El director mexicano, autor de ‘Colosio, el asesinato’, estrena este mes ‘Tlatelolco’ en los cines, una película de amor con el trasfondo de los dramáticos acontecimientos de 1968
Por Bernardo Marín/El País
Al cineasta Carlos Bolado (Veracruz, 1964) algunos le llaman el Costa Gavras mexicano, por su propensión a los thrillers políticos. El año pasado estrenó, en plena campaña electoral, Colosio, el asesinato, una película sobre la muerte en 1994 de Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI, en el poder en la actualidad). El filme apunta a que el magnicidio fue un complot orquestado desde el propio PRI-Gobierno y no obra de un asesino solitario, como concluyó la investigación oficial, y fue rodado en cinco semanas con el propósito manifiesto de “influir en la campaña electoral”. Y este 19 de abril, después de múltiples retrasos, estrenará en los cines Tlatelolco, una película rodada hace ya tres años que encara otro de los acontecimientos más controvertidos de la historia reciente de México, la matanza de estudiantes por disparos de los militares en vísperas de los Juegos Olímpicos de 1968.
Bolado desconfía por naturaleza de las versiones oficiales. Y preguntado por qué los mexicanos prefieren siempre creerse las teorías conspiratorias responde con una de sus frases favoritas: “Puede ser. Pero a veces a los paranoicos también nos persiguen”.
¿Qué le llevó a hacer Colosio y Tlatelolco?
Creo que todos tenemos cuentas que ajustar con el PRI. Durante décadas la historia de este país ha sido escamoteada por ese partido, escondida. Cuando yo era pequeño la historia de México acababa con la Revolución. Pero algunos de sus héroes, Villa, Carranza, Zapata, Obregón fueron asesinados y, aunque se mataron entre ellos, como todos estaban en el panteón de héroes nadie se cuestionaba nada. En el caso Colosio, la investigación del fiscal concluyó que el asesinato era obra de un hombre aislado. Pero si uno se lee el informe entero, llega a otra conclusión. Sigue habiendo cadáveres en los clósets.
¿Y qué queda por saber de la historia de Tlatelolco?
En realidad nada. Pero queda por juzgar a los culpables y aún se podría procesar a (Luis) Echeverría, que era secretario de Gobernación (luego fue presidente de la República). Creo que él organizó las primeras protestas con provocadores pagados, para desprestigiar a su rival en la carrera presidencial, el entonces alcalde de la Ciudad de México, Alfonso Corona del Rosal. La orden directa de reprimir a los estudiantes la dio el presidente, Gustavo Díaz Ordaz, pero Echeverría forzó la situación para luego presentarse como el salvador. Venían los Juegos Olímpicos y nos presentábamos al mundo como un gran país. Los estudiantes no podían echar a perder la fiesta.
Cuando se estrenó Tlatelolco en el Festival de Morelia se criticó que estuviera hilvanada en torno a una historia de amor, porque eso enturbiaba el relato político.
Yo ya hice un documental donde contaba mi verdad sobre esos acontecimientos. Pero esto otro es una ficción. A mí me gusta ver como la microhistoria se mezcla con la historia general, el tema del individuo que se ve afectado por sucesos que no sabe que están pasando. Mientras un chico humilde que va a la UNAM y una chica fresa que va a la Ibero están en una fiesta, unos policías pegan a unos jóvenes que están jugando a la pelota. Ese hecho hará que el chico y la chica se junten y se enamoren. La represión los juntó y la represión los separará más tarde.
Cuando le preguntas a los jóvenes de hoy qué fue Tlatelolco, con suerte te dirán: “Una matanza”. Pero hace años, Luis Tomás Cervantes, Cabeza de Vaca, uno de los líderes de la rebelión, muerto la semana pasada, me dijo: “Todo el mundo se queda en el martirologio. Y sí, nos pegaron un día, pero el resto de días íbamos ganando. Nos crecíamos en el castigo, fue algo muy lúdico”. Se acababa de inventar la píldora, todo el mundo tuvo novio o novia, querían cambiar el sistema pero también cogieron como locos. Me preguntan: “¿Por qué salen esas escenas de sexo en la película?” (en realidad, hay tres). ¡Pues porque la gente cogía todo el tiempo!
¿Será más difícil hacer cine independiente con el Gobierno del PRI que con el PAN?
Sí. Porque en el sexenio anterior el poder estaba más dividido. Había más cuota de libertad, con jaloneos a izquierda y derecha. El PRI nunca se fue, siguió gobernando y mantuvo una cuota de poder, con la mayoría de gobernadores. Pero ahora además han recuperado la presidencia. Y la política de ellos, la de su vieja escuela, es muy clara: te doy libertad hasta aquí… pero esto otro, no lo toques.
Entonces ¿cree que con Peña Nieto ha vuelto el viejo PRI?
Es la gran duda. Por un lado nada puede ser igual, porque el país cambió. Antes nadie les reclamaba nada y hacían lo querían porque el partido era el Estado. Pero por otra parte siguen siendo las mismas personas, con Salinas (el expresidente Carlos Salinas) en la sombra, con los mismos apellidos que han logrado hacer presidente a un miembro del grupo de Atlacomulco (supuesto grupo de poder dentro del PRI vinculado al Estado de México). Y no han limpiado la casa. Todo el mundo tiene derecho a cambiar pero sus muertos siguen en el clóset. No les convendría que hubiera otro caso Colosio. Pero si lo tienen que hacer, lo van a volver a hacer.
¿Y qué película sale de los sexenios en los que ha gobernado el PAN?
De ahí sale la película de Elba Esther Gordillo, La Maestra (líder del sindicato de maestros detenida con el nuevo Gobierno del PRI), un gran personaje que llevó a Felipe Calderón al poder y que quitó a Jorge Hank Rohn el Gobierno de Tijuana. También hay una historia en la relación entre el PRI y el PAN, como se manejaron los dos partidos para que no llegara al poder el PRD. No comulgo con Andrés Manuel López Obrador, pero creo que la izquierda debe tener la oportunidad de gobernar este país.
Tlatelolco y Colosio… dos thrillers políticos. Cuando un cineasta o un actor hacen un par de obras sobre el mismo asunto la pregunta tópica es ¿No teme encasillarse?
Pues sí. Algunos me llaman el Costa Gavras mexicano y me piden una película sobre La Maestra. Y sí, me interesan mucho la historia y la política, pero ante todo cuento historias. De amor, de violencia, de guerra y de lo que sea. También me encanta el humor y soy un payaso, puedo hacer una comedia de puro chiste. Mira, en 2008 hice una película erótica en tres episodios, que aún no se ha estrenado, y tengo ganas de que salga para que la gente diga “oye, que también Bolado hace esto…”.
Carlos Bolado