El precandidato del PRI se reunió en Washington con el Doctor Miguel Basáñez Ebergengy intelectual tuxpeño, en un encuentro con los abogados más distinguidos en Estados Unidos.
(Excélsior).- El aspirante a la candidatura presidencial del PRI planteó un regreso gradual de los militares a sus cuarteles, en el contexto de la lucha antinarco
Abogados de EU acudieron al Woodrow Wilson Center, en Washington, para conocer a uno de los hombres que podría estar en la contienda presidencial el año que viene.
Enrique Peña Nieto reparte abrazos en medio de una nube de hombres de negro. Le palmean la espalda y lo llaman “licenciado”. Si a López Obrador vinieron a conocerlo activistas y líderes latinos, y a Josefina Vázquez Mota la recibieron mujeres y estudiantes mexicanos en Estados Unidos, al más popular de los aspirantes priistas lo cobijaron decenas de abogados que podrían ser sus abuelos, y que parecían llegados de otro país y de otros tiempos.
“Es un gusto tenerlo entre nosotros”, le dijo con voz grave Miguel E. Basáñez, abogado entrado en los sesenta que dirige el Centro de Investigaciones y Proyectos de Educación de la Universidad de Tufts. “Vine desde Boston a conocerlo”.
Para la mayoría de los abogados llegados de distintas partes de Estados Unidos y de los estadunidenses interesados en México que llenaron ayer una sala del Woodrow Wilson Center de Washington, Enrique Peña Nieto es una gran interrogación en el futuro. Vinieron a conocerlo y a indagar qué sería de México si se cumplen las predicciones y el político del corte de cabello como el del renovado Justin Bieber gana la elección de julio de 2012.
Peña Nieto reconoció que en “ciertos círculos de este país” hay inquietudes e incertidumbre sobre lo que podría representar el PRI en el futuro cercano, y bombardeó al auditorio con frases y aforismos sobre lo que a su modo de ver representa el renovado partido tricolor.
“He venido a dejar muy claro cuál es la renovación del PRI, desde la condición de un régimen democrático”, dijo. “Hoy el PRI se prepara para competir y aspira a ganar dentro de la democracia”.
Luego se refirió a las declaraciones del presidente Calderón a The New York Times, acusando a los gobiernos priistas de negociar con el crimen organizado.
“Conocemos esos señalamientos en distintas voces, una de ellas la del Presidente, y otras más en el gobierno. Han encontrado espacios importantes en el extranjero para descalificarnos, y eso atenta contra la democracia”.
Sobre la guerra declarada al narcotráfico dijo que la decisión del Estado fue la correcta. “Lo que está a discusión es la estrategia”, advirtió. “El gobierno ha tenido aciertos, pero no se puede aplicar la ley violando las garantías de la población”. Dijo que, de convertirse en Presidente, ordenaría el regreso del Ejército a los cuarteles y lo sustituiría con autoridades civiles.
Peña Nieto llegó acompañado por ocho colaboradores y amigos solidarios que, de acuerdo con él, viajan con recursos propios para acompañarlo en el propósito de alcanzar la candidatura. Sonreía como un niño endomingado. Su rostro apenas se obscureció por un instante cuando un periodista le preguntó si el ex presidente Carlos Salinas de Gortari estaba detrás de su candidatura.
Alzó los hombros y movió la cabeza con desesperación. “¿Por qué he de decir que sí cuando la respuesta es no?” Luego de un silencio breve dijo que su relación con todos los ex presidentes es cordial y de respeto. “Con todos me he reunido, pero no hay nada más allá de eso”.
Casi al final, no ocultó su alegría por el triunfo extraoficial del candidato priista en Michoacán. “Es una inyección de ánimo para la militancia”, dijo alzando el brazo derecho. “Sin duda es una victoria que abona el camino para el regreso del PRI. El PRI se prepara para ganar en la democracia”.
Al término de la conferencia en el centro Wilson, Peña Nieto caminó por un largo pasillo, abrazado por decenas de abogados vestidos de negro. Dos de ellos le salieron al paso.
“Aquí estamos apoyando –le dijo uno de ellos–. Es importante restaurar la legalidad”.
“Es importante avanzar en la reforma jurídica –les dijo Peña Nieto–. Lo irónico es que el Poder Judicial Federal no le ha entrado. Han pasado tres años y no se mueve”. Después les habló sobre su deseo de impulsar una nueva cultura de la legalidad. “En México todos están siempre tratando de evadir todo: al fisco, al policía de la esquina, a la ley. Los grandes cambios dependen de las pequeñas cosas”.
Por la tarde, el priista llegó a la Universidad de Georgetown acompañado por un séquito que se movilizaba en tres camionetas. De una de ellas descendió su esposa, la actriz Angélica Rivera.