Por Inés García Nieto
Hace apenas 15 días Pablo supo que tiene Sida.
Él tiene 24 años de edad, mide 1.68 metros y pesa 44 kilos.
Vive en la colonia “Miguel Alemán” en Tuxpan, una colonia muy cercana al centro de la ciudad.
Platica que en cinco años trabajó en varias maquiladoras de Reinosa, y que ignora cómo contrajo el Virus de la Inmunodeficiencia Adquirida.
Entrevistado en un estrecho cuarto de concreto que hace las veces de cocina, comedor y recámara, al lado de su abuela de 67 años –su madre lo abandonó muy pequeño para irse a trabajar a Nuevo Laredo-, Pablo ocupa una de las tres sillas que están alrededor de la mesa pegada a la pared.
Su delgado cuerpo descansa de vez en vez en el caliente muro de la pared. Este viernes 1 de junio al medio día se dio un baño con jabón neutro que le ha reblandecido la piel del rostro y los brazos. Se rasca la nariz mientras habla de su enfermedad y parte de su vida.
Este joven de rostro enjuto narra a Expreso de Tuxpan:
En Reinosa trabajé en varias maquiladoras. En una éramos tres mil personas que entrábamos a las 7 de la mañana y salíamos a las 5 de la tarde. Temprano nos daban 15 minutos para desayunar, alimento que nosotros pagábamos y a la una de la tarde teníamos media hora para comer los alimentos que la empresa nos daba de manera gratuita.
También trabaje en una maquiladora donde éramos más de mil operarios y en otra de apenas 400. Yo ganaba regular y eso me permitió ayudar a dos primos que llegaron de Tuxpan, una mujer y un hombre. Les dije que los apoyaría un tiempo y que buscaran empleo lo más pronto posible…ahora están casados los dos. Yo trabajaba de lunes a viernes y mis compañeros de trabajo me buscaban en la casa para tomar cerveza y platicar. Nunca supe de dónde eran porque decían que para hablar de su tierra y la familia, mejor se quedaban en sus cuartos.
Mi salario me permitió comprarme una casa y mi vicio era tomar cerveza.
Mi mamá -su abuelita materna- y mi tía Ana me decían por teléfono que me cuidara, que estaba en un lugar de mucho peligro y mucho pecado, que buscara una congregación para escuchar la palabra de Dios, y yo les decía luego, luego. Ellas me recomendaban eso porque yo era cristiano de niño, conocía de lo correcto, de las instrucciones que vienen en la Biblia, pero caí porque hasta el diablo conoce lo que ahí se ordena, pero no obedece ni cumple.
¿Cómo crees que te contagiaste?
No se, no sabía que tenía SIDA, no tenía ningún síntoma de la enfermedad.
¿Tuviste muchas parejas sexuales?
El joven de 24 años guarda silencio…Responde.- Usé una navaja que usó un chavo infectado.
¿Tuviste muchas parejas?
No, como cuatro…
En una de esas te confiaste…
Hace cuatro años si tuve una novia de San Luis Potosí, salíamos, íbamos al cine y a lugares cercanos porque en Reinosa el taxi cobra de 100 a 150 pesos por llevarte de aquí al centro y como la ciudad es muy peligrosa pues mejor no andar retirado de donde vives.
¿Tú crees que con ella te infectaste?
Tal vez porque de las veces que tuvimos contacto, solo una vez no usé condón. Creo que fue esa vez…
Los brazos, el rostro y la cabeza de Pablo dejan ver pequeñas costras oscuras en la piel morena. Se vuelve a rascar la nariz, y pregunto.- Ese problema de piel es p por la enfermedad? No, también tengo sífilis.
Cómo pudiste olvidar los consejos de tu familia, las instrucciones que están en la Biblia?
No se olvidan, se ignoran en la vida de pecado… es más fuerte el desobedecer cuando estás fuera de su cobertura y el diablo nomás anda viendo que te descuides para atraparte. Yo desde que estaba en Tuxpan dejé de ir al templo porque empecé a trabajar en una tortillería y ahí trabajaba todos los días y hacía de todo, desde mover los bultos de maíz, vaciarlos a los tambos de cocimiento, recoger el tamo, barrer, limpiar, repartir…según mi horario terminaba a las tres de la tarde pero venía saliendo a las cinco o seis, nomás para comer, bañarme y descansar.
¿Ayudabas económicamente a tu abuelita?
Si le compraba la despensa y aparte le daba cien pesos porque apenas ganaba 300 a la semana.
