Abc Bienestar
Aunque «yoísmo» es un término que aún no está reconocido por la Real Academia Española (RAE), lo cierto es que forma parte del imaginario colectivo e incluso ha sido usado en alguna ocasión como reclamo «positivo» en el ámbito publicitario. Este concepto, sin embargo, está más emparentado con el egocentrismo y con el narcisismo que con la autoestima, el individualismo o la autoconfianza.
De hecho, el «yoísmo» hace referencia a las personas que, de alguna manera, se creen el centro del universo y creen que sus propias opiniones o intereses son más importantes que los de los demás. En una sociedad de la hipercomunicación en la que abundan los «selfies», las fotografías de cada instante de nuestra vida o los vídeos en los que aparecemos mostrando lo que comemos, lo que hacemos, cómo nos vestimos, peinamos o maquillamos, el lugar al que viajamos o incluso cómo nos sentimos el «yoísmo» encuentra, aunque sea un concepto relativamente reciente, el caldo de cultivo perfecto.
En líneas generales, el «yoísta» intenta proyectar bien a través de las redes sociales o bien en el día a día una vida perfecta, placentera y sin defectos que no admite críticas ni comentarios negativos. Es habitual que hable constantemente de uno mismo y que muestre más interés por hablar de su propia experiencia sobre lo que le están contando que sobre la información que le dan.
Es difícil que el yoísta logre empatizar con el dolor o con el entusiasmo ajeno. Además, a la hora de conversar con ellos es habitual que se muestren convencidos de que sus argumentos son los que de verdad interesan.
Cuando relatan sus opiniones, experiencias o preocupaciones no están pidiendo ayuda, sino más bien lo que suelen desear es escucharse a sí mismos y reclamar esa atención constante que tanto necesitan.