Se despidió de México el embajador de la Libertad: Manuel Aguilera de la Paz

 

 

* El embajador que llegó a México el 13 de septiembre de 2007, ha hecho una gran labor por las relaciones entre nuestros dos países: canciller Norma Pensado Moreno, subsecretaria para América Latina y el Caribe de la Secretaría de Relaciones Exteriores.  

* Es un profesional de alto nivel, digno representante de su país, persona de inteligencia excepcional, amable colega y excelente orador: embajadora de Australia, Katrina Anne Cooper.

 

Por Inés García Nieto

 

Su preparación, su profesionalismo de alto nivel, pero sobre todo el amor por su patria, permitió que en 2012 Manuel Aguilera de la Paz, restaurara las históricas relaciones de amistad de Cuba con México, fracturadas durante el gobierno de Vicente Fox Quesada.

Con calificativos como estos y los emitidos por dos funcionarias de la Secretaría de Relaciones Exteriores, la embajadora de Australia en México, Katrina Cooper, leyó el mensaje enviado por el decano del cuerpo diplomático acreditado en México, Valery Morozov.

Acompañada por un centenar de diplomáticos del mundo que el jueves 20 de septiembre se dieron cita en la embajada de Cuba para despedir a Manuel Aguilera de la Paz, la embajadora escuchó los himnos de México y Cuba, posteriormente leyó el emotivo mensaje donde citó  algunas de las cualidades de su homólogo, y posteriormente le entregó la tradicional charola de plata, donde están inscritos los nombres de los diplomáticos con representación en nuestro país.

Al llegar su turno, Manuel Aguilera de la Paz ratificó a los presentes la conclusión de su representación, representación, dijo, que le permitió hacer realidad su sueño: conocer este país, visitar 23 estados de México, donde comprobó fehacientemente el especial, fuerte y sólido cariño entre mexicanos y cubanos, y experimentó la hermandad histórica, sólida e indestructible que une a estos pueblos.      

Katrenina Cooper, embajadora de Australia en México, leyó el mensaje enviado por Valery Morozov:

Esta noche nos hemos reunidos en la sede de la misión diplomática de la Embajada de Cuba, para despedirnos de nuestro colega, el excelentísimo señor Manuel Aguilera de la Paz y de su esposa María Isabel López Villar, quienes están a punto de terminar su misión en México.

Menciono que Aguilera de la Paz cuenta con una amplia y muy distinguida trayectoria diplomática al servicio de su país. 

Realizó estudios exteriores en el Instituto de Superior de Juventudes Comunistas, Leninistas de la URSS 1975-1980, graduándose de licenciado en Ciencias Sociales y profesor de Historia, y  posteriormente cursó estudios de posgrado en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales. “Raúl Roa García” en la Habana.

En 1980-1993 cumplía funciones en la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba, iniciándose como funcionario de Departamento de Relaciones Internacionales y finalizando como miembro del Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba, a cargo de las relaciones internacionales.

A partir de 1993 su trayectoria internacional está ligada indisolublemente con la cancillería de Cuba.

De 1994-1999 fue  embajador de Cuba en la república oriental de Uruguay.

En 1999-2003 fue director de Economía y Finanzas de  Cuba, y en 2007, antes de ser nombrado embajador de Cuba en México, ocupaba el cargo de viceministro de Relaciones Exteriores en su país.

Durante su servicio diplomático como viceministro, formó parte de varias delegaciones oficiales, y una de ellas le permitió asistir al periodo ordinario de la asamblea general de la ONU. En 2003 acudió a la toma de posesión del presidente de República de Uruguay, y en 2005 fue enviado especial de ministro de Relaciones Exteriores a la India, Pakistan, Sirilanca, Napal. En 2005 fue a Egipto y Etiopia y en 2007 a Nicaragua.

Conocemos a Manuel Aguilera como un profesional de alto nivel, digno representante de su país, como una persona de inteligencia excepcional, amable colega y excelente orador. En Nombre de los colegas del cuerpo diplomático acreditado en México, y en nombre de los que hoy estamos aquí presentes, permítanme expresar sentimientos de cariño y amistad al excelentísimo embajador Manuel Aguilera de la Paz y a su señora esposa, Maria Isabel, así como nuestros mejores deseos para su futura vida y destino, tanto profesional como familiar. Cito el refrán: “Amistades que son ciertas, nadie las puede turbar”.

Hago entrega de una tradicional charola de plata, firmado por sus colegas de cuerpo diplomático, como un recuerdo inolvidable de su estancia en México durante en 5 años.

La subsecretaria para América Latina y el Caribe de la SER de México, Norma Pensado Moreno, dijo de este diplomático cubano:

El embajador llegó el 13 de septiembre a México de 2007. Ha hecho una gran labor por las relaciones entre nuestros dos países. He tenido el privilegio de compartir con el embajador hace más de un año, pero este ha sido intenso por el cual estoy inmensamente agradecida, no solo en lo personal sino en lo profesional, y en lo que representa para las relaciones entre nuestros dos países.