Hasta qué año estudiaste Pablo?
Hice la secundaria abierta, yo quería ser abogado pero por la economía no pude.
Dices que en Reinosa trabajabas de lunes a viernes, tenías libre sábado y domingo para seguir estudiando prepa abierta.
Asienta con la cabeza, y pregunta.- ¿Me va seguir preguntando cosas como esas?
¿Qué te gustaría decirle a otros jóvenes, qué les puedes aconsejar?
No se si estoy capacitado para aconsejar.
Pues por la experiencia que estás viviendo, pienso que sí.
Me gustaría decirlo de manera directa.
¿Qué te gustaría decirles?
Con esto que estoy pasando…nunca pensé tener sida, eso pueden pensar los jóvenes. Yo les pido que estén informados de las enfermedades sexuales que puedan contraer, qué enfermedades hay, que en este momento chequen su salud y si están bien, que se cuiden más.
También les digo que usen protección cuando el deseo de la carne sea muy fuerte, es más que siempre carguen condón.
Si ellos tuvieran alguna enfermedad, por más peligrosa que sea que no se agüiten, no se dejen vencer porque si quieren vivir deben estar con ánimos.
Entonces tu vas a hacer eso, y vas a tomarte las medicinas que te está dando el sector salud de Tuxpan…vas a obedecer a tu abuelita.
Pues si, aunque son muchas. Su abuelita muestra los medicamentos otorgados por una doctora de la Jurisdicción Sanitaria 02, de la que no sabe su nombre:
Indigan (metamizol sódico), Dertrin (trimetropina) Cigtadin 8ciprofloxacina9 para la fiebre, tabletas de Tribedoce y solo le falta omeprazol, pues tiene gastritis y con tanto medicamento, el estómago está renuente a aceptar uno más.
En el hospital Regional de Reinosa le dieron omeprazol, pastilla que tomaba cada 12 horas, pero en no las está tomando porque no las tiene.
Su abuelita mamá le da tés de yanté, chacloco y barquilla porque días atrás vio partículas de sangre en su orines y ella se alarmó. Dice que estas plantas ayudan a desinflamar y al sistema inmunológico, pero Pablo no quiere tés, menos la de yerba amarga.
¿Por qué no quieres té Pablo? también ayudan mucho.
Pues ahorita no quiero, tal vez después…tal vez pueda cambiar mi mensaje a los jóvenes…más adelante yo le digo.
Pablo tuvo un ángel el día que iba a morir en Reinosa, Tamaulipas.
El 26 de abril el desnutrido cuerpo de Pablo estaba inerme en el Infonavit de Reinosa, Tamaulipas. Los cobradores de una mueblería llegaron a recoger el ropero vendido a crédito. Cómo días atrás nadie respondía a su llamado decidieron romper los vidrios de la casa. Llamaron a su supervisora, ella llego y al querer tocar la puerta se percataron que estaba abierta. Entraron y vieron un cuadro que desgarró su alma. Salieron y hablaron con los vecinos. Una señora entró, buscó y encontró el celular de Pablo. Habló a todos sus contactos pero nadie respondió el llamado, sólo una tía del joven que radica en Tuxpan. Ella se comunicó con un hermano que vive en Reinosa quien acudió a auxiliar a su sobrino. La Cruz Roja no lo quería levantar hasta que hubiera un familiar. Lo llevaron al Hospital Regional. El 27 de abril le hacían diversos estudios clínicos. El Virus de la Inmunodeficiencia Adquirida hizo acto de presencia.
No dijeron nada al joven paciente, sólo a su único tío paterno. Su tía en Tuxpan pidió apoyo para trasladar a Pablo, pues sus otras tías nada querían saber de él. Lo trajo en autobús y en cuanto el joven tomó fuerzas lo llevó al Centro de Salud, y una doctora de Jurisdicción Sanitaria brindó todo su apoyo. Las medicinas le están siendo entregadas de manera gratuita. Sólo pide que Pablo las tome en los horarios indicados.
Pablo se ve mejor, aunque su delgadez es extrema. Necesita más y mejor alimento. Las vecinas y hermanas en la fe de la abuelita y la tía están apoyando en lo que pueden. Con agua, alimento, verduras, papel sanitario, pero las necesidades son muchas pues la abuelita-mamá es diabética.
Si hay personas interesadas en apoyar económica o materialmente a este joven que espera recuperar fuerzas y su salud para dar su mensaje a otros jóvenes, comunicarse a este medio digital.