El grupo sueco ha estrenado este jueves dos nuevas canciones, que formarán parte de un álbum en noviembre y acompañarán una gira virtual en 2022
El País
Podemos atribuirlo al carácter nórdico, a un excesivo celo comercial o a una ausencia del sentimiento de nostalgia; sea cual sea la razón, el legado de ABBA es un raro tesoro en la historia de la industria musical. Al margen de sus certeras canciones, gran parte de lo que el mítico cuarteto representa se explica por su parón de casi cuatro décadas: para quienes no vivieron su éxito, son una entelequia. Para los más veteranos, el recuerdo de un pasado feliz, no enturbiado con dudosos regresos. Conociendo cómo se las gasta el negocio, habría sido fácil toparse con una reencarnación falsaria con jóvenes cantantes o alguna triste gira de reunión, cuando no con algún tema compuesto apresuradamente para engrosar recopilaciones, pero no se ha dado el caso. Hasta ahora. Este 2 de septiembre, ABBA ha publicado dos nuevas canciones, las primeras en 39 años.
Y, sin embargo, las siglas de sus nombres (Agnetha, Björn, Benny y Anni-Frid) no han dejado de pronunciarse. Con especial énfasis en 2008, cuando se estrenó la película Mamma mia!, protagonizada por Meryl Streep, Pierce Brosnan y Colin Firth (tres años antes se había estrenado el musical). En todo este tiempo no han dejado de publicarse discos. Gold-Greatest hits (1992) fue número uno de ventas en el Reino Unido; en este siglo han visto la luz seis álbumes recopilatorios, el último de ellos, Live at Wembley Arena (2014), grabado en vivo. Pero da la sensación de que Björn Ulvaeus y Benny Andersson (compositores del material) son de los que no se levantan del sillón si no hay un buen motivo. No tenían ninguna necesidad de ponerse a trabajar juntos de nuevo, pero al mismo tiempo resulta sorprendente que no lo hayan hecho.
En sus días de mayor gloria, ABBA era la suma de dos matrimonios, Agnetha y Björn, Frida y Benny. Sus respectivos divorcios afectaron la convivencia en el grupo y precipitaron su final. Fältskog, que estuvo casada entre 1971 y 1980 con Ulvaeus, declaró hace cuatro años que “en ABBA estábamos todos muy cansados, y después de nuestros divorcios no había razón para seguir juntos”. Cuando en 1982 dejaron de grabar como banda, Ulvaeus y Andersson se apartaron de los focos y se centraron en componer musicales (y en guardar bajo siete llaves sus derechos de autor). Por su parte, Agnetha y Frida, sobre las que planeó una supuesta rivalidad que siempre negaron, obtuvieron discreta repercusión en solitario, y eso a pesar de que se rodearon de esclarecidos colaboradores, como Phil Collins, Peter Cetera (Chicago), Eric Stewart (10cc) o Jon Lord (Deep Purple). La sombra de ABBA, incluso en dique seco, era más intensa que sus cuatro personalidades por separado.
En 2016, sagaz el empresario discográfico Simon Fuller (exmánager de Spice Girls y creador de American Idol) les propuso algo que les animó a levantarse de la silla: una gira con hologramas, inspirada en el concierto virtual de Tupac (fallecido en 1996) en Coachella en 2012. El montante no ha trascendido, pero cualquiera puede hacerse una idea considerando que en 2004 confesaron que habían rechazado una oferta de 2.000 millones de dólares para volver a subirse a los escenarios. El toque vanguardista del proyecto les sedujo. Benny Andersson declaró a Billboard en 2016: “Estamos inspirados por las posibilidades ilimitadas de lo que depara el futuro y nos encanta ser parte de la creación de algo nuevo y dramático; una máquina del tiempo que captura la esencia de quiénes éramos y quiénes somos”.
Pero la gira se pospuso, y después llegó la pandemia, lo que obligó a retrasarla una vez más. Lo que tenía de novedoso en 2016 ya no lo es tanto: se han organizado conciertos con hologramas de Roy Orbison, Frank Zappa, Whitney Houston, Ronnie James Dio, Buddy Holly o Amy Winehouse. Todos difuntos. ¿Por qué no una gira con los integrantes de ABBA en persona, aún en el reino de los vivos? Como explicó Andersson a EL PAÍS en 2018, desean “mantener el contacto con los fans sin montar en el autobús”. Ahora ABBA Voyage se anuncia para 2022.
Las dos canciones se han estrenado este jueves en un evento on line que han seguido más de 230.000 personas en directo en todo el mundo. En el transcurso del programa especial, los componentes del grupo han revelado que ambos temas, cuyos títulos conocíamos desde 2018, formarán parte de un nuevo álbum que se estrenará el 5 de noviembre. La primera de esas canciones, I still have faith in you, es una emotiva balada de compleja estructura que parece sacada de un musical. Céline Dion y Barbra Streisand podrían cantarla con igual solvencia. Don’t shut me down, por el contrario, es un tema 100% marca de la casa: sutilmente bailable y con arreglos románticos, podría haber formado parte de cualquiera de sus discos de finales de los setenta. Ya han avisado en el transcurso del evento: “No pretendemos competir con Drake”. Seguramente sus seguidores de toda la vida se lo agradecerán.