Por Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo
Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis (último libro del nuevo testamento[1]) son las figuras que montan sus respectivos caballos y que se describen en la primera parte del capítulo sexto (6:1-8) del libro que lleva ese nombre. El capítulo habla que estos jinetes se salen de un pergamino que Dios sostiene en su mano derecha, que al quitar los 4 primeros sellos libera a estos jinetes que montan sendos corceles blanco, rojo, negro y bayo. Estos representan las alegorías[2] de: la victoria[3], la guerra, el hambre y la muerte, respectivamente (Apocalipsis, 6:1-81).
Pero lo Jinetes del Apocalipsis ya cabalgan entre nosotros desde hace buen rato.
Hace un año, a fines del mes de enero de 2012, en un panel internacional en la ciudad de Addis Abeba (Etiopía), 22 expertos presentaron un informe donde describían la gravedad de los problemas: alimentario, de pobreza y ecológico en el mundo y destacaban la urgencia de cambiar la política económica y social planetaria, por una que asegurara con urgencia la sustentabilidad y el futuro de todas las naciones. Y sobre este Informe se trabajó en la Cumbre de la Tierra Río+20, que tuvo lugar en Río de Janeiro el mes de junio del año próximo pasado.
En estos análisis internacionales se detalla que: el mercantilismo de los bienes de la Tierra ha llevado a, que tanto tierras antes fértiles como especies animales y vegetales, hoy estén sobreexplotadas o desaparecidas. La geografía del Planeta como la conocemos está en riesgo de cambiar en las próximas décadas debido a que “las emisiones de dióxido de carbono subieron un 38 por ciento entre 1990 y el 2009, lo que eleva el riesgo de un aumento del nivel de los mares y climas más extremos” (Informe de la ONU, 2012).
A la par de lo anterior también se argumentaba que,: “los alimentos están comenzando a escasear y suben de precio artificialmente, la población mundial se incrementa sostenidamente lo cual ya está llevando a que las zonas del planeta más deprimidas hayan caído en hambrunas declaradas: La población mundial parece encaminada a crecer cerca de 9.000 millones de habitantes para el 2040 (en la actualidad alcanza los 7.000 millones), ya que el número de consumidores de clase media aumentará en 3.000 millones en los próximos 20 años, la demanda por recursos subirá de forma exponencial…Vale decir, que la comida “será tasada en una balanza”[4], fraccionada y se augura para los próximos 30 años un incremento en la demanda alimenticia de un 50% más y un 30% más de agua”.
Pero estos problemas no son nuevos. Desde las últimas décadas del siglo XX, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO-ONU), ha buscado el compromiso de toda la comunidad internacional, para responder e intervenir en esta problemática, definiendo estrategias mundiales y regionales para combatirlas.
En 1963 se creó el Programa Mundial de Alimentos, que inició con el propósito de combatir el hambre y promover el desarrollo económico y social entre la población marginada de los países en desarrollo. No obstante, la ayuda alimentaria debería tener como su principal objetivo su propia eliminación, al ayudar a los países y a las personas a construir su autosuficiencia.
Treinta años más tarde, en1996 , se analiza en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación celebrada en Roma Italia, que durante esas décadas no habían existido suficientes avances y se discutió la problemática de la alimentación en el mundo, surgiendo un plan de acción que señaló siete compromisos de los gobiernos del mundo hacia una estrategia para la seguridad alimentaria:
1.-Entorno político social y económico favorable; 2.-Acceso a los alimentos; 3.-Producción de alimentos sostenibles; 4.-Política sobre comercio de alimentos y productos agropecuarios y comercio en general; 5.-Preparación para casos de desastres naturales y desgracias de origen humano; 6.-Inversiones y ejecución vigilancia y 7.-Actividades complementarias.
Pero para el año 2000, al ver que el problema continuaba en aumento, la propia FAO-ONU estableció el cumplimiento de la Declaración de Desarrollo del Milenio, a los dirigentes mundiales, basados en 8 objetivos generales que representaban un compromiso de la comunidad internacional de combatir los problemas más lacerantes para la humanidad: la pobreza, el hambre, la enfermedad, el analfabetismo, la degradación del medio ambiente y la discriminación contra las mujeres.
