Con justicia, Tuxpan es conocido como el puerto de los bellos atardeceres. Mejor descripción no podía darse al paisaje que nos embelesa cada tarde con el anuncio del ocaso. Disfrutar cómo los rayos vespertinos incendian nuestro hermoso río es un regalo de la naturaleza para quienes disfrutamos cotidianamente de la extraordinaria puesta del sol en nuestro puerto.
Desde cualquier lugar se puede admirar el atardecer, pero a la orilla del río, sobre el boulevard, la vista que nos regalan los dorados reflejos es de una belleza inconmensurable.
Desde hace muchos años el lema para referirnos a Tuxpan es repetido por las personas y los medios de comunicación pero, ¿Cómo nació? ¿Quién lo creó?
Un viejo amigo, Luis Alberto Álvarez Crespo, me platicó hace algunos años, que a finales de la década de los sesentas solía caminar por la orilla del río acompañado por el doctor Fernando Torres Sánchez, y eventualmente tomaban fotografías por los paisajes ribereños, y una de esas tardes se encontraron en una de las esquinas del parque Rodríguez Cano, convertido hoy en la Plaza Cívica, con Alfredo de la Fuente, quien era locutor de la radiodifusora local XETL, y al intercambiar saludos y una breve platica, Luis Alberto le dijo que Tuxpan debería ser conocido como “El Puerto de los Bellos Atardeceres”.
A partir de ese día, Alfredo de la Fuente saludaba al público radioescucha con la frase “trasmitiendo desde Tuxpan, el puerto de los bellos atardeceres”…
Alfredo de la Fuente ya falleció. También el doctor Fernando Torres Sánchez, quien vivía en la Barra Norte.
Luis Alberto Álvarez Crespo, creador del slogan “Tuxpan, el puerto de los bellos atardeceres”, vive con su madre, doña Rosita Crespo, conocidísima por ser la creadora de la comparsa más famosa del carnaval tuxpeño.
Actualmente la inmensa mayoría de los medios de comunicación, los paisanos radicados en Tuxpan, en otros lugares del país y del extranjero, las redes sociales, el pueblo pues, cuando escuchamos o nos referimos al puerto de los bellos atardeceres de inmediato nos trasladamos a la imaginación del atardecer tuxpeño y no olvidemos que Vox Populi, Vox Dei.
Editorial
