Por Manuel Hernández/Notiver
De cierto modo pareciera hasta lógico, si Veracruz ve que un solo hombre con una pandilla de ladrones saquearon millones, miles de millones de pesos sin que haya uno solo en prisión pues hay un espíritu interno a hacer lo mismo, una autodefensa, ha sido la de ayer, la primera reacción real de los veracruzanos.
Primero la medida que apunta el protocolo fue detonar el arma al aire para tratar de dispersar un poco la rapiña que tal cual tsunami invadió las tiendas pero en un momento lo que ocurría era incontenible.
Balazos al aire, tenían el descaro de decirle a los uniformados ¿por qué me apuntas? mientras yo no tenga un arma no tienes por qué apuntarme, como si el hecho se tratara de una violación a los derechos humanos.
O sea robando pero no llevo arma, si puedes alcánzame, pero no me apuntes.
Rompieron cristales, cortinas, con marros y a chinazos derribaban puertas, con lo que estuviera a la mano, y una vez que entró el primero le siguieron los otros.
De todo, amas de casa, estudiantes, el que iba pasando aprovechó para cometer el atraco de esta noche triste para Veracruz, esta noche que llevaremos como cruz para siempre.
Si se trata de culpar a las redes sociales y la convocatoria realizada pues vaya barbaridad, ha sido la convocatoria con más aceptación popular que se recuerde en la entidad veracruzana.
Ante los hechos lo que se veía es que los ciudadanos buscaron salvar la integridad propia, las llamadas a los familiares el clásico cuestionamiento de si estás bien, ante un clima de violencia y pánico.
En los alrededores mucho miedo, nadie o pocos se salvaron de los robos de esta tarde noche, miércoles cuatro de enero de 2017 empezó como un bloqueo en contra del gasolinazo y se extendió al robo de plazas comerciales y tiendas de autoservicio.
Porque cualquier medida de seguridad no bastó, otra vez Veracruz se encerró sin poder salir a la calle.
En resumen las tiendas las dejaron vacías, ni los carritos de compra se salvaban, aventaban lo que estuviera a la mano contra los ventanales de las tiendas.
Todo empezó por el mentado gasolinazo, Peña Nieto dio en la televisión un discurso que más que tranquilizar ofendía y agraviaba, al pedir paciencia y serenidad que por todo era por el bien a los mexicanos, que el gobierno sufrió mucho en aumentar la gasolina pero todo es por los nietos, así que paciencia y serenidad.
Hasta Yunes emitió un comunicado en donde advertía no estar de acuerdo con los aumentos y de ñapa Peña Nieto ponía a Luis Videgaray, el Neo amigo de Donald Trump, en la secretaría de relaciones exteriores.
Ahí está su Paciencia y serenidad, señor Presidente. Ni en Venezuela que llevan años soportando de todo se había visto una cosa así. Veracruz, México, no quiere ser Venezuela.
Ayer en Veracruz no se sabía que era lo peor, si los balazos, el ser arrastrado por la corredera, los cristalazos que se oyen re feo de cerca y a la distancia o ver a gente desesperada tratar de llevarse algo a su casa.
En general, la opinión de los veracruzanos, fue de crítica, nadie aprueba lo que se vio ayer, ninguna necesidad justifica ni tampoco el poder llevarse una tele o algo de una tienda es una solución.
Incredulidad, llegó un momento en que era incontenible, ni los marinos se metían porque era imposible detener a todos.
En las horas continuas lo común fueron las llamadas a los familiares, el ver a motociclistas pasar con mozalbetes que transportaban mercancías, todos a encerrarse y hasta la tiendita de la esquina bajó la cortina.
Una noche lamentable para Veracruz que nos marcará por siempre, una noche en que era inseguro ir hasta por unos tacos al pastor.
Ríos de gente corriendo, ropa, enceres, juguetes, salían camionetas con la batea llena, ni los reyes magos.
Editorial
