Como parte del proyecto de 4,500 millones de dólares, se rescindieron dos procesos de arbitraje internacional que fueron abiertos por la estatal contra la compañía que ahora será su socia.
La CFE ha retomado los proyectos con el sector privado después de algunos años de tensas relaciones y acusaciones de contratos ventajosos. La estatal construirá con TC Energy –antes TransCanada– un segundo gasoducto marino, que dará continuidad al primero que corre del sur de Texas a Tuxpan, firmado durante el sexenio pasado y construido por la misma compañía.
El anuncio del proyecto marca un cambio drástico en la relación de la estatal con la compañía privada. La CFE abrió en 2019 dos procesos de arbitraje internacional contra la canadiense que construía los gasoductos Tula-Villa de Reyes y Tuxpan-Tula. Los procesos legales fueron parte del conflicto que, al inicio de la administración, la estatal comenzó contra las empresas constructoras de siete gasoductos y a quienes acusó de poseer contratos “leoninos”.
Pero los arbitrajes contra TC Energy han sido rescindidos y la construcción del gasoducto Tuxpan-Tula se retomará en el último trimestre del año con un nuevo trazo, para no afectar los terrenos de comunidades indígenas por donde pasaría la obra. A esto se ha añadido un nuevo proyecto: las empresas han firmado una alianza estratégica, que tiene entre sus objetivos la construcción del gasoducto Southeast Gateway que transportará gas natural hacia el sureste del país, una región en donde el transporte de la molécula ha sido complicado por la falta de infraestructura, lo que a su vez la hace enfrentarse a cortes de electricidad de manera constante y precios más altos de luz.
Las pistas del segundo gasoducto marino –o una extensión del primero– se han dado de a poco. La primera parte del anuncio se dio en la inauguración de la refinería Olmeca, en Tabasco, a inicios de julio. Manuel Bartlett, el director de la eléctrica nacional, anunció ese día dos acuerdos de la CFE con el sector privado: uno con TC Energy y otro con la estadounidense New Fortress Energy –que también invertirá en proyectos de la estatal Pemex–. Ese día, Bartlett hizo énfasis en que los proyectos irían encaminados a fortalecer a la “seguridad energética del sureste” y que el papel de la compañía en ellos sería distinto a lo previamente pactado. “CFE dejará de ser solo un consumidor de servicios de transporte y será socio y copropietario de ese gasoducto”, dijo.
TC Energy dio más detalles de la alianza hace unos días: la obra implica una inversión aproximada de 4,500 millones de dólares y los costos serán absorbidos por ambas compañías, sin que se especificara el porcentaje de la aportación de cada parte. Pero de inicio, la estatal CFE tendrá 15% de participación del gasoducto, que irá incrementando de manera progresiva hasta lograr 49%.
El gasoducto de 715 kilómetros se originará en Tuxpan –en donde concluye el primer tramo que corre bajo el mar desde el sur de Texas–, continuará en alta mar y tocará tierra en Coatzacoalcos, Veracruz, a donde llevará combustible a la planta de licuefacción de Salina Cruz, y en Dos Bocas, Tabasco. El proyecto también transportará gas a la refinería Olmeca –que continúa en construcción– y se conectaría con el gasoducto Transístmico, que ha sido proyectado por el gobierno federal para conectar el puerto de Salina Cruz, en Oaxaca, con Jáltipan, Veracruz.
El Southeast Gateway también conectará con los otros dos proyectos adjudicados a la canadiense y que hasta hace poco eran motivo de disputa en los procesos de arbitraje. El inicio de operaciones será a mediados de 2025, según lo anunciado hasta ahora.
Pero el acuerdo incluye una parte aún más importante: la estatal CFE se hará de una parte de participación de los activos que TC Energy tiene consolidados en Transportadora de Gas Natural de la Huasteca, una filial de la compañía canadiense fundada en 2004 y que engloba los gasoductos Tamazunchale-El Sauz, Tula-Villa de Reyes y Tuxpan-Tula. En un comunicado, TC Energy ha dicho que en conjunto con la eléctrica nacional decidieron consolidar los acuerdos de transporte de gas que tenían previamente y la relación con los activos en un único contrato que se extenderá hasta 2055.
“La alianza estratégica brinda a la CFE la oportunidad de tener una participación accionaria en Transportadora de Gas Natural de la Huasteca”, ha dicho la canadiense en un comunicado. “Al final de la vida del contrato del gasoducto Southeast Gateway en 2055 y después de que TC Energy haya recuperado el retorno total del capital, la participación accionaria de la CFE en Transportadora de Gas Natural de la Huasteca aumentaría a aproximadamente 35%, reflejando así el equivalente de aproximadamente 49% del valor neto del gasoducto Southeast Gateway y 15% de los demás oleoductos de la filial”.
La asociación estratégica aún está sujeta a las aprobaciones regulatorias de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) y de la Comisión Reguladora de Energía (CRE). La canadiense ha adelantado que estos procesos podrían tomar hasta dos años. Y también ha condicionado la cesión de participación a que la estatal cumpla con lo comprometido: contribuciones de capital y lo referente a la facilitación de permisos, trato con las comunidades y disposición de terrenos. Estos dos últimos rubros que regularmente son complicados para las compañías que construyen un proyecto de infraestructura.
La agencia Moody’s, que hace poco redujo la nota crediticia de la estatal, ha calificado como positiva la nueva relación entre las compañías. “La alianza es positiva para la CFE ya que renueva sus relaciones comerciales con el sector privado y reduce su exposición a disputas legales”, ha dicho en un texto. La estatal suma, hasta el segundo trimestre pasado, 24 procesos de arbitraje internacional abiertos. “Moody’s considera que el anuncio también es positivo para la industria, ya que proporciona pruebas al mercado de una mayor confianza de los inversores, que se ha debilitado un poco en el pasado reciente con estas y otras disputas entre las empresas estatales y el sector privado”.
En un comunicado de prensa reciente, en el que se menciona el proyecto, la estatal CFE ha dicho que planea pasar de una empresa eléctrica a una transnacional con compromiso social. La calificadora Moody’s dice que el último anuncio es coherente con la estrategia de la empresa mexicana por tomar un papel más activo en el negocio de transporte de gas, más allá de ser solo un comprador.