Por Mirtha Hernández/Gaceta UNAM
Los pacientes psiquiátricos quieren ser amados, sueñan con una familia, con ser creativos y mostrar su inteligencia, disfrutar el día a día y eso es lo que nos debe mantener buscando la excelencia en su tratamiento, afirmó el psiquiatra Ignacio Ruiz López.
Al ofrecer la conferencia “Los Tratamientos psiquiátricos en México: pasado, presente y futuro” en el evento “Dr. Ramón de la Fuente Muñiz. Centenario de su natalicio 1921-2021” expuso que hoy día se estudia la microbiota para ayudar a formar elementos antiinflamatorios o neurotransmisores que repercutirán en el funcionamiento cerebral, se prueban sustancias alucinógenas como la ketamina que se administran vía nasal contra la depresión.
En algunos países, prosiguió, se insertan chips en medicamentos -como los antipsicóticos- que al llegar al jugo gástrico se activan y con un transductor que tienen los pacientes en la piel, se registra y envía una señal a un celular en el que tanto el médico como el paciente o sus familiares pueden darse cuenta que está cumpliendo en la adherencia al tratamiento.
Sin embargo, recalcó, no se deben olvidar los grandes sufrimientos por los que han atravesado los enfermos mentales y las dificultades que los médicos tuvieron que enfrentar para atenderlos.
Recordó el uso del cauterio, es decir, quemar a los pacientes, la administración de opio y morfina, las cubetadas de agua fría que se pensaban que eran buenas para los melancólicos, entre muchos otros métodos.
“Todavía a mediados del siglo pasado, cuando hablábamos de este tipo de tratamiento los médicos los podían identificar perfectamente y señalar en qué consistía”, expresó.
Asimismo, expuso que mientras en el año 2000 Antes de Cristo se le recomendaba a los pacientes consumir una planta para hacer frente a algún padecimiento, en el año mil se afirmaba que ingerirla era pagano, lo que debía hacerse era orar.
Para 1850 la oración se convirtió en superstición y había que beber pócimas. Ya para 1940 éstas se cambiaron por píldoras y en el 2001 regresamos a las plantas porque las píldoras no son saludables.
En ese sentido, destacó la práctica de la herbolaria entre las culturas prehispánicas que fue rescatada -con algunas alteraciones- en obras como el Códice Mendoza y el Códice De la Cruz-Badiano que ilustran el uso de las plantas y hasta su preparación.
Estas obras que hablan de la medicina practicada en América contrasta con lo que se realizaba en Europa donde los pacientes hacían oraciones a Santa Digna y los exorcismos y la asociación de estas enfermedades con el pecado frenaron su tratamiento y generaron mucho sufrimiento a los pacientes.
El Códice De la Cruz -Badiano, agregó, hoy se sigue estudiando. “Más ahora, con la posibilidad de separar las partículas que tienen las plantas, o todo este uso de los alucinógenos -y su parte mágico-mística- que se están retomando en ciertas líneas de investigación en psicofarmacología”.