Por Luis Velázquez/Expediente 2016
La secretaría de Finanzas y Planeación, SEFIPLAN, es la sede de los peores escándalos del siglo en el sexenio de Javier Duarte, JD, quien a sí mismo, con toda la desfachatez del mundo, se ha declarado el góber transparente.
En todas y cada una de las 56 denuncias penales de la Auditoría Superior de la Federación, ASF, SEFIPLAN aparece como el pulpo con un montón de brazos y piernas cuya multiplicidad le permitió “meter las manos” y las patas “al cajón”.
Por una simple y sencilla razón: la secretaría de Hacienda y Crédito Público le depositaba desde las participaciones federales hasta los subsidios federales y dineros extras, y en SEFIPLAN agarraban otro camino, a través de lo que se conoce como “La Operación licuadora” que en efecto consiste en desviar el erario a otros programas sociales y en otras regiones.
Incluso, y en la lógica de la denuncia penal del góber electo, en el trastupije estarían involucrados hasta la mamá y los hermanos y la esposa y los suegros y los cuñados y concuños de JD.
Y ni se diga los amigos del góber tuitero, los más conocidos, Moisés Mansur, “El Moy”, el rejoneador y primer espada más famoso de los ruedos, Franky García y Jaime Porres.
Por eso, SEFIPLAN con su desfile de titulares está “hasta el gorro” en los, digamos, posibles tratupijes que como nunca llevaron a la ASF a la denuncia penal en la PGR, lo que significa un antecedente en la historia local, pues nunca antes…
Y si el sexenio terminaría con seis titulares, habría de recordar que en el caso el único que está libre “de polvo y paja” es Salvador Manzur Díaz, por una razón: sólo permaneció 27 días en la secretaría, pues, quizá, acaso, quiso rebasar por unos días al doctor Pablo Anaya Rivera, quien sólo duró 20 días como diputado local, y en un descuido, hasta a Corintia Cruz Oregón, que estuvo apenas, apenitas cinco días como diputada local, en que tanto se aceleró que hasta presentó su iniciativa de ley…condenada ya al basurero de la historia legislativa.
LA GUILLOTINA ESTÁ AFILADA
El resto de los titulares de SEFIPLAN (Tomás Ruiz González, Carlos Aguirre Morales, Fernando Chárleston junior, Mauricio Audirac Murillo y Antonio Gómez Pelegrín) están “hasta las chanclas”.
Bastaría referir que el quinteto anda con un amparo federal en la bolsa… por si las dudas saliendo de algún restaurante de cinco estrellas los apañaran, y más ahora cuando la guillotina federal está procediendo contra los funcionarios del panista Guillermo Padrés que igual que los duartistas convirtieron a Sonora en su hacienda porfirista.
Y es que Enrique Peña Nieto necesita validar el Sistema Nacional Anticorrupción, y nada mejor que levantar ámpula, y más ahora cuando la popularidad presidencial está en el limbo, mejor dicho, en el sótano.
Más aún.
SEFIPLAN está más, mucho más bajo sospecha, porque desde ahí operó durante los seis años del fidelato Javier Duarte. Primero, como subsecretario, que todo manejaba y el titular, Rafael Pérez Murillo, era una figurita decorativa; y segundo como titular, y cuando incluso marchó para la curul federal camino a la candidatura priista a gobernador, también siguió mandando.
Así, y aun cuando se diga que las secretarías de Salud, Educación y Seguridad Pública produjeron más leche para el primero y el segundo y el tercer círculo de poder duartista, desde SEFIPLAN abrían y cerraban la llave, disponiendo de los recursos como si fuera la caja chica de una hacienda porfirista, tal cual como por ejemplo en el fidelato y el duartismo manejaron el SAS, Sistema de Agua y Saneamiento, y Maquinaria Veracruz, MAVER, desaparecida por el góber fogoso para sepultar el rastro de sus presuntos trastupijes, nunca, jamás, jamás, jamás, referidos.
COCHINERO EN SEFIPLAN
Bastaría aplicar la Ley de Responsabilidades y Funcionarios Públicos para saber lo que nunca miraron, por ejemplo, el titular del ORFIS (Lorenzo Portilla), la Comisión de Vigilancia del Congreso (Francisco Garrido con sus 14 diputados locales colegas) ni la Contraloría (el panuquense Ricardo García Guzmán) ni los auditores internos y externos.
Si, en efecto, JD y parte del gabinete legal “ordeñaron la vaca… SEFIPLAN es la culpable número uno.
Si los familiares de JD (ahora inculpan en Reforma al suegro de JD, Tony Macías) “metieron la mano al cajón”… SEFIPLAN.
Si los amigos de JD (Moy, Franky y Jaime) traficaron influencias… SEFIPLAN.
Se trata, de manera presumible, y ante tantas denuncias penales, del mayor caso de corrupción conocido en la historia local.
El góber tuitero, quien el 1 de diciembre del año 2010 se soñaba como el gobernador más popular que deseaba entrar a la historia, está bajo las cuerdas, se ignora si más cerca del limbo, de la libertad o de la cárcel.
Pero, si así fuera, sería injusto que la guillotina sólo cayera sobre él y/o su familia consanguínea y política, pues los titulares de la SEFIPLAN son corresponsables, y más porque si se prestaron a todo y callaron, digamos, para mantenerse en el cargo, el delito se multiplica.
La cárcel a Javier Duarte salpicaría a muchos, empezando por el quintero de secretarios de Finanzas y Planeación, con quienes la historia se remontaría al final del sexenio fidelista, cuando Antonio Ferrari Cazarín aceptó el cargo para avalar un préstamo de diez mil millones de pesos al fogoso solicitado al cuarto para las doce y cuyo destino social fue manipulado.
Con todo, será el presidente de la república quien pronuncie las últimas palabras para determinar si Javier Duarte termina sentado en el banquillo de los acusados, o por el contrario, la libra…, sólo que por ahora Peña Nieto tiene demasiados pendientes (empezando por Donald Trump y Luis Videgaray fuera del gabinete) para ocuparse del caso Veracruz.