José Ángel todos en tu comunidad, en tu estado y en tu país nos quedamos muy consternados por tu decisión que sacudió de golpe nuestra realidad. Muchos juzgan la memoria de tu pequeña persona haciéndote ver cómo un abominable asesino.
Pero otros te creemos víctima y hay tantos corresponsables al no haber hecho lo correcto contigo. Culpables por no entenderte y ser parte de una sociedad violenta, corrupta y disimulada, perdiste a tu mamá hace meses, sin duda la encontrarás en el cielo, que quedaste a cargo de tu abuelita quien había perdido lo más valioso de la vida que es una hija y que tu papá poco te visitaba.
Supe también que pasabas por un mal momento en la escuela y que eras un niño muy aplicado. Nadie te escuchó, nadie puso atención, nadie te tendió la mano, te fallaron los tuyos. Te faltaron amigos y hoy te sobran juzgadores.
Los políticos y funcionarios culpan a los videojuegos, a la música o al Youtube. Siempre que pasa algo nadie se hace responsable y todos culpan a todos, eso sucede pequeño cuando la cobardía nos gana. ¿Cómo llegaron esas armas tan potentes a tus pequeñas manos? ¿Cómo aprendiste a usarlas? ¿Quién te entrenó? Son preguntas que los fiscales y peritos se hacen, pero yo me hago unas que va antes de todas estas. ¿Alguien te dijo que te amaba hoy por la mañana? ¿Alguien te dijo que eras importante? ¿Alguien te hizo sentir especial?… Tengo dos hijos y un nieto, y con lo que hoy pasó me dejas una gran tarea, para con ellos y para con los demás.
No eras un niño malo, no fue tu culpa y debes descansar en paz. Yo voy a pedir por ti, por tu descanso, porque Dios sabe de tu inocencia y tiene bien claro en dónde están los responsables y los culpables, que en realidad son todos aquellos que lo pudieron evitar pero estuvieron muy ocupados en cosas sin importancia.
Descansen en paz tu y tu maestra, mi solidaridad con las familias de tu escuela, Dios le de salud a tus compañeros y a nosotros inteligencia para entender que el amor que te negaron, fue campo fértil para que creciera el odio y en eso, nada bueno florece. Duerme pequeño.
Editorial
