Una investigación ha confirmado que después del impacto del asteroide que causó su extinción hubo un calentamiento global de los océanos durante 100.000 años
Por Gonzalo López Sánchez/Abc
Hace unos 65 millones de años un asteroide de 10 o 15 kilómetros de longitud impactó contra la Tierra, a una velocidad de entre 57.000 y 115.000 kilómetros por hora. La colisión creó en cuestión de minutos un cráter de 180 kilómetros de diámetro, licuó la superficie y levantó enormes cordilleras. La explosión produjo un devastador megatsunami, y los fragmentos del choque causaron una lluvia de fuego y rocas. El polvo cubrió la atmósfera y extendió la oscuridad por el planeta durante semanas o meses, creando un llamado «invierno de impacto». Esta catástrofe provocó la extinción masiva del Cretácico-Terciario, en la que desaparecieron el 75 por ciento de las especies de animales y plantas de la Tierra, incluyendo a la mayoría de los dinosaurios. Esta cadena de catástrofes se suele conocer como evento K/Pg o extinción masiva del Cretácico/Paleógeno.
Los científicos también creen que después de esto ocurrió un calentamiento global que duró cerca de 100.000 años, a causa de la liberación a la atmósfera de dióxido de carbono desde los masivos incendios y por la volatilización de rocas carbonatadas en el lugar del choque. Este jueves, un estudio publicado en Science ha confirmado esta hipótesis, después de analizar la presencia de isótopos de oxígeno en restos de dientes, escamas y huesos extraidos en el yacimiento de El Kef, en Túnez. Además, los científicos han concluido que ocurrió un calentamiento global de los océanos de alrededor de 5ºC.
«Creemos que hemos generado los mejores datos hasta el momento de la historia de temperaturas a lo largo del límite K/Pg (un horizonte geológico presente en la corteza terrestre y que fue creado por el impacto)», explica a ABC Kenneth Macleod, primer autor del estudio. «Razonamos que la profundidad y la duración del calentamiento global después del evento K/Pg podría resolverse en análisis de dientes de peces, huesos y escamas mineralizadas obtenidas en El Kef (…). Y estamos encantados de cómo nuestros datos confirman la existencia de un gran calentamiento después del impacto».
Las consecuencias del impacto del asteroide que acabó con los dinosaurios son visibles en el límite K/Pg (marcado en la imagen) – WIKIPEDIA
Los terribles eventos ocurridos hace 66 millones de años dejaron un amplio registro en la corteza de todo el planeta, en el límite K/Pg, y, desde luego, en el lugar de impacto: el cráter Chicxulub. Sin embargo, entre las transformaciones que causó hubo cambios muy rápidos y muy difíciles de ver en el registro geológico. Por ejemplo, se sospecha que la fricción y el choque del enorme asteroide causaron un extremo pulso de calor. Pero, ¿cómo demostrarlo?
En cuanto a la temperatura del planeta, a más largo plazo, hay huellas de que hubo un invierno después del impacto, porque el polvo y el humo en suspensión cubrieron la atmósfera de la Tierra. Todo esto hizo descender en dos o cuatro grados la temperatura global.
Cuando la atmósfera se limpió, la situación se revirtió. La investigación encabezada por MacLeod ha constatado que hubo un calentamiento de alrededor de cinco grados de temperatura en los océanos poco después del impacto, y que duró alrededor de 100.000 años.
Para llegar a estas conclusiones, analizaron margas (una roca compuesta de calizas y arcillas) presentes en el El Kef, Túnez, donde una vez estuvo el borde del mar de Tetis. Los investigadores tomaron muestras dos metros por debajo y seis por encima del límite K/Pg y midieron los niveles de distintos isótopos (átomos de un mismo elemento químico pero con diferente número de neutrones) de oxígeno.
Un «paleotermómetro»
«Las proporciones de iósotopos de oxígeno son como un «paleotermómetro» porque hay un fuerte efecto de la temperatura en la cantidad de oxígeno 18 en relación con el oxígeno 16 que se incorpora en los minerales a medida que un organismo lo secreta en su concha, huesos o dientes», aclara MacLeod a ABC. Por ejemplo, por cada aumento de 4,5 grados centígrados de temperatura en el agua de los océanos, desciende en un uno por mil la proporción de oxígeno 18 incorporado en estos minerales.
Los investigadores creen que este calentamiento global ocurrido tras la caída del asteroide del cráter de Chicxulub tiene paralelismos con el calentamiento global que está ocurriendo ahora. «Las escalas temporales son similares, la profundidad de los cambios es comparabale y las condiciones iniciales no son demasiado diferentes», explica MacLeod. Por eso, sostiene, estudiar lo ocurrido entonces, a escala global, «es un experimento natural sobre las consecuencias de cambios similares a lo que está ocurriendo o podría ocurir hoy».
A continuación, los investigadores tratarán de continuar esta investigación con otros científicos, en busca de cambios de concentraciones de CO2 y de cambios locales en las temperaturas. También analizarán el límite K/Pg en otros lugares, para refinar el registro de temperaturas. Al final, gracias a este tipo de investigaciones, se puede echar un vistazo al pasado para tratar de comprenderlo mejor y quizás para explicar lo que podría pasar en el futuro.