Los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio son: 1) Erradicar la pobreza extrema y el hambre; 2): Lograr la enseñanza primaria universal ; 3) Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; 4) Reducir la mortalidad infantil; 5) Mejorar la salud materna; 6) Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades; 7) Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; y 8) Fomentar una asociación mundial para el desarrollo , que están aún como compromisos vigentes y los sintetizamos a continuación.
Objetivo 1: Erradicar la pobreza extrema y el hambre.
Este objetivo hace urgente, eliminar las visiones y situaciones contrastantes entre los países más desarrollados respecto de los que carecen de todo. Para ello se exige a los países al cumplimiento de las metas relacionadas con el hambre. Sin embargo a 12 años de estas declaraciones, cuando menos en nuestro país, el problema en lugar de resolverse se ha incrementado y la pobreza se ha acentuado en más regiones y, si nunca habíamos visto generalizado el hambre en nuestro país, ahora sí podemos decir que tenemos, cientos de regiones en donde el problema es bastante serio y éste debe detenerse, porque el ser humano se habitúa a vivir en la decadencia y puede continuar avanzando.
Objetivo 2: Lograr la enseñanza primaria universal
Este rubro tiene que ver con el rezago mundial que existe en materia de analfabetismo. En el mundo alrededor de 72 millones de niños en edad de asistir a la escuela primaria no están escolarizados y cuatro de cada cinco niños viven en zonas rurales. La diferencia existente en los niveles de conocimientos y educación entre las zonas rurales y las urbanas, es actualmente el principal obstáculo para lograr la educación primaria universal para 2015. A la vez, el hambre y la malnutrición comprometen la capacidad de aprendizaje de los niños que viven en zonas rurales. Por lo tanto, se debe abordar la seguridad alimentaria y la educación de manera conjunta, internacional y nacionalmente, con el fin de desarrollar la capacidad de las personas del medio rural y del medio suburbano, de saber alimentarse y de dejar de vivir en la ignorancia.
Objetivo 3: Promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer
La FAO reconoce la importancia de fomentar la participación plena y equitativa de las mujeres y los hombres del medio rural y regiones en pobreza, en las actividades que tienen como finalidad mejorar la seguridad alimentaria, reducir la pobreza y activar el desarrollo social y económico. Por lo tanto cada país debe promover la igualdad de participación de las mujeres que se ubican en zonas en pobreza, en el proceso de toma de decisiones, para hacerlas auto directivas y autogestoras logrando que ellas salgan por sí mismas de su marginación, tengan mayores oportunidades culturales y laborales, logren el acceso a los recursos y puedan administrar y controlar éstos óptimamente.
Objetivo 4: Reducir la mortalidad infantil
Se estima que la desnutrición en el mundo, es una de las causas que subyacen en más de un tercio de todas las muertes de menores de cinco años y, para lograr la alimentación complementaria mejorada para niños y jóvenes, deben fortalecerse las capacidades locales, utilizando alimentos disponibles en sus regiones y a su alcance.
Objetivo 5: Mejorar la salud materna
Sólo mejorando la salud materna, se podrá salvar la vida de más de medio millón de mujeres que mueren anualmente por complicaciones en la gestación y el parto. Casi todas podrían prevenirse si en los países en desarrollo se dispusiera de agua potable, sanidad, alfabetización básica y servicios de salud, así como acciones permanentes para ofrecer una alimentación adecuada durante la gestación y el parto. Para ello cada nación y entidades deben preocuparse por trabajar sus programas de salud pública desde las familias, los centros escolares y la sociedad, favoreciendo el acceso a los recursos productivos y los ingresos y fomentar la concientización nutricional de las mujeres y las niñas en zonas rurales y marginadas, La inadecuada información sobre las dietas, hace que las mujeres entren en cuadros de obesidad o de debilidad física, eso perjudique el proceso de gestación en su momento y fomente en los hogares la cultura de la gordura.
