte, disparando los índices delictivos, irritando a la sociedad, motivando la embestida de los que avizoran que Yunes Linares ya fracasó.

Cae Flavino Ríos cuando la violencia se dispara. Así ocurrió con el falso general Arturo Bermúdez Zurita, ex secretario de Seguridad Pública, de imagen siniestra sobre quien pesa la acusación de operar con policías vinculados al crimen organizado, de lucrar con la muerte, el secuestro, el levantón, las fosas, la venta de protección. Arreció la violencia y terminó en el penal.

¿Qué entraña su aprehensión? ¿Sólo haber facilitado la huida de Javier Duarte o la ola de violencia que golpea a Veracruz, operada por el duartismo?

Hoy, por lo pronto, duerme en prisión.

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