En Tuxpan y la región se les ha perdido el respeto a los huracanes, porque se avisa que azotarán en este puerto y la depresión tropical se desvía finalmente y cuando han pegado han sido huracanes tipo 1 o 2. Literalmente nos burlamos en Tuxpan de los huracanes, de los meteorólogos y las noticias de prevención de los impactos de estos fenómenos naturales.
No advertimos que el cambio climático global ha alterado el desarrollo de las condiciones para un impacto ciclónico mayor. Así es como en lugares donde nunca antes había tornados, ahora los hay.
Tuxpan se encuentra ubicado en la parte central de una de las regiones de ciclogénesis más activa del planeta: el Atlántico Tropical y Mar Caribe, a donde llegan normalmente de septiembre a noviembre depresiones tropicales que vienen desde África y encuentran en esta zona del Golfo de México, el clima adecuado para su crecimiento y potencialización, sustentándose en la temperatura de las aguas superficiales oceánicas (arriba del umbral crítico de 26.5°C) sumado al aumento de humedad en los niveles medios troposféricos.
El sobre calentamiento de los mares por el cambio climático gradual que se está dando, crea las condiciones atmosféricas que aumenten las posibilidades de impacto de huracanes de intensidad mayor 3, 4 o 5 como el devastador “Otis”.
Los huracanes se clasifican en cinco categorías según la intensidad de sus vientos, según la escala Saffir-Simpson. La categoría 1 es la menos intensa, mientras que la categoría 5 es la más intensa.
Categoría 1.
• Velocidad de los vientos: 119 a 153 km/h.
• Daños leves a las construcciones y árboles.
• Daños moderados a las embarcaciones.
Categoría 2.
• Velocidad de los vientos: 154 a 177 km/h.
• Daños significativos a las construcciones y árboles o daños severos a las embarcaciones.
Categoría 3.
• Velocidad de los vientos: 178 a 208 km/h.
• Daños catastróficos a las construcciones y árboles. Daños irreparables a las embarcaciones.
Categoría 4.
• Velocidad de los vientos: 209 a 251 km/h.
• Daños catastróficos a las construcciones y árboles o daños masivos a las embarcaciones.
Categoría 5.
• Velocidad de los vientos mayores de 252 km/h.
• Daños catastróficos a las construcciones y árboles o daños totales a las embarcaciones.
La escala Saffir-Simpson se basa únicamente en la velocidad de los vientos, pero otros factores, como la presión atmosférica, la altura del ojo del huracán y la cantidad de lluvia, también pueden contribuir a la intensidad de un huracán y a los daños que puede causar.
El impacto de “Otis” ha devastado Acapulco, Guerrero, ha destruido un lugar emblemático de turismo mundial, algunos medios de comunicación hablan de un millón de damnificados, por lo menos 50 muertos, más desparecidos.
Parece una ciudad de Gaza ante la invasión israelí en medio oriente, pero no, lo es de México. El crecimiento de una tormenta tropical a un monstruo apocalíptico, a un huracán tipo 5 en unas horas, sorprendió a todos, acabó con modernos edificios, departamentos, casas, hoteles y comercios, la fuerza de los vientos arriba de 300 kilómetros por hora sacó a personas de sus aposentos por los aires, la peor película de huracanes no imaginó una catástrofe así, nuevamente la realidad superando a la ficción.
Tuxpan no puede ser ajeno a esta tragedia, sobre todo con la experiencia de que tan solo por las aguas provenientes de las lluvias de una tormenta tropical han colapsado la ciudad y la región con severas inundaciones, como la del 99, donde el crecimiento del río Tuxpan llenó de agua la ciudad, pero también destruyó carreteras de acceso y puentes.
Las fotografías de la inundación se exhiben hoy como imágenes diluvianas.
El alto riesgo de impacto de huracanes en Tuxpan y su región lo es principalmente de septiembre a noviembre, porque la llegada de los frentes fríos del polo norte baja la temperatura del mar en la parte alta del Golfo de México, colocando una barrera natural para que los ciclones no peguen en esa zona.
Ocurriendo entonces que los huracanes en su búsqueda de aguas calientes para desarrollarse puedan encontrar a un Tuxpan dormido, sería fatal y catastrófico.
Datos del Centro Nacional Huracanes de Estados Unidos (NHC) muestran que estadísticamente las principales tormentas tropicales y huracanes que han impactado Tuxpan y la región, han llegado de septiembre a noviembre, precisamente cuando los frentes fríos han detenido el avance de los huracanes hacia el norte del Golfo de México, virando estos hacia las aguas calientes del mar de las costas de la huasteca, Tuxpan en el epicentro de las tormentas.
Por ello, es muy importante que el presidente municipal, José Manuel Pozos Castro al inicio de la temporada de huracanes pone en alerta permanente al Comité Municipal de Protección Civil para darle seguimiento puntual a todas las depresiones tropicales, y activar si se requiere el plan de emergencia.
La Secretaría de Marina y el Ejército Mexicano deben también por su lado observar el comportamiento de los distintos fenómenos naturales, para mirar con sentido de responsabilidad el avance de cualquier tormenta o huracán, desde antes que atraviesen en su ruta natural la península de Yucatán.
No podemos reaccionar hasta que tenemos el monstruo enfrente, desde mucho antes tenemos que preparar un protocolo de emergencia ciclónica de alto impacto, prepararnos para que lo peor no ocurra.
Tuxpan seguramente ya tiene un plan de contingencias a gran escala, habrá que afinarlo con la importante aportación de los expertos de SEMAR y SEDENA, desde luego, también de la Secretaría de Protección Civil del Gobierno de Veracruz que está funcionando muy bien.
Ya lo dijo el alcalde de Tuxpan, que la seguridad de la vida y el patrimonio de los tuxpeños es una prioridad de su gestión, que así sea.