Objetivo 6: Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades
Las enfermedades de transmisión sexual, son cada vez más frecuentes en las regiones marginadas; enfermedades, que tienen efectos directos e indirectos en el desarrollo rural, la productividad agrícola y los riesgos en la familia. Por ello los encargados de elaborar las políticas y a los responsables de planificar los programas preventivos y de intervención de estas enfermedades, en los países, deben incorporar consideraciones sobre el VIH, el paludismo y otras enfermedades, en las políticas y programas de educación para la sexualidad, la alimentación, la higiene, la nutrición y la producción agropecuaria.
Objetivo 7: Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente
Los recursos naturales básicos y los ecosistemas se deben gestionar de manera sostenible a fin de satisfacer la demanda alimentaria de la población y otras necesidades ambientales, sociales y económicas. De ahí la urgencia de que se apoye la gestión sostenible de los recursos naturales, en particular la eficacia del uso agrícola del agua, la productividad de la tierra y el suelo, la ordenación sostenible de los bosques, el control en la acuicultura y la pesca, los sistemas agropecuarios integrados y la gestión de los plaguicidas y los recursos hídricos.
Objetivo 8: Fomentar una asociación mundial para el desarrollo
Dicha asociación mundial sería la encargada de hacer llegar recursos económicos que provienen de la propia FAO y de la Organización Mundial del Comercio (OMC), entre otros organismos, para el desarrollo de las actividades encaminadas a crear un sistema comercial multilateral abierto, equitativo y reglamentado, en particular, a través de apoyar el comercio de alimentos y productos agrícolas y las políticas comerciales globales que favorezcan la seguridad alimentaria. Por lo tanto cada país debe gestionar estos recursos, dirigidos a solucionar sus problemas, pero siendo manejados con pulcritud para que los países necesitados, respondan a la confianza que se les otorga.
Porque es muy importante, recordar que todas estas acciones, son afirmativas-temporales, mientras las sociedades logran avanzar por sí mismas.
Porque en países como el nuestro, donde no se fomenta en lo general la cultura del trabajo, la gente se vuelve “resiliente”. El concepto “Resiliente”, surgió a partir de la Cumbre de la Tierra Río+20 (2012) y se considera como la “capacidad que tienen las comunidades para soportar perturbaciones”. Pero este concepto, si se revisa de manera objetiva es desalentador, porque el tener “gente resiliente” en un país, significa que los umbrales de tolerancia en sus habitantes ha aumentado, que se han acostumbrado a vivir en los riesgos y en la marginación, ya sea por conformismo o por flojera; es decir, caen en la dependencia absoluta y su gobierno se convierte en asistencial en lugar de remedial, al no formar y orientar a la sociedad hacia la cultura del esfuerzo, de la responsabilidad, la protección de la salud y vida y de tener amor al trabajo para salir adelante.
Por lo tanto, hoy se desprende entonces, la observación de que estamos ya en una nueva relación de, enseñanza-aprendizaje, en materia de vida y su vinculación con el ecosistema; por eso la preocupación mundial y en México de hacer todo lo necesario, para frenar de manera tajante el hambre y la pobreza, impulsándose las acciones responsables y necesarias que involucren el esfuerzo organizado de todos los actores sociales, políticos y económicos del país. Ojalá se revierta pronto el fenómeno y el “caballo blanco del Apocalipsis”, venza a los otros y salve del hambre, la guerra y la muerte a la humanidad.
Pensar en los miles de mexicanos que piden a gritos trabajo y generosidad, es respetar el derecho de otros, que son nuestros y que también merecen vivir con dignidad.
Gracias y hasta la próxima.
[1] Por su género literario, es considerado por la mayoría de los eruditos el único libro del Nuevo Testamento de carácter exclusivamente profético.
[2] Figura literaria o tema artístico que pretende representar una idea valiéndose de formas humanas, animales o de objetos cotidianos.
[3] En algunos textos evangélicos, el primer caballo, el blanco, lo toman como el mal que encabeza las catástrofes y deriva en las otras tres alegorías; pero en los textos religiosos católicos, se toma al “caballo blanco del apocalipsis”, como la victoria de Dios sobre los otros. Es decir, la salvación.
[4] Como lo simboliza el tercer jinete del Apocalipsis que sostiene en su mano una balanza.