Es un verdadero profesional, que además con el siempre dedicado apoyo de su esposa, ha sabido tender puentes en nuestra relación. El embajador fue un gran impulsor de la normalización de las relaciones entre México y Cuba, promovió la reactivación de la mayor parte de los grupos de trabajo y mecanismos binacionales, y ha dado un seguimiento puntual a todas y cada una de las áreas de colaboración bilateral. Destacaré solamente algunos de los muchos logros obtenidos durante su gestión. Trabajó en forma incansable a favor de esta relación, y fue un gran impulsor y motor clave en la organización de la visita oficial del presidente Calderón a Cuba en abril 2012. Durante esta visita se realizaron y se suscribieron ocho acuerdos de cooperación en muy diversas áreas, que cubre desde la parte técnica y científica, hasta la económica, educativa y cultural. Desarrollo un excelente trabajo de colaboración con la SRE, con todas las secretarías en México y fue un gran impulsor de la relación interparlamentaria entre los dos países. Ha colaborado de manera activa en la suscripción del memorándum de entendimiento para garantizar el flujo legal, orientado y seguro de migrantes. También ha sido un promotor de las relaciones a nivel estatal y municipal.              

Lo que más habla de su labor, es tener esta concurrencia ahora.

Llegó la hora de la despedida, dijo el embajador de Cuba en México durante cinco años, Manuel Aguilera de la Paz.

Amigas y amigos todos. Como es normal en la vida diplomática, llegó la hora de despedirnos. A mi esposa y a mí nos parece increíble que el pasado 4 de septiembre cumplimos cinco años de estancia en este hermosísimo y querido país. Dentro de poco dejaremos México, y la verdad lo haremos sin tristeza, muy felices de regresar a nuestra añorada isla y a nuestro hogar, pero también extraordinariamente felices de haber vivido esta maravillosa experiencia. Estos cinco años han sido los mejores de nuestra vida.

Conocer México siempre fue uno de nuestros mayores sueños, y aunque un lustro es muy poco tiempo para conocer en profundidad a este enorme, diverso y bellísimo país. Regresamos a Cuba con la satisfacción de que ese sueño, en parte se hizo realidad. Yo solo pude visitar 23 de los 31 estados mexicanos y mi esposa, algunos menos. De manera que como nos quedan aquí cosas pendientes, amigos muy queridos, y vivencias que deseamos repetir, volveremos de visita seguramente varias veces. Por eso no sentimos tristeza al despedirnos de ustedes, porque sabemos que es un adiós temporal y que nos volveremos a ver, aquí o en Cuba, su casa, como nos enseñaron a decir los mexicanos. Vivimos momentos muy felices, y también, los menos, de desavenencias en el ámbito de relación entre nuestros dos gobiernos, porque como es conocido, tenemos diferencias, pero nos vamos con la satisfacción de haber contribuido modestamente al proceso de normalización de las relaciones diplomáticas bilaterales. Ambos países hicieron esfuerzos por lograr sus principales objetivos, por lo que el balance es muy positivo, y nuestra estancia aquí fue realmente muy agradable, emotiva e interesante. Confiamos en que, en el futuro inmediato se pueda avanzar mucho más, porque esa es la voluntad ferviente de nuestros pueblos. Sabíamos antes de venir, pero estando aquí pudimos comprobarlo fehacientemente, que existe un cariño muy especial, muy fuerte, muy sólido, entre los mexicanos y los cubanos. Una verdadera hermandad histórica, sólida e indestructible. No hubo un solo lugar, de los muchos que visitamos, por apartado o lejano que fuera, donde no sintiéramos  ese cariño, cuando la gente sabía que somos cubanos. Sabíamos también que México es un país bellísimo, pero tuvimos la oportunidad de corroborarlo con nuestros propios ojos. Nos impresionó y sobrecogió, especialmente, la majestuosidad de Teotihuacán, Chichen Itzá, y Palenque, y ahí comprendimos mejor el orgullo que sienten los mexicanos por su pasado milenario. No mencionaré otros lugares para no herir susceptibilidades, pero disfrutamos y admiramos el arte, el colorido, la exuberancia de la naturaleza, la arquitectura, en todos los lugares que visitamos, y sobre todo el calor humano. La laboriosidad, la sencillez y la amabilidad de su gente. En todas partes nos hicieron sentir como en nuestra propia casa. Y qué decir de la espléndida y riquísima gastronomía mexicana? Igualmente sabíamos que los mexicanos son gente maravillosa, extraordinariamente orgullosa de su nación, de su historia, sus tradiciones y su milenaria cultura. Y pudimos disfrutar de eso cotidianamente, vivirlo junto a ustedes y apreciarlo mucho más. Ha sido un gran honor, un enorme privilegio, y también un placer, compartir con ustedes. Estamos fascinados con México y su gente. Llevamos en la memoria y en el corazón para siempre, recuerdos muy gratos e inolvidables. También nos llevamos la certeza más absoluta de que los mexicanos serán capaces de conquistar y construir pacíficamente el futuro de paz y mayor prosperidad que merecen, como lo han venido haciendo a lo largo de su historia. Tenemos la esperanza de haber sido sinceramente recíproco, de haber demostrado también que ese mismo cariño lo sentimos los cubanos hacia los mexicanos, y esperamos haber contribuido, modestamente, a ser más fuertes los lazos indestructibles que unen a nuestras dos naciones y pueblos, y dar a conocer, al menos un poquito más, nuestra cultura, nuestra historia y nuestra realidad, tan compleja, tan tergiversada y manipulada por la guerra mediática que el imperio vecino, con todo su poderío libra contra nuestra patria, con el propósito fracasado de demonizar, aislar y destruir nuestra revolución socialista. No puedo dejar de agradecer una vez más, en nombre del pueblo y el gobierno cubano, la enorme solidaridad que hemos recibido siempre del pueblo mexicano. En particular en estos últimos años a través del Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba, y también la posición invariable del actual gobierno, y los anteriores, de rechazo al criminal bloqueo económico, comercial y financiero, impuesto por EU contra nuestra patria desde hace más de cinco décadas.

