Por Andrés Timoteo/Texto Irreverente/Notiver
ANTES DE DEVOLVERLOS
La recomendación para todos los que vivan o visiten la zona conurbada es que no desaprovechen la oportunidad de visitar la galería “Ida Rodríguez Prampolini” del Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC) donde fue desde el martes se exhiben 14 obras de arte que les fueron decomisadas al exgobernador Javier Duarte de Ochoa y a su esposa, Karime Macías Tubilla.
Es urgente el consejo porque esas piezas solo estarán expuestas al público hasta el próximo 9 de noviembre y después tal vez no se tenga otra oportunidad para verlas nuevamente. Esto por la versión de que el próximo gobernador, Cuitláhuac García, las devolverá al matrimonio Duarte Macías con el respectivo “ustedes disculpen” y entonces no volverán a ver nunca esas bellas piezas.
Se trata de 14 obras artísticas, entre pinturas, esculturas, litografías y facsímiles que fueron recuperadas de residencias que Duarte había avituallado en diversos puntos del estado, entre ellas la finca “El Faunito” en Fortín de las Flores y una casa colonial en Tlacotalpan -que también le sería devuelta al matrimonio Duarte Macías en el sexenio venidero-. Otras más se localizaron en una bodega de la ciudad de Córdoba donde guardaron objetos saqueados de la llamada Casa Veracruz en Jalapa.
En la colección hay un desnudo pintado por Rufino Tamayo , tres piezas del muralista David Alfaro Siqueiros, una litografía de la norteamericana Leonora Carrington y un lienzo del colombiano Fernando Botero, además de otras de artistas me nos famosos, pero no de menor estética ni valor. Dentro de esa serie de piezas de arte, una escultura la colección “Lapidarium” del mexicano Gustavo Aceves fue donada en junio pasado a la Unión Ganadera de la Zona Centro (UGZC) de Boca del Río.
El valor artístico de esa colección es enorme y se deduce que también lo es la tasación económica pues el gobierno estatal tuvo que adquirir un seguro por el monto de 7.5 millones de dólares – unos 140 millones de pesos- para garantizar una cobertura sobre las mismas en caso de robo o siniestros.
La colección ya estuvo dos meses en la Galería de Arte Contemporáneo, en la ciudad de Jalapa. Ahora, el IVEC sería el último sitio donde el público la podrá apreciar porque después del 10 de noviembre será embalada y llevada a las bodegas estatales para que se entregue a la próxima administración debido a que forma parte de los bienes que se obtuvieron por medio de diligencias judiciales.
El nombre de la exposición fue cambiado, ahora se llama “Arte Recuperado” cuando antes tenía uno más ecléctico: “Interpretaciones formales”, pero ni uno ni otro encajan, el nombre más realista debería ser: “Lo que Duarte se robó”.
Se repite la conseja: hay que ir a ver la exposición. Los colegios deberían organizar visitas al IVEC para que los niños veracruzanos puedan ver de cerca un lienzo de Tamayo o de Siqueiros, los cuales seguramente volverán a adornar los opulentos salones de las residencias de Duarte en el extranjero -tal vez Londres, en el pent-house de Karime Macías- una vez que Cuitláhuac García se los devuelva.
TEATRO DE LOS CRÁPULAS
Ahora resulta que son prístinas tortolitas y personas de casta conciencia. La exoneración, disfrazada de sentencia mínima, de Duarte de Ochoa se ha convertido en un eje de la filosofía de los corruptos. Sus excolaboradores y cómplices están envalentonados y se declaran presos de ciencia, inocentes juzgados por un régimen perverso. Aja sí.
Luis Ángel Bravo Contreras, exfiscal del estado, y su excolaboradora, Rosario Zamora, apodada “La Chacala”, quien fue directora de Investigaciones Ministeriales, aseguran que fueron coaccionados por la Fiscalía para testificar en contra de otros exfuncionarios. Vaya, el amateco Bravo Contreras hasta dice que le pidieron inventar “historias de sangre”, ¡como si estas no hubieran abundado en el duartismo!
De paso, el vetusto líder del Movimiento de los 400 Pueblos predice, seguro y desparpajado que el próximo gobernador lo liberará y, entonces, se dedicará a representar a todos los “agraviados” como él -risas- en la defensa jurídica y la movilización. ¿Pondrá a bailar encuerados a todos los “agraviados” del yunismo? Muchos aceptarían gustos, entre ellos los empresarios fantasmas y los coyotes de proveeduría que reclaman pagos del duartismo. En fin, es el teatro de los crápulas.
Editorial
