Intenta convertirse en el primer hombre que rompa la barrera del sonido con su propio cuerpo.
El deportista extremo austríaco Felix Baumgartner ha dado un nuevo paso para convertirse en el primer hombre que rompa la barrera del sonido en caída libre, con su propio cuerpo. Este miércoles, se lanzó en paracaídas desde una altura de 29.457 metros sobre el desierto cercano a Roswell, Nuevo México, donde aterrizó sano y salvo 3 minutos y 48 segundos después. «Voló» a una velocidad máxima de 862 km por hora.
Baumgartner, de 43 años, saltó desde un globo de helio. Llevaba un traje espacial presurizado con suministro de oxígeno como única protección. Fue su segundo salto de prueba antes de lanzarse a conseguir su propósito. En marzo, ya se precipitó desde unos 21.000 metros, también en Nuevo México. «Han sido un par de días complicados por culpa del clima, pero ahora me siento muy positivo. Completar con éxito esta misión siempre ha sido uno de mis sueños. Ahora solo falta un salto más», indicó después de aterrizar.
El objetivo final es saltar desde los 36.575 metros, en el filo del espacio, en la estratosfera, en las próximas semanas. El equipo espera a que las condiciones climatológicas sean favorables, sobre todo el viento, que no puede sobrepasar los 6,5 km/h, para que el globo aerostático pueda despegar y elevarse. Entonces intentará romper la barrera del sonido e intentará conseguir la caída más larga de la historia, de unos cinco minutos. El actual récord corresponde a al estadounidense Joe Kittinger, capitán de las Fuerzas Aéreas de EE.UU., actualmente en el equipo de asesores del austríaco, que se lanzó desde 31.333 metros en 1960. Desde entonces, nadie ha conseguido lanzarse desde tremenda altura.
El proyecto Stratos, como se llama esta aventura, está patrocinado por la empresa de bebidas energéticas Red Bull. Antes, Baumgartner ha saltado desde las Torres Petronas en Kuala Lumpur (Malasia) y el World Financial Center de Taipei (Taiwán).
La velocidad del sonido ha sido rota por cohetes, aviones de varios motores de reacción y vehículos terrestres impulsados por cohetes, pero ningún ser humano ha conseguido romperla con su cuerpo. Quizás en agosto Baumgartner entre en la historia.