No a la violencia, venga de quien venga
El caso de la esposa que mató a su marido diputado
Por Ramón Rodríguez Rangel.
El quitar la vida a un ser humano, es un pecado capital, condenable no solamente jurídicamente, sino por las mismas sagradas escrituras plasmadas en la Biblia, sobre eso no hay vuelta, sin embargo cuantas mujeres hay en el país, que son violentadas física y psicológicamente por sus conyugues, sin que la justicia tome cartas en el asunto.
El domingo 16 Patricia Grimaldo de la Cruz decidió ante su impotencia tomarse justicia por propia mano, matando a su marido el diputado federal del PRI, por el distrito de Netzahualcóyotl en el Estado de México Jaime Serrano Cedillo, después de que este la golpeara sistemáticamente, ese día después de discutir con ella nuevamente la violentó, pero ahora se encontró a su esposa fuera de control, por lo que lo asesinó, terminando así una pesadilla y empezando otra.
La violencia intrafamiliar es una de las primeros delitos que se comenten en el país y en particular en la propia región de Tuxpan, nada más que las víctimas, las esposas o conyugues generalmente guardan silencio ante su problema familiar y otras más se deciden a denunciar a sus parejas, pocas los asesinan.
El crimen no es justificable de ninguna manera, como tampoco encuentra justificación que un varón aprovechando su fuerza física, tome a golpes a su pareja, por el motivo que sea, la violencia no es justificada, mucho menos en el caso de un diputado local, que se supone es un representante político de la sociedad, que debe estar en contra del maltrato a la mujer y que tiene la preparación suficiente para solicitar el divorcio si su relación matrimonial es disfuncional.
Si bien hay de esposas a “esposas”, donde los maltratados son los maridos, la violencia no es solución, ni mucho menos para una persona con la elemental preparación, como la que debe tener un diputado.
El caso del asesinato del diputado de Neza debe servir para profundizar más todavía en la legislación contra la violencia intrafamiliar, sobre todo en un país marcado por los feminicidios, esto es lo que debe ocurrir, para evitar que la sangre siga llegando al rio, como ocurrió con Jaime Serrano Cedillo y para hacerle justicia a miles de mujeres que sufren en el silencio y su soledad el maltrato y la violencia intrafamiliar, a manos de personas que convertidos en bestias pierden todo respeto por el ser humano, dando violencia y golpes en vez de dar amor en sus casas.
Patricia ahora iniciará una nueva pesadilla, porque todo acto violento, y más el asesinato tiene graves consecuencias, ante la ley del hombre y ante la ley divina, no hay pretexto que valga, la templanza, dice la Biblia que no se debe perder nunca, la violencia no es de Dios ni de seres humanos, lo es de la bestia, que anda como león rugiente, viendo a quien devorar.