De la misma manera, agradezco el valioso y decidido apoyo que muchos mexicanos han brindado a la justa causa de la lucha por la liberación de nuestros cinco héroes antiterroristas que el pasado 12 de agosto, cumplieron 14 años de injusta y cruel prisión en EU. El ejemplo de firmeza, patriotismo y  lealtad a sus principios y a su pueblo, de Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, nos ha servido de guía, inspiración y estímulo en nuestra labor diplomática en todos estos años. Y en nombre de ellos y de nuestro pueblo, les agradezco su solidaridad, con la confianza de que continuará incrementándose y creciendo sostenidamente, hasta lograr su libertad. Agradezco sinceramente el trabajo de mis colaboradores, de la misión diplomática de Cuba en México, y el apoyo especial de mi esposa, sin los cuales no hubiera sido posible realizar nuestro trabajo y alcanzar las metas, aún insuficientes, pero que pudimos conquistar entre todos.

Una vez más le damos las gracias a todos y a todas, por querer tanto a nuestra isla y a nuestro pueblo, por demostrarnos ese cariño en todos los lugares que visitamos.

Gracias por su hospitalidad y cordialidad sin límites. Por su valiosísima solidaridad de siempre, y por su confianza. Gracias por la amistad que nos brindaron y por enseñarnos amar a este país, tanto como ustedes lo aman. Esa es otra excelente razón para volver. Así que hasta pronto.

Beatriz Paredes, la ex dirigente nacional del PRI, quien al igual que Porfirio Muñoz Ledo, y decenas de políticos e intelectuales estuvieron en el brindis de despedida de Aguilera de la Paz, opinó de él:

Es un hombre que desde que llegó a México supo comprender el alma mexicana, es un gran activista, un embajador que tanto en su oficina como en su paso por el país, fue extraordinariamente comprometido por estrechar los vínculos entre el pueblo  mexicano y el pueblo cubano.

En estuvieron los embajadores de la República Dominicana, Fernando Pérez; el ministro de Japón, Hiroshi Yamauchi, el embajador de Georgia, Malkhaz Mikeladze; el embajador de Ucrania, Ruslán Spirin; el de Panamá, Francisco Troya Aguirre; el ministro consejero de la embajada de Rusia, Eugenio Clek, y el de Egipto, Ibrahim Ahdy Khairat, entre muchos otros.

También estuvo Mario Chacón, director general de Asuntos Internacional de la SEP, Lourdes Aranda, Subsecretaria de SER, así como la totalidad de cubanos que fueron parte del cuerpo diplomático en México.

En esta recepción de despedida estuvo presente Antonio del Conde, el mexicano conocido como “El cuate” quien en 1956 consiguiera en Tuxpan, Veracruz, el yate “Granma” para los jóvenes integrantes del Movimiento 26 de julio, comandados por Fidel Castro, y en el que partiera el médico argentino Ernesto “Che” Guevara, entre otros destacados revolucionarios.

Manuel Aguilera, durante su gestión como embajador de Cuba en México,  visitó más de una docena de veces, Tuxpan, Veracruz, siendo un factor importante para mantener el movimiento cultural del museo de la Amistad México-Cuba que es un baluarte no solo de la hermandad de ambos países, sino también del latino americanismo y un símbolo de la lucha de los pueblos del mundo, por su independencia y autonomía.

El embajador de Cuba, Manuel Aguilera de la Paz, trajo siempre a Tuxpan, las ideas de Fidel y Raúl Castro, sobre la importancia de la fraternidad entre los pueblos latinoamericanos, ante el imperialismo voraz.

Fue un promotor incansable de la libertad, de las ideas sociales, de la revolución cubana, del David que venció a Goliat. Su gestión permitió que los que no conocían la Cuba revolucionaria y lo heroico de su pueblo, vean ahora con respeto a ese pueblo hermano.

Confío que en el futuro inmediato se puedan lograr más acuerdos entre México y Cuba, porque esa es la voluntad ferviente de nuestros pueblos.

       

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