+ Juan Navarro Castellanos
Obispo de Tuxpan
Este domingo 29 de junio celebramos a dos grandes campeones de la fe, que son San Pedro y San Pablo. Son los pilares principales, las bases más firmes de la fe católica.
Los países hacen estatuas para honrar a sus héroes o inscriben sus nombres en el salón de la fama. Se rinden honores a quienes marcan un derrotero, a quienes honran a un pueblo con su talento, o a quienes entregan la vida por el bien de su país
La Iglesia también honra a sus héroes que han vivido en plenitud el evangelio, a los que decidieron tomar a Cristo como modelo de perfección y aceptaron las consecuencias de seguir su camino con fidelidad y entrega total. Les llamamos «Santos». Sin embargo, la Iglesia nos los presenta, ante todo, como modelos, como un ejemplo que hay que imitar.
El nombre original de Pedro era Simón, un pescador bien conocido en la aldea de Betsaida. Jesús le puso el apodo de Pedro o «Roca» para significar que él sería un fundamento fuerte y sólido de su Iglesia: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt 16,16).
Saulo, quien era perseguidor de los cristianos, fue conquistado por la gracia divina en el camino de Damasco y se convirtió en Apóstol de los gentiles, con el nombre de Pablo. Después de encontrarse con Jesús en su camino, se entregó sin reservas a la causa del Evangelio.
El camino de fe y de amor, que condujo a Pedro y a Pablo de su tierra a Jerusalén, luego a otras partes del mundo, y por último a Roma, donde fueron martirizados, constituye un modelo del recorrido que todo cristiano está llamado a realizar para testimoniar a Cristo en el mundo.
Cada cristiano es llamado, como Pedro y Pablo, para dar testimonio de Cristo por medio de su vida, de su palabra y de sus obras.
Cada uno de nosotros estamos llamados a ser evangelizadores, a ser constructivos, a poner nuestro granito de arena: en la familia, en el trabajo, en la escuela, en la vida pública, en la misma Iglesia. Se trata de hacer las cosas según el plan de Dios, esto es actuar razonablemente, poner el bien, sobre todo ahí donde existe el mal.
En nuestra sociedad y en cada comunidad concreta seguimos teniendo grandes testigos de la fe. En Veracruz tenemos a San Rafael Guizar y Valencia.
Esta celebración es una invitación a renovar nuestra cercanía y nuestro amor al Papa también. Un amor que se traduzca en obras y que se manifieste en un acercamiento a Cristo y un encuentro permanente con El, buscando escuchar la palabra de Dios y los mensajes y la palabra del Papa, que nos ofrece frecuentemente mensajes de aliento y orientaciones, invitándonos a ser mejores.
Editorial
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