Homenajeado la noche del martes, el financiero dijo que “como individuos y como sociedad tenemos la responsabilidad de respetar, conservar, estudiar y difundir nuestro pasado”.
En su natal Tuxpan, Veracruz, Roberto Hernández Ramírez solía recorrer con su padre don Pedro Hernández Maldonado, plantaciones y selvas, donde veía crecer los frutos que se cosechaban cada año. Si algo le impactaba sobremanera eran “los vestigios de grandes culturas que la naturaleza había protegido por siglos”.
El presidente del Consejo de Administración de Grupo Banamex afirma que el contacto infantil con las grandes culturas prehispánicas lo llevó en su vida adulta a “trabajar con pasión en su conservación y rescate”. Por esta labor, la noche del martes fue reconocido por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en una ceremonia realizada en el Palacio de Bellas Artes.
El hombre que aparte de su carrera en el ámbito bancario se ha involucrado en la promoción de iniciativas culturales y sociales, dijo en su discurso que no creía merecer “mucho más que otros mexicanos que hacen lo que está a su alcance para proteger lo que es nuestro, proteger nuestro pasado, nuestro legado, nuestra historia”.
Señaló que la cultura no es un fenómeno que estático. La cultura “es dinámica y es una tarea en la que todos debemos actuar como agentes de cambio. Es por ello que el trabajo de las fundaciones sociales, culturales y ecológicas, a las que mucho me honro pertenecer, ha sido impulsar la labor de conservación de nuestra esencia, que incluye una amplia conciencia social”.
Consuelo Sáizar, presidenta de Conaculta, señaló que Hernández Ramírez “es un hombre que ha pensado con grandeza a México, ha contribuido a descubrir ignotos territorios que son ahora estandartes culturales. Con su voluntad ha alentado la certeza que la cultura juega un rol principalísimo como motor de desarrollo”.
La funcionaria advirtió que si bien el homenajeado es más conocido en el ámbito financiero, también “ha construido con pasión, generosidad y tesón, un crisol dedicado a la filantropía, al mecenazgo, a la cultura. Sin la participación generosa y decidida de Roberto Hernández, difícilmente contemplaríamos esos dioses alados con la emoción estética que despliegan”.
Sáizar citó la participación de Hernández Ramírez en diversas obras de rescate, conservación y difusión en Xilitla, la zona de haciendas en Yucatán y otros lugares “que se han transformado gracias a la participación de don Roberto, quien ha contribuido a preservarlos para fortalecer la identidad cultural”.
Ejemplo a seguir
“Roberto es uno de esos amigos que te pone la vida de una sola vez”, citó Alfonso de Maria y Campos, director del Instituto Nacional de Antropología (INAH), recordando lo que alguna vez dijo Alfredo Harp Helú, compañero de muchas empresas del banquero.
“Estas palabras me parecen las más adecuadas para retratar la entrega de Roberto en todos los aspectos de su vida”, dijo el funcionario que le entregó una medalla que lleva el nombre de Águila Azteca, y lo calificó como “un ejemplo a seguir para la sociedad. Roberto Hernández ha aprovechado la posición que su esfuerzo ha construido para ser un pivote en cinco grandes rubros: educación, cultura, salud, desarrollo social y ecología. No sólo comparte sus recursos con la sociedad, brinda para quien quiera prestar atención, la invaluable enseñanza de cómo se prospera; enseña a crecer, enseña a ser un individuo, una comunidad independiente”.
Teresa Vicencio, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, recordó que, gracias a su colaboración, el Museo Nacional de Arte es “uno de los museos más vitales y anima la vida artística y cultural de nuestro país”. Con Roberto Hernández Ramírez, afirmó, “nos une el convencimiento de que el arte es una necesidad del espíritu”.
Roberto Hernández Ramírez abundó en que, a lo largo de los siglos, “nuestro patrimonio ha reflejado nuestra forma de ser y hacer las cosas. Merece ser conservado como referente de nuestra cultura, la que nos distingue. Como individuos, y como sociedad, tenemos la responsabilidad de respetar, conservar, estudiar y difundir nuestro pasado y nuestro presente cultural, convirtiéndonos, literalmente, en agentes de construcción cultural”.
El homenaje incluyó la actuación del chelista Carlos Prieto, Tembembe Ensamble Continuo, Tambuco Ensamble de Percusiones y el Ballet Folclórico de México. Al ritmo de “El negrito del Batey”, que llevó a los integrantes del ballet a los pasillos del palacio, concluyó el homenaje. Entre los asistentes estuvieron lo mismo el ex presidente Vicente Fox y su esposa que Alfredo Harp Helú, Luis Téllez Kuenzler, Cándida Fernández, Sergio Autrey y María Teresa Franco.