La película de la directora Lourdes Deschamps recrea el primer campeonato mundial sub 17 que ganó la selección de México en 2005
Por Diego Mancera/El País
El fútbol de México estaba huérfano de éxitos. El país se había mostrado ante el mundo como el eterno optimista, sin posibilidad de ganar un Mundial. Fallo tras fallo. A su selección absoluta la envolvía la mediocridad, la desconfianza. La lección de éxito la dieron unos adolescentes con desparpajo que conquistaron el mundo de manera súbita.
Cada uno de los futbolistas de esa generación áurea tenía 17 años. En 2005 ganaron la Copa del Mundo de su categoría en Perú. Allí, sin que nadie lo pronosticara, esa generación le arrebató la gloria a Brasil en la final. A partir de ese 2 de octubre, México volteó a ver a sus jóvenes. Esa victoria inédita fue el estirón de calidad. Después de 13 años, esa épica juvenil se ha reconstruido a través de la película Campeones (2018), estrenada este fin de semana en las salas de México.
El personaje clave es el entrenador, Jesús Ramírez. Chucho, como mejor le conocen, es el eje para contar la hazaña. “Para mí lo más importante fue la parte mental porque nos permitió tener la autoestima de decir: yo puedo. Nuestra idea era jugar la final contra Brasil. Así fue, como de película”, comenta Ramírez a EL PAÍS.
De esa plantilla surgieron Giovani Dos Santos, formado en el Barcelona, y Carlos Vela, exjugador de la Real Sociedad. A los dos, Ramírez los conoció desde los 12 años. Después de 2005, México consiguió un segundo título mundial sub 17 en 2011 y en 2013 fueron subcampeones. “Le doy todavía más valor a lo nuestro porque no había tanto presupuesto, no había giras, no había una filosofía de tener equipos de 13 y 15 años”, menciona Ramírez.
“A parte de los equipos de fuerzas básicas de los clubes hice una selección de cada Estado, como se hacía en la Liga amateur. Pero el primer trabajo no fue con los chavos, fue conmigo: ¿en serio entiendes posible ser campeón? Nuestro entorno decía que no podíamos”, cuenta Chucho Ramírez. El estratega seleccionó a 21 futbolistas, de ellos sólo ocho se han mantenido en Primera, los demás “fueron claves en ese proceso. Ellos fueron el puente para que las siguientes generaciones vieran que es posible ser campeón”, dice.
Campeones se remonta a la juventud de Ramírez cuando era futbolista de los equipos inferiores de Pumas en México. Ahí se germinó la idea de la revolución: su compañero de generación, habitación y de cancha era Hugo Sánchez, el mito del Real Madrid. Los vistazos en su vida dan muestra de las estrategias que aprendió para controlar y motivar a unos adolescentes indóciles con el balón.
“Es una historia que exalta nuestras virtudes y que pretende inspirar y motivar un éxito mexicano, del cual nos sentimos ganadores todos”, comenta Irma Deschamps, coproductora del filme. Su hermana, Lourdes, se encargó de dirigir la ficción a partir de lo que vivió su esposo Jesús Ramírez.
En el relato hay regates para el espectador por la mezcla de las conductas de los jugadores. Los más osados podrían encontrar semejanzas con César Villaluz, Patricio Araujo o incluso de Javier Chicharito Hernández. “Nuestros personajes mencionados no se refieren a un solo personaje en concreto. Ninguno es alguien que tú puedas reconocer. A pesar de que Giovani y Vela sean amigos de Jesús de ellos no dependía aceptar [para participar], pero tampoco queríamos hacer un documental”, menciona Deschamps.
Ese triunfo alteró el orden del fútbol mexicano. Esa quinta de 1989 ha llegado a un punto de madurez y, según sugiere el filme, es un aliciente para recobrar la fe en el fútbol. Campeones es una apología al éxito, una lección de Chucho Ramírez para el futbolista del ayer, del hoy y del que viene. México se puede entusiasmar.