Por Ándres Timoteo/Texto Irreverente/Notiver
Vaya que es alto el grado de desesperación en el gobierno estatal y el tricolor que ya utilizan su parte más vergonzosa: al propio gobernante Javier Duarte de Ochoa, para tratar de ligarlo con el candidato de la alianza “Unidos para Rescatar a Veracruz”, formada por los partidos por los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), Miguel Ángel Yunes Linares, en el afán de tirarlo del sitio puntero en la intención del voto. La metralla contra el abanderado panista no ha cesado, desde los Papeles de Panamá hasta el reciclaje de viejas acusaciones construidas desde la fidelidad.
A pesar de eso no han logrado desbancarlo de la delantera y entonces le arrojan a Duarte de Ochoa y el propio cordobés se ofrece como ‘chivo expiatorio’ para desprestigiar a Yunes Linares con su persona misma. Qué asunto tan extremo porque en la ortodoxia priísta los gobernantes estatales o federal no solo son un activo del partido sino los llegan a calificar como los “primeros militantes” y les otorgan poderes especiales al interior de la estructura partidista pero ahora en Veracruz, relacionarse con Duarte de Ochoa es darse un “quemón” frente al pueblo que lo repudia.
Duarte de Ochoa es hoy por hoy el fango más pestilente que tiene el tricolor, del que está embarrado –ese sí y con pruebas públicas, es decir declaraciones y acciones- el propio candidato a sucederlo, Héctor Yunes Landa. Pero hay que poner en perspectiva el señalamiento sobre un supuesto acuerdo entre el panista y el gobernante en turno, suscrito en el 2012 cuando se habrían reunido para pactar el apoyo del gobierno estatal a favor d su hijo Fernando Yunes, en ese entonces candidato panista al Senado, a cambio de hacer perder a la abanderada del blanquiazul a la Presidencia, Josefina Vázquez Mota.
Para calibrar la versión sobre la supuesta reunión de ambos personajes -Yunes Linares lo rechaza- se debe considerar que el pacto no funcionó porque Vázquez Mota ganó la elección en la entidad, y se supo que fue la operación del grupo que encabeza el hoy candidato a la gubernatura la que sirvió para que la abanderada presidencial del blanquiazul se alzara con la victoria en Veracruz. A la par, el que sale mal librado del asunto es Duarte de Ochoa pues el priísta Enrique Peña Nieto perdió la votación en Veracruz. Tal cosa no es especulación sino cifras reconocidas en los conteos oficiales.
La aceptación de esos acercamientos es finalmente una confesión de parte sobre la traición al PRI de parte de Duarte de Ochoa. En segundo lugar, también se sobreentiende que el supuesto acuerdo no prosperó porque los Yunes azules se han mantenido como severos críticos del gobierno local, incluso es el senador Fernando Yunes es quien ha llevado a la tribuna parlamentaria las acusaciones y denuncias contra la administración estatal. No haría eso si existiera un pacto. Muy aparte de todos los señalamientos que le puedan hacer a Yunes Linares, algunos ciertos y otros inventados, nadie puede negar que lleva muchos años como uno de los actores políticos más críticos de los gobernantes en turno desde Miguel Alemán hasta el innombrable y ahora el cordobés.
Eso sí, ahora tendrá que sacudirse el estigma que le tratan de imponer al liarlo con Duarte de Ochoa porque eso es peor que todos los Papeles de Panamá y demás bazofia que le arrojan al fragor de la competencia electoral. De colofón mueve a la risa que Héctor Yunes, colaborador del impresentable exgobernante y quien traicionó a sus seguidores en el 2010 para alzarle la mano a Duarte de Ochoa y que además pasó los últimos cinco años diciendo linduras de la administración estatal aun cuando era evidente el latrocinio y la corrupción, ahora señale al del frente de estar embarrado en el mismo fango. Vaya que está desesperado.
LAS PUERTAS DEL INFIERNO
Vivir en Veracruz pero sobre todo en el sur de la entidad es un acto suicida, comentaban hace algunos días un grupo de turistas mexicanos que visitaron París. Y lo decían por experiencia propia pues al menos dos de ellos radicaron en la zona, uno en Coatzacoalcos y otro en Cosoleacaque. Uno era comerciante, distribuidor de productos eléctricos y otro es un profesionista que trabajaba en compañías subsidiarias de Pemex, y ambos ambos tuvieron que huir súbitamente con sus familias porque sufrieron intentos de plagio aun cuando al menos uno de ellos pagaba extorsiones a los grupos criminales.
Los dos coinciden en algo: la policía solo cuida a los familiares del gobernador –los parientes políticos, desde el suegro hasta tíos y primos de su esposa-, de ahí en fuera, todos los sureños están desamparados. ¿El Mando Único Policial y los “blindajes” de la corporación llamada Fuerza Civil? Se les preguntó y los dos contestaron al unísono: “Son pura simulación, la gente es secuestrada o ejecutada casi enfrente de ellos. Nunca hay un detenido pese a que tienen patrullas que alcanzarían a cualquier persona que huye en motocicleta o en un coche. Hay sicarios que se van caminando y pasan frente a las unidades de vigilancia policiaca y hasta saludan a los policías”.
La ola de crímenes en todo el sur veracruzano pero no es nada nuevo pues todos saben que es territorio concesionado a la mafia. El gobierno de Javier Duarte mantuvo los acuerdos hechos por su antecesor –el innombrable- para “mantener abiertas las puertas del infierno”. Ambos dan testimonio con un dejo de rabia porque siendo veracruzanos tuvieron que huir de su terruño para salvar sus vidas y las de sus familias. Uno radica en el centro del país y otro en Miami. Y los que no pueden huir porque no tienen los recursos económicos ni la oportunidad de hacerlo?, se cuestionan. “Están atrapados en ese infierno”, se responden ellos mismos.
Eso es lo que Duarte ha llevado al sur de Veracruz: la desolación y les sobra razón a los dos turistas que, alejados de Veracruz, se dicen agradecidos por haber salvado sus vidas. Pero lo que sucede en el sur la entidad no es muy distinto a la situación del resto de la entidad, algo que también se le debe agradecer a Javier Duarte y a su impresentable antecesor. Y como bien lo dice la periodista y actual candidata a la diputación local, Marijose Gamboa al recorrer las colonias porteñas: la gente vive encerrada, tras rejas metálicas que ponen en sus casas y negocios para salvarse de los delincuentes mientras que estos andan libremente por las calles y hasta despachan en oficinas gubernamentales. Ellos son los que merecen estar en el infierno y no la ciudadanía.