La embajadora ucraniana en Washington, Oksana Markarova, junto a grupos de derechos humanos, han denunciado este martes 1 de marzo que Rusia ha lanzado bombas termobáricas en Ucrania, las cuales están prohibidas por la Convención de Ginebra.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, aseguró que, de ser esto cierto, estaríamos hablando de crímenes de guerra.
Según ha asegurado la cadena estadounidense CNN, uno de sus equipos ha visto un lanzacohetes múltiple termobárico ruso tipo TOS-1 cerca de la frontera ucraniana, en las proximidades de Járkov, la segunda ciudad más poblada del país.
Según informa el medio birtánico The Telegraph, el 25 de febrero oficiales del oeste alertaron de la posibilidad de que Rusia utilizara este tipo de armamento, como lo hizo la Unión Soviética en Afganistán en los años ochenta, o Rusia en la guerra de Chechenia (1999-2004).
Y estas no serían las únicas armas prohibidas empleadas por las tropas rusas en la exrepública soviética. Amnistía Internacional ha acusado al ejército del Kremlin de usar municiones racimo, ampliamente prohibidas.
Bombas termobáricas o de vacío
Las bombas termobáricas o de vacío, tal y como explican científicos de la Universidad Técnica de Medio Oriente de Turquía en el artículo ‘Thermobaric and enhanced blast explosives (TBX and EBX)’, son armas compuestas por dos cargas explosivas con funciones diferentes. La primera de ellas esparce una nube de combustible por la armósfera, que se mezcla con el oxígeno presente. La segunda de ellas detona el combustible. De este modo se produce una especie de vacío cuando la combustión consume el oxígeno que causa una explosión de alta temperatura.
La explosión provoca una gran onda expansiva de alta presión y temperatura que puede causar que la gente muera asfixiada, debido a la falta de oxígeno, o incluso incinerada.
«Padre de todas las bombas»
La bomba termobárica más grande fabricada hasta la fecha, denominada «Padre de todas las bombas» fue presentada en septiembre de 2007 por Rusia en respuesta a la «Madre de todas las bombas», la bomba termobárica estadounidense probada en 2003. Según aseguraba el Kremlin, la bomba rusa era hasta «cuatro veces más potente» que la americana.