Por Marco A. Medina/La escena veracruzana
Dos eventos marcan la agenda política nacional en estos momentos y lo harán por varias semanas más. Uno está marcado por la desaforada campaña mediática en contra del presidente de la República, lanzada a partir de la publicación de Latinus y Loret de Mola sobre la renta de una casa en Houston por parte del hijo mayor de López Obrador. Otro tiene que ver con la convocatoria a la consulta que tendrá verificativo el 10 de abril próximo sobre la revocación o ratificación del mandato del presidente. En ambos, el centro del debate nacional gira en torno, nuevamente, sobre la figura del líder histórico de la izquierda mexicana y actual presidente Andrés Manuel López Obrador.
¿Cómo llegamos a este escenario? El caso es que al no haber podido cancelar por todos los medios posibles la consulta sobre la revocación de mandato, de todos los obstáculos que puso a la misma y las condiciones mezquinas que dejó establecida en la ley respectiva, la oposición derechista decidió dar a conocer una supuesta «investigación» sobre el «modo de vida» de José Ramón López Beltrán, hijo mayor del presidente, financiada por «Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad», fundada por Claudio X. González y llevada a cabo por un equipo de Latinus, empresa perteneciente al hijo y al yerno de Roberto Madrazo Pintado, antiguo rival de AMLO. La manera de dar a conocer esa información y de ponerla en un sitio privilegiado del mercado mediático mexicano tenía como propósito restar popularidad y votos al presidente ante la inminente consulta de revocación de mandato.
El olfato político de Andrés Manuel dio contestación inmediata, sin ambages y contundente a esa andanada de los medios privilegiados en las pasadas administraciones, que son los que se han unido para publicar con bombo y platillo los pormenores y pormayores de esa «noticia» y que siguen escarbando a diestra y siniestra sobre la vida privada de José Ramón. Ante el azoro de muchos, el presidente, aceptando la realidad de la contienda mediática, escaló el conflicto y lo puso al servicio de la Cuarta Transformación. ¿Cómo? Yendo al centro del interés de la derecha, desnudando sus propósitos y poniendo a la vista de todos los intereses económicos que los mueve. No se trata de José Ramón, se pretende afectarme a mí, ha dicho el presidente. Y con él, al proyecto que impulsa desde hace más de 30 años, el de combatir la corrupción, la impunidad y la desigualdad que reinó en México todos estos años de política neoliberal.
Si la finalidad de la derecha era la de restar popularidad y votos al presidente en medio de la palestra por la revocación de mandato, ahora todos los seguidores de López Obrador tienen la oportunidad perfecta para salir en defensa del presidente, presentar todas las razones para apoyarlo en la disputa mediática actual, publicar sus buenas acciones a favor del pueblo y, así, generar un mayor y mejor ambiente para lograr que la gente salga el 10 de abril a votar por que AMLO siga en la Presidencia de la República, con el respaldo mayoritario y ratificado a su mandato, para lo que se ofrezca en la segunda parte de su periodo sexenal. Esto, con independencia a los espots de radio y televisión que difunde magramente el INE y las prohibiciones al por mayor que existen al respecto. Mejor escenario no pudo tener el presidente en su búsqueda por consolidar la Cuarta Transformación.
Con todo esto, el presidente López Obrador pone los equilibrios necesarios entre todos los derechos del pueblo mexicano, los de libre expresión e información, sí, junto y con la misma validez con los derechos al bienestar y a la transformación, respetando el marco jurídico, pero rescatando del olvido constitucional el que está referido en el artículo 39: «…El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.»
marco.a.medinaperez@gmail.com