Así son las carreras de bólidos eléctricos que quieren superar a la Fórmula 1

Por: Azahara Míge/El País

 

La ABB Fórmula E no cuenta todavía con leyendas. Es demasiado joven -solo se corre desde 2014- para engendrar duelos de los que recuerdan los aficionados durante décadas. Historias de las que convierten el deporte en eso que los americanos califican como “bigger than life”. Enfrentamientos como los de Ayrton Senna o Alain Prost, enemigos irreconciliables dentro y fuera de la pista; o, en el otro extremo, James Junt y Niki Lauda, rivales encarnizados -antagónicos en sus caracteres- cuando se subían en sus respectivos coches, pero que se profesaron una mutua admiración y respeto. Le faltan leyendas, es cierto, pero en lo demás está quemando etapas a pasos agigantados. Y para ello se mira en el espejo de su hermana mayor, la Fórmula 1.

Si hay algo que caracteriza al gran circo del motor al margen de las carreras, son los avances tecnológicos que han aportado a la industria del automóvil. La Fórmula 1 es un deporte que carga con unos costes altísimos: poner a correr un coches en un circuito es un proceso largo, que implica a un equipo numeroso y cuesta muchos millones de dólares para que, en algunos casos, el monoplaza no supere un puñado de vueltas. Al margen del aparato publicitario que supone para las grandes marcas, lo que aporta la Fórmula 1 son innovaciones tecnológicas que son primero probadas en los circuitos y después saltan a los coches que todos conducimos: algunos ejemplos son los motores turbo, los chasis de carbono, los frenos de disco, las cajas de cambio automáticas o los diferentes tipos de neumáticos, entre muchas otras. Es aquí donde la gran inversión obtiene su recompensa.

Ese es el espíritu que predomina en la Fórmula E, que ya nace con vocación innovadora. Dependiente de la Federación Internacional del Automóvil, en su página web oficial aseguran: “No somos solo una carrera. Somos un banco de pruebas de desarrollo tecnológico y sostenible para algunas de las empresas líderes dentro y fuera de las competiciones del motor para abordar problemas de movilidad y medioambientales. Creemos que los vehículos eléctricos representan el futuro y son la respuesta al transporte sostenible y la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, reconocemos que en nuestro avance hacia la era eléctrica y la transición hacia sociedades con bajas emisiones de carbono, la potencia utilizada también debe ser baja en carbono”.

Con unas normas muy similares a la Fórmula 1, la temporada de los bólidos eléctricos está conformada por diez carreras en distintas ciudades de los cinco continentes. Los fabricantes y promotores apuestan, además, por un tipo de evento en el que se reduzca al máximo la huella ecológica. Frank Muhlon, director de negocios globales para cargadores de vehículos eléctricos de ABB (compañía que da nombre al campeonato), cree que hay cuatro factores que hay que implementar -algunos de ellos ya muy avanzados- para que la movilidad eléctrica termine de asentarse: tener los coches apropiados, una infraestrutura de carga suficiente, baterías con buena autonomía y electricidad generada a través de renovables. Con ello conseguiremos hacer realidad el lema que, en palabras de Muhlon, les guía: “conquistar el mundo sin consumir la Tierra”.

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