Por Héctor Aguilar Camín/Día con día/Milenio
Tuve un memorable maestro de psicología. Se llamaba Isidro Galván. Era alto y pausado, hablaba en voz baja que obligaba a oír. Solía interrumpirlo en clase. Tenía una paciencia irónica para mis necedades. Un día me dijo:
–Aguilar, ¿cuándo va usted a dejar de dragonear?
Al terminar la clase le pedí que me explicara el significado de «dragonear». Me miró con la comisura de una sonrisa y dijo:
–¿Los dragones existen o no existen?
Recordé la anécdota el martes pasado durante un comentario en el noticiero de MILENIO Tv con Carlos Puig, para sugerir que el gobierno, los medios y los periodistas llevamos unos meses de dragonear dando por existentes cosas que no existen, que en el mejor de los casos son proyectos de existencia.
Se habla de la cuarta transformación como sinónimo del nuevo gobierno, pero lo que existe es el nuevo gobierno, no la transformación que el dicho concede. Cada vez que alguien dice o escribe «La 4T» como sinónimo del gobierno, en el fondo dragonea.
Se oye también en todas partes: “El país ya cambió”. Pero el país no ha cambiado, lo que cambió fue el gobierno. El país sigue siendo igual de desigual, injusto, moderno, atrasado y/o violento que el año pasado. Quien da por hecho que el país ya cambió nos propone creer en dragones.
Un tercer dragón que viene imponiéndose a nuestro lenguaje es la palabra «consulta» para referirse al ejercicio de pequeñas votaciones controladas que el nuevo gobierno hace para legitimar decisiones polémicas que ya tomó.
La palabra consulta es muy grande para eso. Pero cada vez hablamos de las “consultas del gobierno” con más naturalidad, como si lo fueran realmente.
En estos días nos hemos cansado de darle trato de realidad a otro simple proyecto: la Guardia Nacional. Se le da por hecha y hasta se le describe operando en el territorio.
Pero de la Guardia Nacional no existe hasta ahora, sino el anuncio de una ortopédica mezcla de la Policía Federal, la Policía Militar (Defensa) y la Policía Naval (Marina).
De ahí sí que puede salir un dragón.
https://www.milenio.com/opinion/hector-aguilar-camin/dia-con-dia/dragoneando
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