Por Manuel J. Jáuregui/Reforma
En este mundo globalizado importan hoy las percepciones externas tanto como las internas.
De manera que pedimos y rezamos para que los asesores en comunicación del Presidente López Obrador le pongan atención a la prensa extranjera y nunca lleguen a pensar que «no importa» lo que se dice del Mandatario fuera de México.
Importa y mucho: que no piensen que porque el Presidente habla en México afuera no lo están escuchando.
Por lo mismo, deben recomendarle estos compañeros responsables de la «comunicación social» que cuide mucho lo que dice y evite lo más que pueda, o su carácter le permita, los «ataques desde el púlpito».
Medios de primer mundo que acostumbrados están a la disidencia y crítica en una democracia verán con malos ojos que nuestro Presidente (o cualquier otro) agreda -en público- a ciudadanos o miembros de otro Poder.
Caso concreto la tanda de cachetadas ambidiestras que el Presidente le propinó al comisionado presidente de la Comisión Reguladora de Energía, Guillermo García Alcocer.
En este sentido nos llamó la atención -por buena y atinada- una nota que publicó el prestigiado sitio de noticias financieras Bloomberg, propiedad de quien bien puede ser un contendiente importante para la Presidencia norteamericana en el 2020, Michael Bloomberg.
El encabezado le pegó en seco al clavo: «Ataques de AMLO a reguladores despiertan preocupación de que la disidencia esté siendo silenciada».
La entrada de la nota hace una recopilación digna de análisis: «El Presidente Andrés Manuel López Obrador ha calificado a la Suprema Corte como ‘deshonesta’, fustigó a Fitch Ratings como hipócrita y acusó a sus predecesores de haber dejado un chiquero de corrupción. Pero desde que tomó posesión nunca se había lanzado sobre alguien como lo hizo contra el presidente de la Comisión Reguladora de Energía».
Continúa la nota: «Desde el podio de su muy vista conferencia matutina López Obrador acusó esta semana a Guillermo García Alcocer de conflicto de interés y dijo que debería renunciar como presidente de la CRE.
«Tres de sus funcionarios le abrieron investigaciones a García Alcocer, incluyendo insinuaciones de que un pariente suyo estaba involucrado en el lavado de dinero».
Señala el sitio de noticias que el presidente de la CRE ha sido crítico del Presidente.
Sumen ustedes los importantes puntos sobre la intolerancia a la disidencia, el muy pobre paquete de rescate anunciado para PEMEX que no gustó nada, la insistencia en gastar miles de millones en el Tren Maya y en la Refinería de Dos Bocas, y con estos rasgos de brocha gorda cualquier hombre de negocios internacional o inversionista podría concluir que México no es un lugar seguro para invertir, toda vez que se encuentra sujeto a los caprichos del Presidente y que las instituciones son secundarias al caudillismo, y que aquéllos pueden llevar a otro «downgrade» de nuestra deuda empujando al País al abismo de la inviabilidad económica.
No afirmamos ni negamos que esto sea así, simplemente abrimos la posibilidad de que de esta manera se nos mire desde afuera (y quizá adentro incluso).
Estarán de acuerdo que esta ÓPTICA no es la mejor para nuestro País, ello mientras el propósito siga siendo -como se ha manifestado- CREAR EMPLEOS, CRECER y fomentar la inversión.
A propósito, el mandato presidencial que recibió quien hoy preside el Consejo de Fomento a la Inversión, el Empleo y el Crecimiento Económico, Ing. Alfonso Romo Garza, es de que nuestra economía crezca al 4 por ciento anual.
De acuerdo al INEGI, el ritmo actual que llevamos es más cercano al 1.8 por ciento, por lo que la tarea no es de «enchílame estas gordas», es decir, no es ni fácil ni accesible.
Todo lo contrario, percepciones como las descritas, exabruptos de encono, insultos a particulares o instituciones desde el púlpito presidencial REDUCEN cualquier oportunidad que tengamos para crecer el PIB en cualquier grado cercano al 4 por ciento anual.
Ni «Poncho» Romo ni nadie podrán lograr tal meta, por lo menos no mientras el titular del Poder Ejecutivo se abstenga de poner de su parte para fomentar y estimular la inversión y el crecimiento.
Recordemos el dicho de los abuelos: «Se atrapan más moscas con miel, que con hiel».