En una emotiva ceremonia, el Sumo Pontífice se despidió ante 150 mil fieles reunidos en la Plaza de San Pedro
CIUDAD DEL VATICANO, 27 de febrero. – El Papa Benedicto XVI tuvo el miércoles una emotiva despedida en su última audiencia general, al decir que comprendía la gravedad de su decisión de convertirse en el primer pontífice en renunciar en casi 600 años, pero que lo había hecho por el bien de la iglesia católica.
«Dí este paso en completa conciencia de su gravedad y rareza, pero también con profunda serenidad», dijo el Papa a la multitud reunida en la Plaza San Pedro.
El líder católico sostuvo que no estaba «bajando de la cruz»pese a renunciar a su puesto, sino que permanecerá al servicio de la Iglesia a través de la oración. Pidió a sus fieles que oraran por los cardenales y por el prelado que elegirán para sucederlo.
150, 000 fieles lo despiden
Poco después de las 10:30 horas (09:30 GMT), Benedicto XVI llegó a la Plaza y su vehículo comenzó a circular entre la multitud que lo vitoreaba, entonaba cánticos, lanzaba porras, agitaba sus banderas y pancartas con todo tipo de mensajes de agradecimiento
Sobre el atrio de la Basílica de San Pedro se ubicaron, a la derecha, los cardenales de todo el mundo llegados a Roma para despedir al pontífice, entre ellos los mexicanos Juan Sandoval Iñiguez y Norberto Rivera Carrera.
A la izquierda se ubicaron los miembros del cuerpo diplomático y los invitados especiales.
Tras el largo recorrido en el papamóvil, el pontífice llegó hasta el templete central y con la bendición dio inicio a la audiencia.
“No me bajo de la cruz”
Benedicto XVI aclaró hoy que su decisión de renunciar al pontificado no significa bajarse de la cruz ni regresar a una vida privada, pues cuando aceptó ser Papa en 2005 sabía que iba a servir a la Iglesia para siempre.
“El siempre es también un para siempre, no existe más un regresar a la vida privada. Mi decisión de renunciar al ejercicio activo del ministerio no revoca esto. No regreso a una vida de viajes, encuentros, recepciones y conferencias”, explicó.
“No abandono la cruz, sino que permanezco en modo nuevo adherido al crucifijo. No tendré más la potestad del oficio para el gobierno de la Iglesia, pero en el servicio de la oración me quedo, por así decir, en el recinto de San Pedro”, agregó.
En su discurso, interrumpido en varias ocasiones por los aplausos de los feligreses, reconoció que en los últimos meses sintió que sus fuerzas habían disminuido y pidió a Dios con insistencia la luz para hacerle tomar la decisión más justa no por su bien, sino por el bien de la Iglesia.
Aclaró que dio ese paso en la plena conciencia de su gravedad y también de su novedad, pero con una “profunda serenidad de ánimo”.
Agregó que amar a la Iglesia significa también tener la valentía de tomar decisiones difíciles, sufridas, poniendo siempre en primer lugar el bien de la Iglesia y no el propio.
Recordó que al momento de su elección aceptó sabiendo que su decisión tenía una enorme gravedad porque, desde entonces, quedaría empeñado con Dios siempre y para siempre.
“Quien asume el ministerio petrino no tiene más alguna privacidad. Pertenece siempre y totalmente a todos, a toda la Iglesia. A su vida, por así decir, es quitada la dimensión privada”, estableció.
Pero dijo haber experimentado que se recibe vida cuando se dona la propia, y el Papa tiene verdaderamente hermanos y hermanas, hijos e hijas en todo el mundo, se siente seguro en el abrazo de su comunión porque no pertenece más a sí mismo sino que pertenece a todos y todos pertenecen a él.
“Agradezco a todos y a cada uno también por el respeto y la comprensión con la cual habéis acogido esta decisión tan importante”, insistió.
“Yo continuaré acompañando el camino de la Iglesia con la oración y la reflexión, con la dedicación al señor y a su esposa que he buscado de vivir hasta ahora cada día y que quiero vivir siempre”.
Pide rezar por quienes elegirán a su sucesor
En lo que fue su última audiencia como máximo jerarca de la iglesia católica, Benedicto XVI pidió hoy a todos los católicos rezar por los cardenales que cumplirán la “delicada” tarea de elegir a un nuevo sucesor en la cátedra del apóstol Pedro.
En los saludos en diversos idiomas pronunciados al final de la audiencia general que presidió este miércoles ante más de 150 mil personas en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el obispo de Roma pidió también a todos que lo recuerden en la oración.
“Muchas gracias por haber venido a esta última audiencia general de mi pontificado. Asimismo, doy gracias a Dios por sus dones, y también a tantas personas que, con generosidad y amor a la Iglesia, me han ayudado en estos años con espíritu de fe y humildad”, dijo en español.
“Agradezco a todos el respeto y la comprensión con la que han acogido esta decisión importante, que he tomado con plena libertad”, agregó refiriéndose a su renuncia al pontificado.
Sostuvo que desde su llegada al “ministerio petrino” sirvió a la Iglesia con la certeza de que es Dios quien le ha guiado.
Dijo estar también consciente que la barca de la Iglesia es de Cristo y que él la conduce por medio de hombres. “Mi corazón está colmado de gratitud porque nunca ha faltado a la Iglesia su luz”, añadió.
Llamó a todos los fieles a renovar su “firme confianza en Dios”, con la seguridad de que él les sostiene y ama, y así sientan la alegría de ser cristianos.
Este jueves 28 de febrero, a las 20:00 horas (19:00 GMT), entrará en vigor la renuncia de Benedicto XVI al papado y comenzará el periodo de “sede vacante”, durante el cual tendrá lugar el cónclave para la elección de un nuevo pontífice.
Excélsior
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