James Allison y Tasuko Honjo ganan el premio por su contribución a la inmunooncología
Por: N. Ramírez de Castro, R. Ibarra/ABC
El biólogo estadounidense James P. Allison y el médico japonés Tasuko Honjo tienen mucho más en común que el último premio Nobel de Medicina que ayer les concedió la Academia Nobel. Ambos conocen al enemigo desde dentro porque fueron enfermos de cáncer o lo vivieron muy de cerca en sus seres queridos. Pero también porque llevan años defendiendo la inmunoterapia, una estrategia contra el cáncer que no siempre gozó de la popularidad que hoy tiene.
El Instituto Karolinska de Estocolmo celebró ayer la concesión de este nobel de Medicina por la participación de los dos científicos en un hallazgo que «constituye un hito en la lucha contra el cáncer».
Una idea centenaria
La inmunoterapia, en lugar de atacar directamente las células tumorales como hace la quimioterapia tradicional, se sirve de las defensas naturales del organismo (linfocitos) para combatir las células cancerosas. La idea lleva más de cien años dando vueltas, aunque hasta la década de los años 60 del siglo XX no fue tomada en serio.
En el camino muchos investigadores se desanimaron. No lo hicieron ni Allison ni Honjo. Este investigador de la Universidad de Texas y del MD Anderson Cancer vio que bloqueando una molécula llamada CTLA-4 se desencadenaba una reacción inmune capaz de destruir de manera específica las células tumorales. Solo tres años después de dar este paso en el laboratorio se aprobó ipilimumab de la farmacéutica Bristol-Myers Squibb. Fue el primer fármaco oncológico basado en la actividad del sistema inmune contra el melanoma, el cáncer de piel más agresivo. En este tumor de tan difícil manejo, el fármaco consiguió mantener con vida a enfermos melanoma metastásico que nunca hubieran sobrevivido más allá de un año. Después llegaron nuevos medicamentos y combinaciones de tratamientos inmunoterápicos.
Una recuperación «milagrosa»
En una entrevista, concedida a ABC tras recibir el Premio de la Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento, Allison recordaba el caso de una mujer de 22 años con melanoma y metástasis «en todas partes» y sin esperanza. «Se la incluyó en un ensayo clínico de inmunoterapia y desaparecieron sus tumores. Años más tarde me envió fotos de su primer y segundo hijo. Ya han pasado 14 años desde entonces. Los médicos le desaconsejaron que tuviera hijos pero ella mandó el melanoma al infierno y decidió seguir su vida. Ella misma dice que está curada y la verdad es que no hay células tumorales en su organismo», recordaba. Y pese a todo le reprochaban: «¿Cómo vas a tratar el cáncer sin tratar en realidad el cáncer?. «Esto era la belleza del tema», contaba.
En el caso del médico japonés , su aportación fue descubrir la PD-1, una proteína de las células del sistema inmune que impide atacar a los tumores. Este hallazgo en combinación con el de Allison ha permitido perfeccionar la inmunoterapia. No solo para neutralizar el cáncer de piel, sino el de pulmón, riñón o de mama.
La aportación de estos científicos, y de otros investigadores que ha ignorado la Academia Nobel, ha conseguido que algunos oncólogos empiecen a incluir en su discurso la palabra «curación», un término hasta ahora que tenían casi vetado.
«Un nobel esperado»
La inmunoterapia hoy es la estrella de la medicina contra el cáncer. «Era un nobel esperado, es la estrategia que mayor expectación ha generado en los últimos años y un ejemplo de que desde la investigación más básica se puede avanzar en el tratamiento del cáncer», apuntaba a ABC María Blasco, directora del CNIO, el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas.
Ignacio Melero, especialista en inmunología en la Clínica Universidad de Navarra e investigador del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) insiste en que lo mejor de la inmunoterapia «aún está por llegar». Habla con ABC desde Nueva York, donde se celebra un encuentro que reúne a algunos de los mayores expertos en inmunoterapia. Allí se habló ayer de marcadores para identificar a los enfermos que mejor se pueden beneficiar de este tratamiento, una de los caballos de batalla con la que ahora se lidia. Mientras algunos enfermos de cáncer experimentan curaciones casi milagrosas, en otros con las mismas características no se encuentra respuesta. «Sabemos que la inmunoterapia beneficia al 20% de los pacientes con cáncer y no somos capaces de impactar en el resto. Ese es el reto actual».