Otros dos ecologistas del Estado de Guerrero llevan seis meses desaparecidos
La violencia ataca al activismo medioambiental en el Estado mexicano de Guerrero. Fabiola Osorio Bernáldez, una ecologista que luchaba contra la construcción de un muelle en un manglar en la localidad de Pie de la Cuesta, en el turístico municipio de Acapulco, ha sido la última víctima del crimen organizado en la zona. Varios hombres armados bajaron de un coche y acribillaron a Osorio y a una amiga a balazos en el domicilio de la primera el pasado 31 de mayo.
“No tenemos pruebas de nada. Pero Fabiola era una piedrota en el zapato del Gobierno del Estado”, dice un representante de la asociación Guerreros Verdes, a la que durante los últimos meses estuvo vinculada la ecologista asesinada. Guerrero, una zona rica en recursos naturales y atractivos turísticos, vive asolada por la violencia en medio de un gran “proceso de militarización” que ha fomentado la corrupción y los lazos entre crimen organizado y política, comenta Abel Barrera, director del Centro de Derechos Humanos de la Montaña de Tlachinollan. El portavoz de Guerreros Verdes reconoce que los miembros de la organización han recibido amenazas de “terminar como Fabiola” si no dejan de presionar para paralizar proyectos dañinos para el hábitat de la zona y pide permanecer en el anonimato porque, dice, están asustados y tienen que esconderse “como conejos”.
No tenemos pruebas de nada. Pero Fabiola era una piedrota en el zapato del gobierno del Estado
Otros dos ecologistas del mismo Estado, Eva Alarcón y Marcial Bautista, desaparecieron el pasado 7 de diciembre, al parecer secuestrados por hombres armados que los interceptaron cuando viajaban de Guerrero a la Ciudad de México. Allí, los dos activistas de la Asociación de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán tenían previsto reunirse con representantes del Movimiento por la Paz, la agrupación de familiares de víctimas de la violencia liderada por el poeta Javier Sicilia. El pasado 19 de abril fue asesinado Javier Torres Cruz, un defensor de los bosques de la Sierra de Petatlán y el 30 de diciembre del año pasado murió tiroteado el ecologista Asencio Villa en la localidad de Coyuca de Catalán, enumera la web Animal Político.
Osorio peleaba contra el proyecto de construir un muelle para atraer al turismo en la laguna de Coyuca. La obra fue anunciada en octubre de 2011 y paralizada al cabo de un mes por iniciativa de los Guerreros Verdes. Pero ella denunció que la empresa seguía adelante con las obras, y que de hecho más de 5.000 metros de manglar ya habían sido rellenados.
La lucha medioambiental en Guerrero “es muy riesgosa”, subraya Abel Barrera. “Todo el tema que han reivindicado Guerreros Verdes y otros ha afectado a los grupos empresariales que han ido apropiándose de las tierras que fueron originalmente de las comunidades campesinas”, explica.
«La escalada de violencia hacia la población civil y los defensores de los derechos humanos y del ambiente, particularmente en el estado de Guerrero es inadmisible», ha denunciado por su parte en un comunicado el Centro Nacional de Comunicación Social (CENCOS), una organización civil dedicada a informar sobre cuestiones relativas a los derechos humanos en México. «El asesinato de activistas, defensores y defensoras de derechos humanos se ha convertido en una política constante en México, además de las acciones de hostigamiento y persecución», aseguró la asociación Guerreros Verdes en otro texto, en el que recordaba que la muerte de Fabiola Osorio llegó solamente cinco días después del Día Mundial del Medio Ambiente.(Periódico español El Pais)