Por Inés García Nieto
Desde hace 10 años, 40 mil cristianos de Chiapas se reúnen en el parque de Tuxtla Gutiérrez, para agradecer a Dios el que no haya fructificado el movimiento de guerra iniciado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1991.
Huber Ruíz González, pastor de la iglesia “Jesús es el Camino” en Chiapas, de visita evangélica en Tuxpan el lunes 5 de marzo, afirmó que hace 18 años la población de las montañas y aún de la misma ciudad, estaba con temor de verse en medio de una guerra entre zapatistas y soldados, pero Dios tuvo misericordia y la confrontación se disipó.
Dijo que el pastor general de esta iglesia tuvo una revelación de que la guerra no prosperaría a pesar de que el Ayuntamiento y los parques estaban tomados, y salió a la calle a dar gracias por esta misericordia. Hoy los ex zapatistas cambiaron el arma por la Biblia y aunque caminen cerca de nueve horas para congregarse y alabar a Dios, también recorren grandes distancias para llevar las buenas nuevas a sus hermanos indígenas de Chiapas.
Menciona que la palabra de Dios es hoy su mejor arma para que nuevas vidas sean alcanzadas por Jesucristo, y que la evangelización en ciudades y pueblos se realiza con pasión y fe. Esta acción ha permitido alcanzar al 60 por ciento de la población en el estado, incluyendo a hombres que hace 18 años tenían como única opción el enfrentamiento armado para cambiar su realidad.
Esto hace decir al pastor evangélico invitado a Tuxpan por la iglesia pentecostés Restauración, Visión y Liderazgo Internacional: “El segundo domingo de diciembre, cada año nos juntamos, entre 30 a 40 mil cristianos en la plaza central de Tuxtla Gutiérrez, para dar gracias a Dios por la paz en Chiapas.”
Relata que cada diciembre los miembros de la iglesia ofrecen un concierto, luego oran por la paz en el estado, por las autoridades y por las personas que aún no han sido alcanzadas, después viene la reflexión de la Palabra, y se recuerda el peligro experimentado hace 18 años, donde la misericordia del Padre impidió la pérdida de muchas vidas humanas.
Huber Ruiz González, quien a Reynosa fue a evangelizar en parques y calles, dice que pese a la pobreza que se vive en Chiapas, los creyentes trabajaron duro para reunir dinero y con ello comprar víveres para los hermanos de Chihuahua, quienes hoy enfrentan serios problemas de alimentación, economía, vivienda y agua.
¿Cuál es su postura frente a tanto desempleo, hambre, enfermedades y la falta de solidaridad con el necesitado?
Bíblicamente puedo decir que los tiempos se están cumpliendo. Las escrituras dicen que en los días últimos el amor de muchos se enfriaría, y cuando hablamos de miseria es porque los que tienen más no tienen amor al prójimo, pero una vez como pueblo cristiano, estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo para apoyar al hermano más necesitado.
Afirmó que el pastor Mario Chok y el hermano Abel Borges viajaron al estado de Chihuahua para comprar y llevar despensas a los hermanos tarahumaras, y agrega que efectivamente el martes 6 de marzo llegarían a los sitios más alejados para entregar las despensas que las familias están pidiendo, y una vez entregadas, se darán a la tarea de predicar la palabra de Dios.
Dijo que así como los cristianos chiapanecos más necesitados en su momento fueron apoyados por cristianos de otros estados, y así pudieron salir adelante, hoy con amor, fe y trabajo hacen lo mismo con los tarahumaras de Chihuahua.
Huber Ruiz González, quien nació de padres cristianos en Chiapas, menciona que la pobreza existe porque las personas que tienen recursos para apoyar a los necesitados han endurecido su corazón, pero los cristianos han de seguir el ejemplo del Mesías: Servir con amor al enfermo y al necesitado, porque aunque miles de personas requieren de alimento físico, a muchas más les urge el alimento espiritual y este sólo llega a través de la Palabra de Dios.
Dice finalmente que durante su estancia en Reynosa predicó en la zona roja, donde cientos de adolescentes y jóvenes se prostituyen por ignorancia y necesidad, y una joven que todo el tiempo lloró arrepentida de su vida de pecado, aceptó a Jesucristo como su salvador, y ese fue un hermoso milagro.
En Tuxpan, en la cancha de basquetbol de Tampamachoco donde predicó y oró, el pastor chiapaneco estuvo acompañado en la alabanza por la banda de música bautizada por los jóvenes levitas, como Yeshúa (Jesús el hijo de Dios).
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