Por Daniel Francisco/Gaceta UNAM
Ecos glaciares: poesía de las montañas es una exposición multidisciplinaria en torno a los volcanes, montañas y la extinción de los glaciares de México en el marco de la emergencia climática. Se parte de la poesía y la literatura para cuestionar el concepto de naturaleza que separa a la humanidad de los cuerpos geológicos y del agua, pues formamos parte de ella. A través de una muestra de video, piezas de audio, proyección de imágenes, literatura y foros con especialistas de las humanidades y las ciencias, se busca sensibilizar al público sobre nuestra relación con el entorno y la incidencia de la acción humana sobre éste y los seres no humanos.
En El Aleph. Festival de Arte y Ciencia, la exposición fue inaugurada el pasado 22 de mayo por María Emilia Beyer, directora de Universum, Museo de las Ciencias; María Paula Martínez, documentalista, fotógrafa y montañista, y Mónica Nepote, poeta, montañista y editora.
En entrevista con Gaceta UNAM, María Paula Martínez, fotógrafa, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras, señala que la exposición se encuentra en dos salas. “En una hay un video mapping, donde se adaptó todo para la pantalla y mezclamos esto con unos audios de dos poemas de José Emilio Pacheco, Iztaccíhuatl y Malpaís, grabados por la Dirección de Literatura y Fomento a la Lectura. Junto con el video tratamos de invitar a los espectadores a una reflexión de lo que estamos haciendo con nuestro planeta, relacionado con las montañas y los glaciares”.
Fotos antiguas
En la sala del agua hay una pieza más contemplativa, son tres pantallas: dos en la pared y una en el piso, agrega. “Tratamos de hacer sólo vistas cenitales para que el espectador pueda apreciar lo que vemos con el dron y en las otras pantallas contemplamos la montaña y los glaciares”.
Recolectaron fotos antiguas de personas que subieron al Iztaccíhuatl, cuando todavía existía el glaciar de Ayoloco, por ejemplo. “Ahora es pura piedra, ahí había un glaciar gigante y la gente subía con piolets, encordados. También pusimos fotos de los glaciares del Popocatépetl, de cuando la gente podía subirlo. Esta sala es para contemplar la montaña y ver sus cambios”.
Al final de la presentación de la exposición se acercaron a ella dos personas. “Un señor ya mayor llegó, me agarró la mano y se puso a llorar y me dijo: ‘estoy completamente conmovido con toda esta exposición, con toda la charla’. También se acercaron dos estudiantes y una de ellas le preguntó qué podía hacer, a dónde se puede acercar”.
Añadió que “tratamos de transmitir que la montaña somos todos. La montaña es un ente vivo, que se mueve, todas las piedras se mueven. Nunca es el mismo camino que nos ha unido a personas de distintos ámbitos”.
La exhibición multidisciplinaria estará en Universum, Museo de las Ciencias hasta agosto de 2022.