Por Cecilia Barría / BBC News Mundo
Las hospitalizaciones de niños por covid-19 han llegado a su mayor nivel en Estados Unidos desde que el país comenzó a monitorear los casos pediátricos hace aproximadamente un año.
Hacia finales de agosto, el promedio de admisiones por día bordeaba los 300 casos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Los médicos advierten que la situación podría empeorar en la medida que las escuelas están iniciando el año escolar y la variante delta, que se ha expandido por el país, se transmite mucho más rápido que las otras.
Y aunque la tasa de mortalidad pediátrica es menor al 1%, el problema más grave, dicen los expertos, son las consecuencias que el virus puede causar en los menores.
Entre ellas, el síndrome inflamatorio multisistémico (PIMS, por sus siglas en inglés, y también conocido como SIMP o MISC-C), que puede dañar el corazón de los niños, así como sus sistemas digestivo, nervioso y respiratorio.
La pediatra Christina Propst relata en primera persona su experiencia tratando niños con covid-19 y la situación que se vive en el Texas Medical Center, el mayor complejo médico del mundo.
«Lo que veo en los niños con covid me asusta. Algunos de mis pacientes han requerido cuidados intensivos y, en las últimas semanas, he visto muertes pediátricas en el Centro Médico de Texas.
Esas muertes son devastadoras, especialmente cuando ves el sufrimiento por el que debe pasar un niño intubado durante un largo período de tiempo.
El problema es que la delta está afectando a más niños que otras variantes. De hecho, en el Texas Children’s Hospital un tercio de los niños ingresados por covid requiere cuidados intensivos.
Eso con mucha frecuencia significa que necesitan soporte respiratorio. Es realmente desgarrador ver niños intubados por covid.
No habría dicho esto hace un año cuando teníamos la variante alpha, pero aquello no fue nada en comparación con lo que estamos viviendo ahora.
Los casos pediátricos a nivel nacional se han cuadriplicado en el último mes en Estados Unidos y una de las razones es que la variante delta es mucho más fácil de transmitir.
Una segunda razón es que los niños no están siendo vacunados. Por un lado, los menores de 12 años no califican para recibir la vacuna y, por otro, muchos adolescentes no se han vacunado. Eso es un gran problema.
Y la tercera razón del aumento del covid en niños es que muchos adultos no usan la mascarilla.
Andan por ahí como si no pasara nada, sin estar conscientes de que pueden ser asintomáticos y, por lo tanto, pueden contagiar a sus hijos o a otros niños.
Me gustaría que más personas pudieran ver lo que los pediatras que trabajan en la primera línea están viendo en este momento. Es simplemente trágico, atroz, devastador.
Siento lo mismo que sienten muchos pediatras. Siento una combinación de dolor extremo, ira y frustración, porque la muerte de un niño por covid es completamente evitable.
Si tienes un hijo mayor de 12 años, debes vacunarlo. Es como cuando le exiges que se ponga el cinturón de seguridad en el auto para que su vida no corra peligro.
He visto a padres que han perdido a sus hijos y que le ruegan a la gente que se vacune para evitarles a otras familias el dolor que están sintiendo.
Recuerdo el caso de uno de mis pacientes, un bebé de apenas cinco semanas a quien le diagnostiqué covid y cuya madre, lamentablemente, también tenía la enfermedad.
Es una familia con otros niños que atender, pocos recursos económicos y cuyo idioma nativo no es el inglés. Afortunadamente a ese bebé le ha ido bien y ahora está en su casa.
Pero otros niños, desafortunadamente, experimentan secuelas muy graves como una reacción inflamatoria multisistémica que puede dañar el corazón, los pulmones, los riñones y otros órganos.
Ciertamente estamos viendo un repunte de esos casos y mucha gente no lo sabe. Si un niño tiene una miocarditis y se contagia de covid, podría sufrir una insuficiencia cardíaca.
En otros casos, es posible que tenga una insuficiencia renal que requiera diálisis después de haberse contagiado de covid.
Yo diría que aparte de la muerte, esas son algunas de las posibles secuelas más graves que puede provocar la enfermedad.
También está la covid de larga duración, que en los niños ha tardado mucho más tiempo en ser reconocido en comparación con la población adulta, en gran parte porque los niños no hablan con los medios, no votan y no hacen donaciones a los políticos.
Si ponemos atención a lo que está pasando con los niños que tienen covid prolongado, nos damos cuenta que están experimentando fatiga, dolores de cabeza, confusión mental, trastornos del sueño, malestar, cambios en el olfato y el gusto.
Algunos de esos niños han desarrollado una depresión severa.
Una de las cosas más preocupantes es que el covid puede provocar repercusiones en las próximas décadas con consecuencias que ni siquiera conocemos en la actualidad.
El panorama se está complicando. Aproximadamente la mitad de las pruebas de covid que hice en una sola semana dieron positivo. Esa es una tasa de positividad del 50% solo en mi consulta.
Y eso fue antes de que comenzara el año escolar a fines de agosto.
Lo que he visto es que la apertura de las escuelas no ha hecho más que echarle gasolina al fuego porque está acelerando la tasa de positividad entre los niños, al menos aquí en Houston.
Es realmente aterrador cuando el centro médico más grande del mundo, el Texas Medical Center, está al borde de quedar sobrepasado.
La unidad de cuidados intensivos del Texas Children’s Hospital está llena y eso afecta a otros niños que pueden necesitar cuidados intensivos porque han tenido un accidente o han desarrollado, por ejemplo, una meningitis bacteriana. ¿Qué haces con ellos?
Una situación similar también está ocurriendo en otras partes de Estados Unidos.
En una semana de agosto, solo en una semana, se diagnosticaron 180.000 nuevos casos de covid pediátrico en el país.
Y mucha gente no se quiere vacunar a pesar de lo que estamos viviendo. Aquí en Texas, apenas el 56% de las personas está vacunada con las dos dosis. A estas alturas eso es cruel.
La gente debe tomar esto en serio por los niños. Ahora mismo, ellos son los más vulnerables porque las personas mayores pueden recibir una tercera dosis.
En cambio los niños ni siquiera pueden recibir su primera dosis si son menores de 12 años. Por eso, para mi lo más importante es que todas las personas que puedan vacunarse, lo hagan.
Uno pensaría que eso es algo obvio, pero aparentemente hay que gritarlo desde los techos de todos los edificios.
Nuestra última esperanza en este momento es que la gente use mascarillas y que nos comportemos como adultos responsables.